Los socialistas portugueses entierran la 'era Soares'
El congreso de la convergencia, como llamaron muchos de los oradores al VII Congreso Nacional del Partido Socialista portugu¨¦s (PS) que ayer concluy¨® en Lisboa, fue tambi¨¦n el entierro definitivo de la era soarista. A esta voluntad de arrancar hacia una nueva etapa de la vida del partido "comprometida con el futuro, sin romper con sus ra¨ªces y su memoria hist¨®rica", correspondi¨® el voto de confianza, pr¨¢cticamente un¨¢nime, dado al joven l¨ªder, Vitor Constancio.
Reelegido con cerca del 94% de los votos para el secretariado general del PS, Constancio dispondr¨¢ tambi¨¦n del respaldo de una comisi¨®n nacional donde la oposici¨®n interna s¨®lo consigui¨® 22 de los 201 lugares, entre los que se encuentra el joven Soares, Jo?o, hijo de Mario Soares, apenas un p¨¢lido recuerdo del genio pol¨ªtico del fundador.El PS, en fase de renovaci¨®n y apertura, con el refuerzo previsto de la participaci¨®n de los j¨®venes y de las mujeres en los organismos dirigentes, pretende aprovechar las elecciones regionales del pr¨®ximo octubre en las regiones aut¨®nomas de Azores y Madeira y las municipales y europeas de 1989 para consolidar el papel al que aspira actualmente, el de principal fuerza de la oposici¨®n y l¨ªder de la izquierda democr¨¢tica.
Aunque ya afirma que "Cavaco Silva enga?¨® al electorado portugu¨¦s" y que muchos de los que le votaron en julio ¨²ltimo ya han perdido la fe y la confianza en el actual jefe del Gobierno, Constancio tiene el cuidado de posponer a medio plazo la confrontaci¨®n con Cavaco Silva. "No tenemos prisa, nos basta por ahora tener raz¨®n, y el pa¨ªs nos la est¨¢ dando cada vez m¨¢s", dijo en su discurso final.
Organizarse como partido de oposici¨®n, a base de cr¨ªticas a la acci¨®n del Gobierno que afectan m¨¢s al estilo y a la manera de gobernar de Cavaco Silva que a los grandes objetivos trazados para Portugal por el l¨ªder socialdem¨®crata, es una tarea que no suscita a¨²n entre los socialistas el entusiasmo de las batallas del pasado reciente, cuando el poder estaba al alcance de la mano. Muchos delegados confesaban en los pasillos del congreso su nostalgia de estos tiempos.
Constancio tiene por delante una tarea dif¨ªcil para convencer al electorado portugu¨¦s y los militantes de su propio partido de que ¨¦l es una alternativa a Cavaco Silva sin recurrir a la demagogia y al populismo. El l¨ªder socialista acus¨¦ sobre todo a Cavaco Silva de no cumplir sus promesas electorales, asumiendo p¨²blicamente que est¨¢ de acuerdo pr¨¢cticamente con todas las grandes orientaciones del programa del Gobierno: desde las privatizaciones a las reformas estructurales de la econom¨ªa, de la revisi¨®n constitucional a la integraci¨®n europea.
El congreso, fr¨ªo, met¨®dico y sin brillantes delegaciones extrajeras, gan¨® en eficacia lo que perdi¨® en vibraci¨®n. No se par¨® el, pa¨ªs y pas¨® casi inadvertido ante la opini¨®n p¨²blica, a pesar de la agitaci¨®n social en curso.
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