Las sonrisas de Shultz
LA SATISFACCI?N del secretario de Estado norteamericano, George Shultz, al cabo de dos jornadas de negociaciones con su colega sovi¨¦tico, Edvard Shevardnadze, y de una larga entrevista con Mijail, Gorbachov, refleja el curso favorable que han tomado las relaciones entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos despu¨¦s de la firma en diciembre pasado, en Washington, del tratado suprimiendo los misiles de alcance medio (INF). Dos motivos de satisfacci¨®n destacan en las declaraciones del secretario de Estado, tanto de las que hizo en una conferencia de prensa en Mosc¨² como de las explicaciones que ha dado en Bruselas a los ministros de Exteriores de la OTAN.Por una parte, la cuesti¨®n de Afganist¨¢n. Dentro de una semana comenzar¨¢ en Ginebra una nueva sesi¨®n negociadora entre Pakist¨¢n y Afganist¨¢n, con la mediaci¨®n de la ONU. En ella debe aprobarse el plan de la retirada sovi¨¦tica -propuesto por Gorbachov-, que comenzar¨¢ en principio el 15 de marzo para concluir a fin de a?o. Al parecer, la principal dificultad que subsiste se refiere al Gobierno que asumir¨¢ el poder despu¨¦s de la evacuaci¨®n sovi¨¦tica. Es l¨®gica la preocupaci¨®n de Pakist¨¢n de encontrar una f¨®rmula que evite un posible caos que frenar¨ªa el retorno de los tres millones de refugiados afganos hoy en territorio paquistan¨ª. Pero cuando Shultz declara: "No tengo ni la m¨¢s m¨ªnima duda de que la URSS ha decidido que quiere salir de Afganist¨¢n", es evidente que ha recibido garant¨ªas serias acerca de la pol¨ªtica sovi¨¦tica en esta cuesti¨®n, cuya importancia desborda el ¨¢mbito regional.
Shultz se ha mostrado asimismo satisfecho con los progresos realizados en la preparaci¨®n del tratado sobre la disminuci¨®n a la mitad de los arsenales nucleares estrat¨¦gicos, si bien quedan puntos de desacuerdo serios que los negociadores de Ginebra deber¨¢n superar. En particular, el tema de la verificaci¨®n del tratado ABM de 1972 prohibiendo las armas antimisiles. Seg¨²n la interpretaci¨®n sovi¨¦tica, este tratado no permite que EE UU pueda realizar las pruebas en el espacio que Reagan juzga esenciales para llevar adelante su plan de guerra de las galaxias. Esta contradicci¨®n ha sido hasta ahora un obst¨¢culo insalvable, pero desde la cumbre de Washington se apunta la tendencia a buscar una f¨®rmula m¨¢s o menos ambigua para posponer el problema de fondo: a Reagan le quedan pocos meses de mandato, y la posici¨®n de EE UU, con el nuevo presidente, podr¨ªa evolucionar en esta cuesti¨®n. En cuanto a la verificaci¨®n, no puede sorprender que surjan enormes dificultades, sobre todo si se tiene en cuenta las disposiciones tan detalladas y complejas incorporadas al tratado sobre los misiles de alcance medio (INF). Para las armas estrat¨¦gicas, las medidas de verificaci¨®n tendr¨¢n que ser mucho m¨¢s sofisticadas, porque afectar¨¢n a los puntos m¨¢s delicados de los sistemas militares de ambos pa¨ªses. En realidad, este tratado ser¨¢ un paso hist¨®rico de implicaciones dificilmente previsibles. Acarrear¨¢ cambios profundos en las relaciones entre la URSS y EE UU.
Estamos atravesando una etapa de transici¨®n en la coyuntura internacional, y resulta preocupante que Europa, frenada por los desacuerdos entre unos Gobiernos y otros, no sea capaz de tomar iniciativas en el tema del desarme. Las posiciones francesa y brit¨¢nica paralizan cualquier esfuerzo por eliminar las armas nucleares de corto alcance, mientras los alemanes occidentales desean tal eliminaci¨®n. En la RFA se dice de las armas nucleares: "Cuanto m¨¢s cortas, m¨¢s destinadas a matar alemanes". Una pol¨ªtica europea como la que desea Espa?a, enfocada a lograr la seguridad y el equilibrio con los niveles de armamento m¨¢s bajos posibles, permitir¨ªa obligar a Gorbachov a descubrir sus intenciones en el desarme convencional, decisivo para Europa. Pero la obsesi¨®n de algunos Gobiernos por conservar y perfeccionar las armas nucleares impide que el tema convencional pase a primer plano.
Esta pasividad de Europa, dedicada hoy sobre todo a esperar lo que resuelven EE UU y la URSS, entra?a peligros serios. Puede provocar cansancio en la RFA, sobre todo en la medida en que el di¨¢logo entre Washington y Mosc¨² se siga desarrollando.
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