El barco del retorno
DESDE HACE m¨¢s de una semana, factores de diversa ¨ªndole est¨¢n impidiendo que salga el barco del retomo, en el que un grupo de palestinos expulsados de su tierra intentan volver a ella. Se trata de una acci¨®n pol¨ªtica y propagand¨ªstica, alejada de las pr¨¢cticas te rroristas que han da?ado con frecuencia a la causa palestina. Por ello es doblemente preocupante la in transigencia del Gobierno israel¨ª, que est¨¢ sin duda detr¨¢s de las presiones y acciones realizadas para sa botear el viaje. Es lamentable que empresas europeas, con la complicidad de ciertos gobiernos, contribuyan a obstaculizar la iniciativa palestina, destinada a llamar la atenci¨®n sobre la situaci¨®n de represi¨®n generalizada en los territorios ocupados y que cuenta con la participaci¨®n solidaria de organizaciones europeas de diversas tendencias, incluidas las iglesias cristianas.En Europa se toma conciencia del alcance que tiene la ola de protestas que ha estallado en Gaza y Cisjordania. No es un movimiento espor¨¢dico o local: se ha extendido de los campos de refugiados a las ciudades, y luego a las zonas rurales. Las nuevas generaciones palestinas, despu¨¦s de 20 a?os de ocupaci¨®n militar, no aceptan seguir en la situaci¨®n desesperada que han conocido. Ya advirti¨® el presidente egipcio Anuar el Sadat, en su hist¨®rico discurso ante la Kneset en 1977, en el que ofreci¨® la paz a Israel, que "no puede haber paz sin los palestinos. Ignorar o apartar este problema es un error grave cuyas consecuencias son imprevisibles". Israel no tuvo en cuenta el consejo y est¨¢ pagando las consecuencias. Para salir del atolladero, tarde o temprano, tendr¨¢ que sentarse a hablar de paz.
La comprensi¨®n de esta realidad tr¨¢gica se abre paso con enormes dificultades en la opini¨®n israel¨ª. En el Gobierno prevalece la l¨ªnea intransigente y nacionalista del actual primer ministro, Isaac Shamir, que boicotea todas las iniciativas internacionales de negociaci¨®n. Es sintom¨¢tico lo ocurrido con la ¨²ltima propuesta de EE UU, que planteaba una negociaci¨®n diferente, y m¨¢s favorable a Israel, que la conferencia internacional auspiciada por todos los pa¨ªses ¨¢rabes y respaldada por las democracias europeas. Shamir ha rechazado tal iniciativa. Para el jefe de Gobierno israel¨ª y su movimiento, Likud, la integraci¨®n definitiva de Cisjordania y Gaza sigue ocupando un lugar central en sus aspiraciones pol¨ªticas.
En cambio, el Partido Laborista de Sim¨®n Peres acepta en principio la devoluci¨®n a los palestinos al menos de una parte de los territorios ocupados. Pero ese partido no logra frenar la intransigencia de Shamir en el Gobierno de coalici¨®n, y comparte la responsabilidad de una represi¨®n inhumana, que levanta cada vez protestas m¨¢s airadas en el mundo, e incluso en sectores de la propia opini¨®n israel¨ª. Los sectores m¨¢s l¨²cidos de ¨¦sta son conscientes de que la estabilidad del Estado israel¨ª depende de la existencia de una entidad nacional palestina asentada en las zonas hoy ocupadas.
La resoluci¨®n aprobada en Bonn hace una semana por los ministros de Exteriores de la CE fija una posici¨®n clara contra la represi¨®n israel¨ª y en favor de una conferencia internacional que permita una negociaci¨®n sobre el futuro de los palestinos en el marco de un acuerdo global sobre la regi¨®n. Pero hace falta que una presi¨®n pol¨ªtica en¨¦rgica convenza a la opini¨®n israel¨ª de que muchas de las fuerzas europeas que en el pasado han defendido el derecho de los jud¨ªos a contar con un Estado propio condenan su conducta actual. Con la pol¨ªtica de Shamir, Israel s¨®lo obtendr¨¢ aislamiento en el plano internacional y el enfrentamiento, en los territorios ocupados, con una protesta masiva que en modo alguno amainar¨¢ con la generalizaci¨®n de la represi¨®n.
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