La cuesti¨®n
El PCE tiene que elegir entre el residualismo o la aventura constructora. Los partidos comunistas europeos se han ido gastando los ahorros hist¨®ricos, y ahora, en su mayor¨ªa, viven con lo puesto, a veces muy dignamente, otras tratando de mantener las apariencias de antiguos esplendores. El PCE tiene que elegir entre utilizar los restos del naufragio para construirse una chabola de Robins¨®n o aprovechar lo poco que tiene que perder para ganar la batalla de una nueva conciencia cr¨ªtica y una nueva estrategia de cambio.Ha de renovar su saber y recuperarse a s¨ª mismo como medio de comunicaci¨®n social. Los partidos de izquierda no pueden quedar a la espera de los regalos que les hagan los medios de comunicaci¨®n regidos por las leyes del mercado. Siempre ser¨¢n aportaciones interesadas para mantener el equilibrio entre mercanc¨ªas, para que no se diga que no se respeta la pluralidad, para que no falte esa marca de sopas preparadas en la parte del supermercado dedicada a las sopas preparadas. Cualquier formaci¨®n pol¨ªtica de izquierda que se mueva en un horizonte cultural liberal tiene que saber tanto como .el intelectual colectivo org¨¢nico antagonista y estar en condiciones de burlar el bloqueo de una cultura de mercado para actuar como conciencia externa de una sociedad bloqueada. El descr¨¦dito de la "conciencia externa" bajo la acusaci¨®n de mesianismo ha sido un diab¨®lico invento de la derecha neoliberal para sustituir a los profetas por los proxenetas.
El PCE tiene que olvidarse de esas sombras negativas del pasado que se proyectan como convidados de piedra que ni hacen ni dejan hacer, y dar respuesta a una pregunta previa. ?Existo porque tengo un sentido hacia el futuro o existo porque a¨²n no me he muerto? Nadie ayudar¨¢ a la izquierda real a ser una necesidad artificial. A lo sumo, la ayudar¨¢n a ser enemigo menor que impide un enemigo mayor. La izquierda ha de hacerse necesaria, aunque el punto de partida s¨®lo sea la evidencia de que el desorden existe. Codificar el desorden y ofrecer una alternativa. No instalarse en ¨¦l como meros gestores, pero tampoco como Robinsones.
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