La utop¨ªa de un Chipre unido
El 'esp¨ªritu de Davos' y las elecciones renuevan la esperanza de soluci¨®n al conflicto de la isla de Afrodita
El esp¨ªritu de Davos planea sobre la isla de Afrodita como un soplo de esperanza para convertir en realidad la utop¨ªa de un Chipre unido. El encuentro que hace dos semanas mantuvieron en Suiza Andreas Papandreu y Turgut Ozal sirvi¨® para que Grecia y Turqu¨ªa enterraran el hacha de guerra, que tan cerca estuvieron de utilizar el pasado mes de marzo. El nuevo clima de concordia entre los dos primeros ministros puede conducir tambi¨¦n a la reactivaci¨®n de la negociaci¨®n en Chipre, cuyas voces principales son Rauf Denktash, presidente de la Rep¨²blica Turca de Chipre del Norte (RTCN, reconocida s¨®lo por Ankara), y el jefe del Estado grecochipriota que salga de las elecciones de hoy y el pr¨®ximo domingo.
En el pasado, el optimismo ha sido siempre una moneda falsa. Cuando el acuerdo parec¨ªa estar al alcance de la mano, la intransigencia de una de las partes, o de las dos, obligaba a partir de cero. Los buenos oficios del secretario general de la ONU, Javier P¨¦rez de Cuellar, se han diluido en un mar de papeles, reuniones con los l¨ªderes de las dos comunidades e incluso alguna que otra cumbre. Todo ha sido in¨²til. La isla sigue partida en dos, como qued¨® en 1974, cuando m¨¢s de 40.000 soldados turcos la invadieron como reacci¨®n a un golpe de Estado promovido por los coroneles de Atenas, que pretend¨ªan realizar la enosis (uni¨®n a Grecia).Cuando los soldados que llegaron de la pen¨ªnsula anat¨®lica se detuvieron en su avance de Norte a Sur controlaban el 37% del territorio y el 70% de los recursos productivos de Chipre. Pero acabaron con los cr¨®nicos enfrentamientos entre la poblaci¨®n de origen griego (78%) y turco (18%). Unos 200.000 griegos huyeron hacia el Sur y 40.000 turcos lo hicieron hacia el Norte. La l¨ªnea de alto el fuego, marcada por el Ej¨¦rcito de Ankara y la Guardia Nacional grecochipriota comprende el 3% del territorio de la isla y que desde entonces se encuentra bajo el control directo de una fuerza de paz de las Naciones Unidas, si bien la presencia de las tropas de la ONU se remonta a 1964, cuando los incidentes entre las dos comunidades casi supon¨ªan una guerra civil.
Denktash y Spyros Kyprianu, presidente de Chipre desde hace m¨¢s de 10 a?os, personifican un frustrante di¨¢logo de sordos que ha sido tambi¨¦n reflejo del clima entre Atenas y Ankara. Pero ahora, como se?ala con prudencia diplom¨¢tica el representante personal de P¨¦rez de Cu¨¦llar, el chileno James Holger, "se aprecian ciertos t¨ªmidos indicios de que la situaci¨®n puede mejorar y de que la v¨ªa negociadora se va a reactivar". El "moderado optimisino" del diplom¨¢tico procede, en parte, del esp¨ªritu de Davos y de la confianza en que Turqu¨ªa se muestre ahora m¨¢s conciliadora, tanto por el apret¨®n de manos entre Ozal y Papandreu como porque el contencioso puede obstaculizar la iniciativa de llamar a las puertas de la Comunidad Europea.
En la parte de la isla controlada por el ¨²nico Gobierno reconocido internacionalmente, el grecochipriota, muchos de quienes hoy acuden a las urnas para elegir un nuevo presidente conf¨ªan en que el relevo de Kyprianu ser¨ªa una buena noticia para facilitar el di¨¢logo con el Norte. As¨ª lo estiman al menos los partidarios de sus dos rivales m¨¢s directos: el derechista Glafkos Clerides, presidente del DISY, y el independiente Georgios Vasiliu, al que apoyan el poderoso partido comunista (AKEL) y el peque?o partido liberal. Kyprianu, con el solo respaldo del centro derechista DIKO, tiene dif¨ªcil su paso a la segunda vuelta, que se disputa, aunque, si lo logra, parad¨®jicamente, ser¨¢ favorito para el triunfo final.
Alteraci¨®n demogr¨¢fica
Junto a los 30.000 soldados destacados en el Norte, miles de colonos llegados de Turqu¨ªa se han asentado en los ¨²ltimos a?os y, aunque no sean los 65.000 que dice Kyprianu, muchos de ellos ocupan tierras que legalmente pertenecen a grecochipriotas y pueden llegar a alterar sustancialmente la composici¨®n demogr¨¢fica de la isla.Kyprianu siempre ha estado muy cerca de Papandreu, pero el nuevo clima de di¨¢logo entre Atenas y Ankara descoloca al presidente y puede obligarle a cambiar de actitud si es reelegido.
El di¨¢logo auspiciado por la ONU se encuentra en el dique seco desde abril de 1986. Poco antes, ambas partes parec¨ªan de acuerdo en el establecimiento de un Chipre ¨²nico, independiente y no alineado, con un presidente grecochipriota y un vicepresidente turcochipriota, con dos Estados federados y con dos C¨¢maras legislativas (la baja con la proporci¨®n 10 a 7 y la alta al 50%).
Casi todos los observadores coinciden en se?alar que Chipre no fue un tema importante en la reuni¨®n de Davos. Las ¨²nicas peticiones que Papandreu hizo a Ozal sobre Chipre fueron que se aclare la suerte de los desaparecidos en 1984 y que se desmilitarice la isla, con la salida total de las tropas extranjeras, excepci¨®n hecha de las brit¨¢nicas de las bases soberanas de Dekelia y Akrotiri. La proposici¨®n es vieja y, en las presentes circunstancias, inviable, sobre todo si no se liga a un completo paquete negociador.
Entre tanto, la partici¨®n de la isla se convierte cada vez m¨¢s en un hecho consumado. Holger ser¨¢ sucedido por otro diplom¨¢tico latinoamericano, el argentino ?scar Camilion, que ya ha sido nombrado por P¨¦rez de Cu¨¦llar, sin lograr el ansiado acuerdo.
Los problemas subsisten. Como el de la zona de Varosha, al sur de Famagusta, principal centro tur¨ªstico de la isla antes de la invasi¨®n y abandonado entonces por su poblaci¨®n grecochipriota. Hoy el mar casi se ha metido en la ciudad, las ratas y las culebras campan por sus respetos en los ruinosos edificios y tres de sus hoteles est¨¢n ocupados por militares, familiares o estudiantes turcos. O como el de los refugiados, la gran mayor¨ªa de ellos establecidos definitivamente en el Sur y que ni sue?an ni desean volver a sus antiguos hogares. O como el de la minor¨ªa maronita.
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