Frontera del 'cobaya humano'
EL DOCTOR Alain Milhaud ha sido destituido de la direcci¨®n del servicio de reanimaci¨®n en un hospital de Amiens por haber reincidido en la pr¨¢ctica de experiencias no legales con enfermos terminales en estado de vegetativos cr¨®nicos. El pasado d¨ªa 23 present¨® como prueba pericial en contra de los tres anestesistas del ya famoso proceso judicial de Poitiers un v¨ªdeo en el que ¨¦l mismo hab¨ªa grabado las pruebas a que hab¨ªa sometido el cuerpo de una v¨ªctima del tr¨¢fico cuya defunci¨®n no hab¨ªa sido a¨²n certificada. La finalidad m¨¦dico-legal del experimento y los antecedentes del especialista en reanimaci¨®n han complicado a¨²n m¨¢s el debate p¨²blico en la vecina rep¨²blica sobre la ¨¦tica de los tratamientos que se est¨¢n practicando con enfermos terminales en procesos irreversibles. Hasta el jefe del Estado ha terciado en la pol¨¦mica, de la que se deduce que aunque el progreso de la ciencia no ha de conocer otras fronteras que aquellas que resultan insalvables hay l¨ªmites ¨¦ticos que una conciencia bien equipada no puede soslayar."No debemos olvidar nunca", afirm¨® Mitterrand en el contexto de su discurso en un acto en favor de los minusv¨¢lidos, "que el ser humano no es un instrumento. Ni la indagaci¨®n de la verdad ni la investigaci¨®n cient¨ªfica pueden hacer retroceder esta certeza, que pertenece a los valores de la civilizaci¨®n. En la medida que el hombre es m¨¢s d¨¦bil o v¨ªctima, los derechos que le protegen tienen que ser m¨¢s intangibles". El episcopado franc¨¦s se ha sumado tambi¨¦n a la condena de las experiencias del doctor Milhaud. Solamente el presidente de la Asociaci¨®n para la Experimentaci¨®n sobre Estados Vegetativos Cr¨®nicos Estables, Henri Cavaillet, ha salido en su defensa dentro de la profesi¨®n m¨¦dica.
La imagen de un dep¨®sito o laboratorio de experimentaci¨®n de cad¨¢veres vivos hiere la sensibilidad de nuestro tiempo. Podr¨ªa, sin embargo, cuestionarse la fuerza de este argumento de la sensibilidad colectiva. La legislaci¨®n francesa, y tambi¨¦n la espa?ola, son especialmente comprensivas con el mantenimiento de estos cad¨¢veres vivos cuando se trata de reservar sus ¨®rganos destinados a posibles trasplantes que pueden salvar otras vidas. Esta finalidad ben¨¦fica es armonizable con el respeto al cuerpo del que puede salvarse una parte en favor de la existencia de otra persona.
?Es comparable la finalidad ben¨¦fica del trasplante con la del progreso cient¨ªfico? ?No han sido siempre utilizados los cad¨¢veres y las autopsias para el progreso beneficioso del conocimiento? ?Qui¨¦n se atreve a definir la frontera en un enfermo de encefalograma plano, cl¨ªnicamente muerto, y cu¨¢ndo se puede empezar a tratarlo como un cad¨¢ver? Las respuestas a estas preguntas no las puede proporcionar solamente la sensibilidad est¨¦tica ni el simple juicio de los forenses y m¨¦dicos. Los mismos trasplantes de ¨®rganos, hace medio siglo, hubieran sido rechazados por esa sensibilidad. Nadie reprocha a un m¨¦dico que realice experiencias con un enfermo desahuciado siempre que su investigaci¨®n est¨¦ relacionada con el mal que trata de curar.
Se plantean adem¨¢s cuestiones legales sumamente complejas, que atienden especialmente a las consecuencias que se seguir¨ªan de no existir una legislaci¨®n clara al respecto. En todo caso, en el fondo de la responsabilidad ¨¦tica cabe preguntar hasta qu¨¦ punto el respeto a una persona en estadio vegetativo cr¨®nico podr¨ªa ceder a un bien del conjunto de la humanidad. De ah¨ª a justificar la doctrina nazi del sacrificio del individuo en bien de las generaciones futuras no existe apenas distancia. Por otra parte, la valoraci¨®n humana que pueda hacerse de esta vida vegetativa puede proyectarse sobre los experimentos hoy tan frecuentes con el embri¨®n humano.
La opini¨®n p¨²blica de la sociedad francesa, laica y democr¨¢tica, est¨¢ escandalizada al conocer ciertas cavernas de la vida hospitalaria. Crujen las c¨²pulas de la sociedad m¨¢s laica de Europa. Y se desgarran los frisos del pante¨®n de la ciencia m¨¦dica. El v¨ªdeo del doctor Milhaud presentado al tribunal de Poitiers al menos ha conseguido denunciar ciertos dogmas hip¨®critas que parec¨ªan patrimonio de la cultura occidental. Los cobayas humanos an¨®nimos de las salas de disecci¨®n y de los dep¨®sitos de conservaci¨®n de ¨®rganos dan mucho que pensar.
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