Sus se?or¨ªas tienen la palabra
El Gobierno se ha rendido a la evidencia. Reconforta comprobar que de vez en cuando las denuncias formuladas por los ciudadanos no caen en saco roto. La afortunada decisi¨®n del Congreso es una ocasi¨®n hist¨®rica de poner coto a la dolorosa lista de desaguisados espa?oles en Guinea Ecuatorial. ?Volver¨¢ a ser una nueva oportunidad perdida? Sus se?or¨ªas tienen la palabra.Todo va a depender de las molestias que quiera tomarse la comisi¨®n, de su sagacidad y de una buena dosis de habilidad para no quedar atrapados tambi¨¦n en la pegajosa tela de ara?a que ha tejido el poderoso grupo econ¨®mico con intereses en la ex colonia. Y es que si la comisi¨®n no se limita a analizar la situaci¨®n actual del r¨¦gimen del general Obiang en conexi¨®n con las elecciones anunciadas, sino que se empe?a adem¨¢s en un an¨¢lisis riguroso del papel jugado por la Espa?a oficial desde 1979, podr¨¢ comprobar:
- Hasta qu¨¦ punto la despreocupaci¨®n pol¨ªtica ha posibilitado que opere a sus anchas, con espectaculares beneficios, un grupo mafioso bien arropado en la metr¨®poli por importantes conexiones pol¨ªtico-econ¨®micas ucedistas y socialistas.
- C¨®mo se ha tejido una tupida tela de ara?a, que aprisiona y amordaza, en la confusi¨®n y en la impotencia, incluso a quienes nada han ganado ni nada tienen que perder.
- Que la corrupci¨®n que esteriliza el incipiente proceso productivo de Guinea Ecuatorial tiene su origen en Espa?a y, en muchos casos, en instituciones y empresas p¨²blicas.
- Las catastr¨®ficas consecuencias para un pa¨ªs del Tercer Mundo de actuaciones u omisiones de un Gobierno extranjero que, al abrigo de un programa de ayuda, han violado normas elementales del Derecho Internacional del Desarrollo.
- Que carece de sentido -salvo por razones de oportunismo o/y connivencia con la situaci¨®n- hacer caso omiso de esas condiciones objetivas que saltan a la vista en Guinea y formalizar, como se ha hecho desde 1985, un Plan Marco de Cooperaci¨®n que no s¨®lo no las modifica sino que las potencia.
Guinea Ecuatorial, la otrora codiciada del golfo, ha vuelto a serlo en los ¨²ltimos a?os en el sentido m¨¢s castizo del t¨¦rmino. Y ello por tres razones principales:
- La existencia, tolerada y en gran medida impuesta por Espa?a, de un mercado negro monetario en el que hasta 1985 se pod¨ªa comprar la moneda local 10 veces m¨¢s barata que en el oficial, con las ventajas imaginables para empresas, embajadas e instituciones extranjeras, que, por imperativo legal, justifican sus operaciones al cambio oficial.
- Las facilidades del Guinextebank -controlado de iure y de facto por el Banco Exterior de Espa?a- para conceder, seg¨²n afirman sus dos auditor¨ªas, cr¨¦ditos con dinero p¨²blico destinado al desarrollo sin mostrar un excesivo celo por su correcta documentaci¨®n, afectaci¨®n real al proyecto propuesto y posterior reembolso.
- La posibilidad real de obtener cuantiosos beneficios eludiendo la inversi¨®n de los cr¨¦ditos, vendiendo mercanc¨ªas de desecho o medicinas caducadas, siendo adjudicatarios de suculentas obras generosamente presupuestadas con cargo a programas de cooperaci¨®n y carentes de todo control de calidad..., haciendo, en suma, lo que en espa?ol guineano se llama guru-guru.
Sus se?or¨ªas perpetuar¨¢n de facto la calificaci¨®n franquista de materia reservada y prestar¨¢n un flaco servicio al pueblo guineano si, al hilo de lo anterior, no se formulan -y nos cuentan las respuestas- algunas de las siguientes preguntas: ?c¨®mo se explica que los Gobiernos espa?oles hayan fomentado el mercado negro al no condicionar su ayuda a la fijaci¨®n de un tipo de cambio m¨¢s real entre peseta y ecuele, cuando es evidente que la econom¨ªa guineana estaba en sus manos? ?A cu¨¢nto ascienden los fondos destinados a la ayuda a Guinea que han sido justificados en moneda local? ?Hay constancia documental fidedigna de que tales fondos se han cambiado en instituciones bancarias al tipo oficial? Si no es as¨ª, ?cu¨¢l es el montante de los cambios no documentados, esto es, cambiados en el mercado negro? ?Qu¨¦ cambio se ha declarado en cada ocasi¨®n? ?Se ajustan los tipos declarados al curso real de la moneda? ?Qu¨¦ destino ha dado la Administraci¨®n a ese millonario fondo de reptiles?...
Por otro lado, la lectura detenida de las dos auditor¨ªas del Guinextebank -conf¨ªo en que sus se?or¨ªas tengan acceso a ellas- suscita tambi¨¦n buen n¨²mero de interrogantes a partir del momento en que se confirma que los beneficiarios, con mucho, de la mala gesti¨®n del banco han sido determinados empresarios espa?oles con conocidas conexiones pol¨ªticas.
En otro orden de cosas, el inexplicable silencio de tantos y tantos cooperantes ante tan graves y evidentes anomal¨ªas ?no ser¨¢ atribuible, como reiteradamente se ha denunciado, a la coacci¨®n ejercida por Asuntos Exteriores a unos ciudadanos que han carecido de las m¨¢s m¨ªnimas garant¨ªas jur¨ªdicas de un estatuto del cooperante por el que nadie se ha interesado hasta el momento?
La conclusi¨®n final no deber¨ªa perjudicar a los guineanos. No puede ser en ning¨²n caso la merma de la ayuda, sino, por el contrario, la seria advertencia a los Gobiernos, al espa?ol y al guineano, para que no contin¨²en jugando alegremente con la vida y la muerte de los ciudadanos.
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