En defensa de la disuasion discriminada
y ALBERT WOHLSTETTEREn v¨ªsperas de la cumbre de la OTAN en Bruselas, tres temas dominan el debate: el significado de las garant¨ªas nucleares, la funci¨®n de las fuerzas convencionales y el reparto de los riesgos entre los aliados.Esos temas se tratan en un informe titulado La disuasi¨®n discriminada, que fue presentado al presidente Reagan en enero por la comisi¨®n bipartita independiente sobre Estrategia Integrada a Largo Plazo, en la que hemos participado.
En su respuesta al informe, tres personalidades europeas -Michael Howard, Karl Kaiser y Frangois de Rose- respaldaron la mayor¨ªa de sus recomendaciones y pidieron que se celebraran conversaciones transatl¨¢nticas sobre los otros temas.
La disuasi¨®n discriminada deber¨ªa tranquilizar a los europeos, pues sigue subrayando la necesidad de promover el despliegue de las fuerzas de Estados Unidos y la importancia de mejorar las fuerzas convencionales de la OTAN, con especial hincapi¨¦ en su radio de acci¨®n y su precisi¨®n (haci¨¦ndolas m¨¢s selectivas y efectivas).
Tambi¨¦n resalta la garant¨ªa nuclear norteamericana no s¨®lo contra ataques nucleares dirigidos ¨²nicamente contra Europa, sino tambi¨¦n (en contraposici¨®n con quienes abogan por un no primer uso) contra ataques convencionales de fuerzas muy superiores. Con el fin de hacer efectiva esa garant¨ªa subraya la necesidad de contar con fuerzas nucleares basadas en Europa (incluidas las norteamericanas), adem¨¢s de con fuerzas nucleares intercontinentales.
Adem¨¢s de seguir garantizan do una respuesta total en los casos extremos que preocupan a los planificadores de la Alianza, la comisi¨®n recomienda que se garantice una respuesta parcial y no total en caso de ataques sovi¨¦ticos destinados m¨¢s a la ocupaci¨®n de Europa que a su destrucci¨®n.
Estados Unidos puede utilizar avanzadas tecnolog¨ªas d¨¦ control para responder eficazmente sin destruir ni provocar la destrucci¨®n de Europa occiden tal o de Estados Unidos.
Interpretaci¨®n err¨®nea
Howard, Kaiser y De Rose plantearon varias cuestiones. La primera de ellas parte de la interpretaci¨®n err¨®nea de que, para prevenir un ataque contra Europa, la comisi¨®n aboga por el empleo exclusivo de fuerzas nucleares basadas en Europa occidental contra objetivos de Europa del Este.
Por el contrario, sin embargo, el informe plantea la utilizaci¨®n efectiva y discriminada de fuerzas intercontinentales, adem¨¢s de la de fuerzas de teatro contra objetivos militares de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y de la Europa del Este, como respuesta contra ataques sobre objetivos militares de Estados Unidos y Europa.
Que tres lectores tan bien informados, concienzudos y bien intencionados hayan malinterpretado el informe en temas tan b¨¢sicos como ¨¦ste se debe, en nuestra opini¨®n, a ciertos h¨¢bitos de razonamiento muy arraigados en la Alianza, que nosotros ponemos en tela de juicio. Tales h¨¢bitos est¨¢n estimulados por la -costumbre de equiparar todo uso de fuerzas estrat¨¦gicas a la seguridad de destrucci¨®n mutua.
Como resultado de todo ello, cuando la comisi¨®n sugiere el refuerzo de la disuasi¨®n con una respuesta occidental claramente discriminada, se cree que la propuesta excluye todo uso de fuerzas estrat¨¦gicas.
Las amenazas indiscriminadas suicidas -de las fuerzas estrat¨¦gicas francesas, brit¨¢nicas o norteamericanas- debilitan el efecto de disuasi¨®n al minar la credibilidad.
Siempre han estado asociadas a intentos de establecer un santuario que separara el destino de un pa¨ªs del del resto de los aliados, pero ni siquiera resultan convincentes para disuadir de un ataque que se limitara en su mayor parte a objetivos militares del propio pa¨ªs.
Otra creencia que generalmente incita a la mala interpretaci¨®n es que se centre la atenci¨®n en un solo acontecimiento. Cuando los europeos piensan en un ataque sovi¨¦tico contra toda Europa o contra toda la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (no s¨®lo contra el centro o contra un ala d¨¦bilmente defendida) no necesitan pensar en la esencia de la comunidad de riesgo citada en el art¨ªculo 52 del tratado del Atl¨¢ntico Norte: que un ataque contra uno es un ataque contra todos. Cuando, por el contrario, los europeos piensen seriamente en las consecuencias de un ataque, nuclear o no, dirigido exclusivamente contra objetivos militares de, por ejemplo, Turqu¨ªa o Noruega, comprender¨¢n que es razonable rechazar ese ataque con un m¨ªnimo de da?os para Turqu¨ªa o Noruega y sin la inevitable extensi¨®n de la devastaci¨®n a toda Europa, desde el Cabo Norte hasta el extremo oriental de Turqu¨ªa.
Un segundo aspecto interpreta mal el informe al decir que la OTAN podr¨ªa detener una invasi¨®n convencional de Europa sin utilizar armamento nuclear. De hecho, el informe dice que los an¨¢lisis que dan a entender que la Alianza tiene ahora esa capacidad son dudosos. Pero Howard, Kaiser y De Rose sostienen que ese tipo de defensa nunca ser¨¢ posible para la OTAN y que, aun en caso afirmativo, ser¨ªa inaceptable.
Tanto los optimistas como los pesimistas piensan s¨®lo en un ataque convencional sovi¨¦tico total contra la pr¨¢ctica totalidad de los pa¨ªses europeos, sin que los sovi¨¦ticos intenten inducir a los aliados a rechazar o a contenerles en su respuesta.
Liderazgo irracional
Un liderazgo sovi¨¦tico irracional puede decidir dejar a Europa en ruinas, independientemente de la estrategia de la OTAN, pero tal caso es menos probable que un ataque sovi¨¦tico dirigido contra un punto d¨¦bil de las defensas de un aliado poco defendido, lo que es consecuencia de la estrategiasovi¨¦tica en tiempos de paz de dividir no s¨®lo a europeos y norteamericanos, sino a los europeos entre s¨ª.
Esto requiere una estrategia de respuesta en la que los dem¨¢s aliados europeos y Estados Unidos compartan los riesgos del aliado que se encuentra en peligro de forma efectiva pero no suicida.
Las personalidades europeas parecen implicar que no existe mejora que ponga a la OTAN en disposici¨®n de detener una invasi¨®n sovi¨¦tica en cualquier Curopeo sin recurrir a armamento nuclear y que, si as¨ª se hiciera, no habr¨ªa posibilidad de impedir que la Uni¨®n Sovi¨¦tica utilizara el suyo, con lo que la situaci¨®n de la OTAN ser¨ªa desesperada.
Pero nosotros rechazamos esa implicaci¨®n; la convicci¨®n de que Europa no tiene otro tipo de respuesta que el que la llevar¨ªa a su propia destrucci¨®n mina el apoyo del p¨²blico a la Alianza.
Prop¨®sito defensivo
Una tercera preocupaci¨®n europea est¨¢ relacionada con la posibilidad de que una respuesta de la Alianza Atl¨¢ntica a una invasi¨®n sovi¨¦tica implique el lanzamiento de una contraofensiva hacia el territorio del Pacto de Varsovia.
Los autores europeos sugieren que tal contraofensiva es incompatible con el prop¨®sito de defender, m¨¢s que de extender, las fronteras de la OTAN, y que implica la "voluntad o capacidad de conquistar y ocupar territorios". Pero el informe propone tal opci¨®n solamente para defender la autonom¨ªa de sus aliados y no para ampliar sus dominios. El rechazo por parte de la OTAN de la posibilidad de contraatacar con fuerzas de tierra supondr¨ªa una gran desventaja militar, ya que permitir¨ªa al invasor despreocuparse de sus flancos d¨¦biles.
Adem¨¢s, una Alianza comprometida a una defensa directa quema decir que nuestras fuerzas no podr¨ªan retroceder ni avanzar, sino solamente permanecer inm¨®viles.
La cuarta preocupaci¨®n de los tres autores se refiere a lo que ellos consideran el olvido del informe sobre el papel de Europa como actor en la pol¨ªtica mund¨ªal. Nuestra comisi¨®n intenta todo lo contrario; hace hincapi¨¦ en la necesidad de que los europeos participen m¨¢s en los riesgos y cargas de la protecci¨®n de los intereses que tenemos en com¨²n.
Algunos de esos intereses no s¨®lo caen fuera de sus fronteras nacionales, sino, como es el caso del Golfo, fuera de los l¨ªmites de la propia OTAN.
Equilibrios militares
El problema del transporte de fuerzas de una forma discr¨ªminada y a tiempo para detener o defender la agresi¨®n contra nuestros intereses comunes no tiene que ver solamente con los tradicionales equilibrios militares de comparar carros de combate contra carros de combate con o sin consideraci¨®n de sus respectivas diferencias cualitativas.
Se trata, adem¨¢s, de que podamos disponer a tiempo de acceso al espacio a¨¦reo y a las bases de escala hacia y desde la zona amenazada, y de que los aliados podamos coordinar nuestras respuestas frente a ambiguas se?ales de peligro.
En algunas partes del mundo puede variar el concepto que de sus intereses tengan los distintos aliados de la OTAN, pero incluso en los flancos de la Alianza y en el Golfo, donde los intereses vitales de nuestros aliados europeos para evitar la intervenci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica son m¨¢s directos que los de Norteam¨¦rica, el problema pol¨ªtico (ilustrado por recientes negociaciones) se ha ido agravando con el paso de los a?os. Es preciso que Europa tenga un papel m¨¢s activo en el reparto de los riesgos.
La comisi¨®n es favorable a una presencia nuclear m¨¢s decidida de brit¨¢nicos y franceses para la defensa de otros aliados europeos.
No obstante, un papel de apoyo de los aliados requiere, al igual que en el caso de Norteam¨¦rica, una fuerza nuclear efectiva susceptible de ser utilizada discriminadarnente en el caso de una invasi¨®n de territorio aliado. Los franceses y brit¨¢nicos tienen ahora la posibilidad de moverse en esa direcci¨®n.
La disuasi¨®n discriminada (o el uso discriminado de la fuerza) ser¨¢ tan necesaria para la actual Europa de las naciones (o para cualquier Europa unida del futuro) como lo es actualmente para Estados Unidos.
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