Waldheim mantiene a Austria como reh¨¦n
El Gobierno busca una estrategia para relevar sin traumas al jefe del Estado
Austria se halla inmersa en una grave crisis pol¨ªtica e institucional. Kurt Waldheim, como persona y como jefe del Estado, como hipot¨¦tica autoridad moral ante la poblaci¨®n austriaca y la comunidad internacional, ya no tiene mayor raustriacoelevancia. El Gobierno elabora una estrategia para relevarle sin que ello provoque un enfrentamiento entre partidarios y adversarios del presidente y traumatice el consenso democr¨¢tico. El Partido Socialista pidi¨® anoche la dimisi¨®n de Waldheim y propuso formalmente a sus compa?eros de coalici¨®n gubernamental del Partido Popular la apertura de negociaciones para encontrar un sucesor.
El primer gran reto del Gobierno es la conmemoraci¨®n de la anexi¨®n de Austria a la Alemania nazi, el 11 de marzo de 1938. La imposibilidad de una celebraci¨®n "normal" en marzo con Waldheim en la presidencia es obvia. Pero su cese en estos momentos de gran tensi¨®n podr¨ªa ser contraproducente y agudizar los enfrentamientos.Waldheim est¨¢ al final de su carrera pol¨ªtica. ?l ha sido su mayor enemigo desde que surgieran las primeras informaciones sobre su pasado como teniente del Ej¨¦rcito nazi. Nadie cree que sea un criminal de guerra. Pocos dudan que es un aut¨¦ntico peligro para el pa¨ªs.
Austria, un Estado joven, cuyo papel en Europa en la posguerra ha sido netamente positivo, se halla amenazada como sociedad democr¨¢tica estable. El asunto es serio, como advierten ya pol¨ªticos de todos los partidos y ¨®rganos sociales. Austria no es s¨®lo un peque?o pa¨ªs en la regi¨®n alpina, al que nadie tiene que tomar en serio", como dec¨ªa hace poco el presidente del Consejo Mundial Jud¨ªo, Edgar Bronfmann, en un art¨ªculo tan poco serio como ha sido toda su actuaci¨®n en el esc¨¢ndalo. Con sus burdos ataques a Waldheim, Bronfmann se ha convertido en uno de los m¨¢s s¨®lidos defensores de una causa perdida, la permanencia del ex secretario general de la ONU en la jefatura del Estado austriaco.
Pero ya no se trata de Waldheim, ni de sus disculpas, sus medias verdades, mentiras y errores. Nadie sabe a ciencia cierta si estuvo bajo presi¨®n de las superpotencias durante sus 10 a?os como m¨¢xima autoridad de la ONU o en su mandato como ministro de Asuntos Exteriores de Austria. Claro est¨¢ que tanto la URSS como EE UU ten¨ªan informaciones concretas sobre la actuaci¨®n de Waldheim en la II Guerra Mundial y su controvertido papel en el Grupo E del Ej¨¦rcito alem¨¢n en los Balcanes. El ex canciller Bruno Kreisky se declara convencido de que, como secretario general de la ONU, Waldheim estuvo sometido al chantaje de Mosc¨².
Lo importante ahora es Austria como Estado neutral, en la frontera entre los bloques, cuya aportaci¨®n a la estabilidad europea, a la distensi¨®n Este-Oeste y al di¨¢logo entre las naciones ha sido de gran importancia para el continente en los ¨²ltimos 40 a?os. Con el fin de la posguerra, no puede acabar una de sus grandes aportaciones, el consenso democr¨¢tico en un pa¨ªs europeo no alineado.
Una retirada digna
Waldheim asegura que con su dimisi¨®n se producir¨¢ el caos. Sus declaraciones cada vez tienen menos eco en la clase pol¨ªtica. Todos trabajan ahora para buscarle una retirada digna y convencerle de que ponga fin a su obstinaci¨®n. Nadie duda ya de que Waldheim se ir¨¢. Ahora se centran los esfuerzos en evitar que su cese provoque un conflicto social.
La crisis austriaca ha adquirido estos ¨²ltimos d¨ªas una nueva dimensi¨®n. La sociedad est¨¢ profundamente dividida. La hostilidad entre partidarios y adversarios del jefe del Estado se da en partidos pol¨ªticos, empresas, tertulias e incluso familias. Est¨¢ en aumento. Nunca se dio en Viena, desde la entrada de las tropas sovi¨¦ticas en 1945, tal crispaci¨®n.
Los frentes se endurecen y son los mismos que en 1934 libraron su breve guerra civil: la izquierda socialista y el nacionalcatolicismo. La cr¨®nica falta de estabilidad en los 20 a?os de la I Rep¨²blica, desde la ca¨ªda del imperio austroh¨²ngaro en 1918 hasta la anexi¨®n hace medio siglo, fue la que indujo a la inmensa mayor¨ªa de los austriacos a saludar con entusiasmo al r¨¦gimen nacionalsocialista y la desaparici¨®n de Austria como Estado soberano.
Con el esc¨¢ndalo Waldheim, los austriacos vuelven a tener una grave crisis de identidad. Unos creen que si Waldheim, elegido democr¨¢ticamente, cae por lo que algunos creen una . campa?a internacional de difamaciones", Austria volver¨¢ a ser chantajeable.
Los partidos gubernamentales est¨¢n decididos a un r¨¢pido acercamiento a la Comunidad Europea y a una integraci¨®n en el mercado ¨²nico. El pa¨ªs se halla en una fase de vital reestructuraci¨®n industrial y modernizaci¨®n de su mercado interno. Todos estos objetivos, de importancia capital, no pueden fracasar por un hombre que, con su insistencia de seguir en el cargo, aludiendo a un resultado de hace dos a?os, que logr¨® con declaraciones demostradamente inciertas, mantiene a todo su pa¨ªs como reh¨¦n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.