El Comit¨¦ de Apelaci¨®n no salv¨® al Madrid
![Alex Mart¨ªnez Roig](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F3ff7e65d-60ae-488a-9c48-3a459731f926.png?auth=edb5bebe78bb8fe628e524c318d4c97b2b5c5c554b7f9f99750c16364a3c1bde&width=100&height=100&smart=true)
Eduardo Torres Dulce, socio del Real Madrid, pas¨® ayer por un mal trago. Desde su asiento en la grada del Bernabeu debi¨® maldecir la hora en que qued¨® marcado en su otro trabajo, el de presidente del Comit¨¦ de Apelaci¨®n. Porque Torres Dulce no pod¨ªa suponer que al levantar el castigo de un partido a Hugo S¨¢nchez estaba provocando a los dioses del f¨²tbol. La venganza fue terrible. La Real Sociedad, que gan¨® en Atocha por 1 a 0, no s¨®lo elimin¨® al Madrid de la Copa, sino que adem¨¢s lo hizo con una goleada espectacular para Jugar la final ante el Barcelona.Los dioses del f¨²tbol comenzaron su trabajo de boicoteo cuando se estrope¨® el autob¨²s del Madrid y los jugadores tuvieron que trasladarse: al Bernab¨¦u en taxi. Siguieron ejerciendo sus influjos negativos en la primera parte, en la que el Madrid desperdici¨® varias oportunidades clar¨ªsimas de gol. "Y concluyeron su labor de la mano de Leo Beenhakker, el t¨¦cnico del Madrid, que se equivoc¨® radicalmente en su planteamiento de emergencia, cuando su equipo perd¨ªa por 0-1, favoreciendo la goleada final. La presencia de Hugo S¨¢nchez, el centro de la discordia, fue realmente simb¨®lica.
El Madrid malgast¨® sus fuerzas en la primera parte. Y lo hizo sin la tensi¨®n que exige una competici¨®n como la Copa del Rey. La Real Sociedad organiz¨® una tela de ara?a que, sin embargo, mostr¨® muchos agujeros en los primeros 45 minutos. Larra?aga jug¨® como hombre libre, por detr¨¢s de los centrales G¨®rriz y Gajate; L¨®pez Recarte se ocupaba de Gordillo y Ur¨ªa de Michel, mientras Bakero I cerraba el paso a Mart¨ªn V¨¢zquez o Jankovic cuando sub¨ªan el bal¨®n. La teor¨ªa era buena, pero en la pr¨¢ctica Ur¨ªa fue un coladero, y el centro del campo donostiarra, muy nervioso, fall¨® continuamente en la construcci¨®n de las jugadas. Michel, frot¨¢ndose imaginariamente las manos, se hart¨® de correr su banda superando a Ur¨ªa. Por ah¨ª llegaron las m¨²ltiples ocasiones del Madrid. Butrague?o (m. 12) y Hugo S¨¢nchez (m. 18) no llegaron al remate en pases de la muerte de Michel. M¨¢s tarde, Butrague?o, que dribl¨® a tres jugadores, fall¨® en el remate (m. 23), y Michel (m.41) lanz¨® fuera un bal¨®n claro. Algoraro estaba pasando en el Bernabeu, porque el Madrid no es un equipo que desaproveche tantas oportunidades.
El primer fallo de Beenhakker lleg¨® en el descanso. En un partido que se hab¨ªa convertido en un duelo estrat¨¦gico, coloc¨® a Llorente por Mart¨ªn V¨¢zquez. Pero Llorente se situ¨® en la izquierda, donde L¨®pez Recarte estaba bien asentado, y la opci¨®n de Michel se diluy¨® por completo. Todos los ataques madridistas se dirig¨ªan por la izquierda. Fue entonces cuando lleg¨® el primer gol de la Real Sociedad, que situaba la ventaja global del equipo vasco en un dif¨ªcil 0-2.
Beenhakker cambi¨® inmediatamente (m. 62) a Santillana por Jankovic -que sigue lejos de su mejor forma-, y no se dio cuenta de que estaba optando por el suicidio r¨¢pido. S¨®lo con Michel, en la derecha, y Gordillo, en la izquierda, el Madrid se qued¨® sin centro del campo, confiando todos sus recursos a la hora de subir balones a la furia de Sanchis. La Real S¨®-ciedad, con una fuerza f¨ªsica espectacular, comenz¨® a arrasar. L¨®pez Recarte, Zamora, Bakero II y Beguiristain se escapaban cuando y como quer¨ªan, sin encontrar ning¨²n freno hasta llegar a la desesperada zona defensiva madridista. Lleg¨® un gol (m. 64) y luego otro (m. 65).
La faena qued¨® rematada con un cuarto gol de gran belleza de Bakero II (m.71), que har¨¢ subir a¨²n m¨¢s la cotizaci¨®n del jugador vasco. Beenhakker hab¨ªa quemado sus naves antes de la derrota definitiva, y los ¨²ltimos 20 minutos fueron un aut¨¦ntico paseo de la Real Sociedad ante un Madrid falto hasta de su habitual furia.
Eduardo Torres Dulce debi¨® abandonar el estadio antes del pitido final.
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