Buena promoci¨®n del cine espa?ol en el mercado de la Berlinale 88
Hoy, martes, es el d¨ªa de Espa?a en la secci¨®n informativa Jornada de las Naciones. La pantalla de la preciosa sala Gloriette, escondida detr¨¢s del r¨ªo de luz de la c¨¦lebre avenida Kurf¨¹rstendam, se llenar¨¢ con cuatro pel¨ªculas espa?olas de producci¨®n reciente: El Lute, de Vicente Aranda; El bosque animado, de Jos¨¦ Luis Cuerda; La vida alegre, de Fernando Colomo, y Laura, de Gonzalo Herralde.
Es ¨¦sta la primera esquina del recorrido del cine espa?ol por los laberintos del mercado de la Berlinale 88. Y no ser¨¢ la ¨²ltima. En el recinto del festival, la presencia espa?ola es bien visible. Todo indica que esta vez se han aunado los esfuerzos, otras veces dispersos, para promocionar nuestras pel¨ªculas ante sus potenciales compradores.El a?o pasado, mal situadas y cada una por su lado, hab¨ªa dos casetas de cine espa?ol: una, montada por RTVE, y otra, por el Ministerio de Cultura, que parec¨ªan competir entre s¨ª. La imagen de dispersi¨®n se acentuaba por la publicidad del cine catal¨¢n con contraproducentes pintadas y otros recursos igualmente toscos.
Los filmes espa?oles seleccionados por la organizaci¨®n del festival son tres: Jarrapellejos, de Antonio Jim¨¦nez Rico, que compite en la secci¨®n oficial. Su exhibici¨®n tendr¨¢ lugar en una buena hora de un buen d¨ªa: tres jornadas antes de la de clausura. Por su parte, El vent de I'illes, de Gerardo Gormezana, y Testigo azul, de Francisco Rodr¨ªguez, ser¨¢n proyectadas en el concurrido Panorama. Se oye hablar ya de las tres pel¨ªculas; y si alguna de ellas lleva dinamita dentro, es seguro que sonar¨¢, porque la mecha est¨¢ bien encendida.
D¨ªas de tr¨¢nsito
Mientras tanto, la secci¨®n oficial sigue devorando pel¨ªculas de todas las procedencias, sin que logren despertar m¨¢s que las dosis justas de expectaci¨®n.No obstante, hay ocasiones en que entre estas pel¨ªculas de rellenos salta alguna importante, que deja en rid¨ªculo los horarios y fechas de lujo, ocupados por pel¨ªculas de relumbr¨®n que luego resultan ser apagones de la imaginaci¨®n encendidos con hogueras de billetes grandes.
La argentina La deuda interna, de Miguel Pereira, podr¨ªa ser una de ellas. Es una obra sencilla, llena de amor por las gentes cuya vida narra: m¨ªseras comunidades ind¨ªgenas que sobreviven en la provincia norte?a de Jujuy, en las proximidades del altiplano andino de Bolivia y Brasil. Una bella pel¨ªcula, que empieza pasablemente y gana fuerza a medida que transcurre.
Tambi¨¦n tienen un lado interesante los rellenos de la suiza Alicia, curiosa mezcla de actores y mu?ecos realizada por Jan Svankmajer; la alemana oriental Llevad unos el peso de los otros, una no menos curiosa par¨¢bola evang¨¦lica a cargo de un comunista, Lothar Warneke, que se considera aqu¨ª un indicio todav¨ªa t¨ªmido de perestroika cinematogr¨¢fica en la RDA, y finalmente la dur¨ªsima saga familiar china titulada Grano rojo, escrita y dirigida por Zhan Yimou: violenta y, al parecer, autobiogr¨¢fica historia de unos fabricantes de aguardiente de mijo desde los primeros a?os veinte hasta la invasi¨®n japonesa de China y el ba?o de sangre que desencaden¨®.
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