Un primer an¨¢lisis
Las elecciones sindicales entre los funcionarios se han caracterizado por un importante grado de politizaci¨®n, lo que ha, beneficiado a las organizaciones corporativistas y perjudicado a los sindicatos de clase. Sin embargo, estos ¨²ltimos han salido fortalecidos de la confrontaci¨®n electoral, con m¨¢s del 50% de los delegados.
M¨¢s de 10 a?os hemos tardado en celebrar elecciones sindicales en la administraciones p¨²blicas y en la ense?anza p¨²blica desde la consecuci¨®n de la libertad sindical en Espa?a, a pesar de haber sido demandadas con insistencia por UGT. Esto ser¨ªa ya suficiente para dar relieve a estas primeras elecciones.La alta participaci¨®n de los funcionarios, ense?antes, trabajadores de la sanidad y Correos, que ha superado el 70%, as¨ª como la normalidad y el respeto a la normativa legal, han sido la t¨®nica general, solamente rota por la injerencia en el proceso electoral del ministro para las Administraciones P¨²blicas, Joaqu¨ªn Almunia, que public¨® el 22 de diciembre un avance de los resultados, que fue denunciado en su d¨ªa por UGT, al considerarlo tendencioso y en cualquier caso parcial e interesado en relaci¨®n a la CSIF, ya que faltaban por elegir 1.500 delegados y eran muy reducidas las diferencias entre los tres sindicatos que finalmente han obtenido mayor porcentaje en estas elecciones.
A diferencia de las elecciones sindicales de 1986, ¨¦stas han sido m¨¢s pol¨ªticas que aqu¨¦llas, real?' dad que no ha beneficiado a UGT, seguramente por la propia din¨¢mica que se genera ante el procedimiento seguido en virtud de la normativa legal que ha posibilitado adem¨¢s presentar candidaturas en ¨¢mbitos provinciales a opciones con escasa presencia y afiliaci¨®n en la funci¨®n p¨²blica y en la ense?anza en general. Por el contrario, en las elecciones celebradas en los ayuntamientos en los cuales la votaci¨®n se ha relizado en el propio centro, UGT, fruto de su mayor presencia organizada, ha presentado un n¨²mero m¨¢s elevado de candidaturas que sus oponentes y ha ganado las elecciones sindicales.
La politizaci¨®n de estas elecciones ha decantado el voto progresista, el voto de clase y de izquierdas hacia UGT, CC OO y UCSTE principalmente y el voto corporativista y de derechas a la CSIF, ANPE, CESMSATS, etc¨¦tera. Esta politizaci¨®n, lo repetimos una vez m¨¢s, ha perjudicado a las centrales sindicales; a las que han venido desarrollando la acci¨®n sindical en beneficio de los funcionarios desde hace a?os y beneficiado por el contrario a las opciones corporativas que se han presentado sin ofrecer gesti¨®n en relaci¨®n con la defensa de las reivindicaciones de los funcionarios y sin ninguna estrategia o pol¨ªtica sindical conocida, como no sea la de oponerse a las organizaciones de clase y al propio Gobierno socialista
Al contrario de lo que se ha publicado en algunos medios de comunicaci¨®n, estas elecciones han supuesto un nuevo respaldo a las organizaciones de clase, .fundamentalmente a UGT y CC 00, que han superado el 50% de los delegados elegidos. No se puede, por tanto, hablar con rigor de triunfo de los sindicatos independientes ni de la CSIF, que ha conseguido un 24% de los delegados electos.
Las expectativas de un descalabro del sindicalismo de clase, promovidas por la derecha y las candidaturas autodenominadas independientes, no se han visto correspondidas, a tenor de los resultados, con la voluntad de los funcionarios.
Mapa sindical
Por otra parte, hemos de reconocer que el mapa sindical que se ha configurado despu¨¦s de estas elecciones sindicales dista mucho de parecerse al vigente en la empresa p¨²blica y privada. En efecto, la atomizaci¨®n sindical anterior a estos comicios no se ha superado totalmente. La realidad actual nos hace pensar que es un mapa sindical poco estable. Seguramente se producir¨¢n cambios en el pr¨®ximo proceso electoral, que se celebrar¨¢ conjuntamente con el sector privado en 1990, que permitir¨¢ constituir una representaci¨®n en la funci¨®n p¨²blica m¨¢s consolidada.
En todo caso, hay tres sindicatos claramente por encima del resto que superan el 72% de los delegados. La CSIF, con el 24,4%; UGT, 24,1 %, y CC 00, con el 24,0%. El resto no llega al 10%, por lo que no van a estar presentes en el Consejo Superior de la Funci¨®n P¨²blica, donde UGT va a ser la primera fuerza sindical, teniendo en cuenta los resultados que obtuvo entre el personal laboral de la funci¨®n p¨²blica el 48,8% (la CSIF, 3,4%, y CC 00, 30,9%) en las elecciones de 1986. Hay que a?adir como excepci¨®n a lo manifestado la presencia de ELA-STV como sindicato suficientemente representativo en el Pa¨ªs Vasco.
La composici¨®n, con arreglo a estos resultados del Consejo Supenor, ser¨¢ la siguiente: UGT, siete miembros; CC OO seis; CSIC, tres, y uno para ELASTV.
Los resultados que hemos rese?ado son buenos considerados globalmente para UGT, aunque nuestras expectativas eran mejores a tenor de los porcentajes obtenidos en las elecciones de 1986.
Lo primero que manifestamos es que el no haber cubierto plenamente nuestras expectativas no responde a un problema organizativo. No es debido a una escasa presencia e implantaci¨®n ni a una menor afiliaci¨®n.
Tampoco podemos achacarlo a nuestras reivindicaciones o a nuestra plataforma sindical, no muy diferente a la de otras opciones sindicales que han concurrido a estas elecciones.
En la campa?a electoral, el debate, e inclusive la confrontaci¨®n, se ha planteado por parte de todos contra UGT, identific¨¢ndose a nuestra organizaci¨®n como un sindicato dependiente del Gobierno y de las instituciones. Por el contrario, UGT ha realizado una campa?a prudente y no descalificadora hacia otras opciones sindicales.
En estas elecciones, UGT ha aparecido como un sindicato dependiente del Gobierno; un sindicato de empresa, el sindicato de casa en definitiva; esto ha producido desaz¨®n, equ¨ªvoco y confusi¨®n cuanto menos en el electorado, y no lo hemos sabido contrarrestar con eficacia.
De igual manera, la err¨®nea apreciaci¨®n de que UGT haya sido corresponsable de ciertas decisiones o manifestaciones del Gobierno, no acordes con el sentir de los funcionarios, ha podido ser causa de reticencias a la hora de votar nuestras candidaturas.
Cuando nuestra central sindical manifest¨® en su d¨ªa que mantendr¨ªa una pol¨ªtica de apoyo cr¨ªtico a un programa de gobierno, ¨¦ramos plenamente conscientes de la dificultad de tal comportamiento. El hecho de que en las administraciones p¨²blicas pudiera producirse este tipo de identificaciones, en las que se concluye de un modo tan superficial como apresurado que si el sindicato apoya -aunque sea cr¨ªticamente- a un determinado programa habr¨¢ de ser corresponsable con el Gobierno en todas sus decisiones, incluso en aquellas que merecen la oposici¨®n del sindicato, fue una pol¨ªtica arriesgada que se asumi¨® en su momento.
El riesgo se ha demostrado que ha sido alto, dada la pol¨ªtica seguida por la Administraci¨®n socialista para con los funcionarios y ense?antes p¨²blicos. Ni ¨¦stos est¨¢n de acuerdo con la reforma emprendida y no culminada, ni tampoco con las pol¨ªticas llevadas a cabo en relaci¨®n con las retribuciones de los funcionarios y su poder adquisitivo. Tampoco comprenden la intransigencia del Gobierno en cuanto a la no aceptaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva que debe de garantizar la negociaci¨®n por parte de los sindicatos de los incrementos salariales, la cl¨¢usula de revisi¨®n, la oferta de empleo p¨²blico, las condiciones de trabajo, etc¨¦tera.
Por otra parte, cuando UGT en un n¨²mero de casos importantes ha llegado a alg¨²n acuerdo con. el Gobierno (ense?anza, sanidad, Administraci¨®n central, etc¨¦tera), ¨¦ste, en buena medida, ha incumplido los acuerdos firmados, lo que sin lugar a dudas ha supuesto un importante coste electoral para UGT.
En todo caso, y al margen de lo dicho anteriormente, lo que ha ocurrido en estas elecciones sindicales estimamos que debe hacer reflexionar al Gobierno en su pol¨ªtica relacionada con los ense?antes y funcionarios p¨²blicos. Sin lugar a dudas, debe modificar su pol¨ªtica, que en todo caso no asumen o no comprenden buena parte de los funcionarios, ni saben qu¨¦ es lo que pretende de cara al futuro de la funci¨®n p¨²blica.
Con lo dicho no pretendemos echar la culpa al Gobierno de no haber cubierto nuestras expectativas, pero s¨ª tenemos que hacerle responsable de los incumplimientos; con ello simplemente estamos reflejando la realidad actual y la opini¨®n m¨¢s generalizada entre los funcionarios y ense?antes.
Los resultados obtenidos responden, desde luego, ¨²nica y exclusivamente a la pol¨ªtica de UGT, ni m¨¢s ni menos. Lo mismo hemos dicho de los partidos que ganan o pierden unas elecciones municipales, auton¨®micas o generales. Los resultados son achacables a los propios protagonistas.
Dimisiones positivas
Lo que nos tenemos que preguntar es: ?qu¨¦ hubiera pasado en este sentido en los ¨²ltimos meses con una pol¨ªtica menos diferenciada de UGT en estas elecciones sindicales? Tenemos informaci¨®n y documentaci¨®n en el sentido de que la pol¨ªtica confederal, inclusive las dimisiones del Parlamento de responsables de UGT, particularmente de nuestro secretario general, han sido, en este sentido, positivas. Pero tambi¨¦n es cierto que no han tenido la credibilidad suficiente al no tener esta pol¨ªtica confederal una correspondencia n¨ªtida y clara en los centros de trabajo, donde se han dado comportamientos que han propiciado una imagen de identificaci¨®n con el poder en sectores claves como la ense?anza, Correos, Insalud, etc¨¦tera.
De cara al futuro, y en lo que concierne a la pol¨ªtica sindical a desarrollar por UGT, debemos tener muy en cuenta, dada la experiencia vivida, que la v¨ªa de la negociaci¨®n hay que mantenerla como la m¨¢s correcta, siendo fundamental, en el supuesto de firmar un acuerdo, saber explicarlo y defenderlo con entusiasmo, sobre todo si lo firmamos en solitario. Por ¨²ltimo, hay que exigir su cumplimiento con plena firmeza, si es necesario, ante posibles incumplimientos.
A corto plazo, UGT debe seguir luchando por la equiparaci¨®n, con todas las consecuencias, de la acci¨®n sindical a desarrollar por los funcionarios con la que venimos desarrollando en la empresa p¨²blica o privada; esto es prioritario para la consolidaci¨®n de lo mucho que ha conseguido nuestra organizaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.