Un deber moral, una exigencia de la raz¨®n
El propio enunciado de la expresi¨®n relaciones Norte-Sur evoca la idea de diferenciaci¨®n, separaci¨®n e incluso de enfrentamiento en las relaciones m¨¢s caracter¨ªsticas de la sociedad internacional contempor¨¢nea.Esta expresi¨®n refleja que las diferencias entre los pa¨ªses desarrollados y los del Tercer Mundo cada d¨ªa son m¨¢s grandes y la brecha que les separa, tanto como sujetos del orden econ¨®mico internacional como actores de las relaciones internacionales, cada vez es m¨¢s profunda. Algunos te¨®ricos de estos pa¨ªses llegan a explicar este incremento de las diferencias se?alando que los pa¨ªses ricos son cada d¨ªa m¨¢s ricos mientras que los pobres son cada vez m¨¢s pobres, relacionando el incremento de la riqueza del Norte con el estancamiento del Sur. Este planteamiento recoge la teor¨ªa del subdesarrollo estructural, cuesti¨®n que se suele medir, en t¨¦rminos econ¨®micos, a trav¨¦s del coeficiente de relaci¨®n real de intercambio, deteriorado desde la Segunda Guerra Mundial de forma considerable, a pesar de los esfuerzos del sistema de las Naciones Unidas para paliar estas diferencias.
Razones estructurales
La situaci¨®n es especialmente dram¨¢tica en esta d¨¦cada, dada la improbabilidad de conseguir un nuevo orden mundial -como recomendaban las resoluciones de Naciones Unidas en los setenta- y el agravamiento de la situaci¨®n en el Tercer Mundo. Razones estructurales, las relaciones entre ricos y pobres y las frecuentes cat¨¢strofes naturales que asolan ?frica han conducido a la situaci¨®n actual. El descenso de los precios de las materias primas, el problema de la deuda externa, las malas cosechas y el hambre se incluyen en este paquete. Pese a los esfuerzos desplegados desde diferentes ¨¢mbitos de la Comunidad Europea, hemos de convenir que la cooperaci¨®n internacional es manifiestamente insuficiente.
Significativo es el pronunciamiento de los ocho presidentes centroamericanos recogidos en la Declaraci¨®n de Acapulco de 29 de noviembre de 1987, en la que manifiestan, entre otras cosas, que "los desajustes en el sistema econ¨®mico internacional han afectado profundamente nuestras econom¨ªas y constituyen fuente de inestabilidad y recesi¨®n. Durante la presente d¨¦cada nos enfrentamos a una regresi¨®n de la cooperaci¨®n econ¨®mica internacional. El problema de la deuda externa, la transferencia masiva de recursos financieros hacia el exterior, el alza extraordinaria de las tasas de inter¨¦s, el deterioro en la relaci¨®n de precios en el intercambio y la proliferaci¨®n del proteccionismo han llevado a una reducci¨®n en los niveles de vida y en las posibilidades de un desarrollo aut¨®nomo de nuestros pa¨ªses". La amenaza que esta situaci¨®n representa para la paz mundial es a todas luces considerable.
Una gran parte de los conflictos internacionales en los que la Cruz Roja atiende a buena parte de las v¨ªctimas se deben a razones estructurales. No habr¨¢ paz duradera ni estaremos en el camino de atenuar los conflictos perif¨¦ricos si no tomamos medidas que tiendan a alterar el injusto modelo de relaci¨®n Norte-Sur.
Los europeos somos conscientes de que ¨²nicamente se puede alterar esta situaci¨®n a trav¨¦s de la cooperaci¨®n internacional, entre otras cosas porque tenemos presente la experiencia de nuestra propia reconstrucci¨®n despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial.
La ayuda exterior a trav¨¦s del Plan Marshall fue un factor necesario aunque no ¨²nico para el despegue econ¨®mico y pol¨ªtico de los a?os posteriores.
Tal vez por ello, tanto los pa¨ªses europeos como las organizaciones internacionales del ¨¢rea, especialmente la OCDE, la Comunidad Europea y el Consejo de Europa, han tenido una mayor sensibilidad ante las dram¨¢ticas realidades contempor¨¢neas.
La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa organiz¨® una conferencia en Lisboa, en marzo de 1984, sobre el papel de Europa en el di¨¢logo Norte-Sur en la que se propuso una campana p¨²blica sobre "la interdependencia Norte-Sur" para la primavera de 1988.
Esta iniciativa fue recogida positivamente por el Consejo de Ministros del Consejo de Europa y posteriormente hecha suya por la Comisi¨®n de la Comunidad Europea, el Parlamento Europeo y las diversas organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales.
Adem¨¢s de la campa?a europea, en la que participan los 21 Estados signatarios del Convenio Europeo de Cooperaci¨®n Cultural, ¨¦stos llevaron a cabo sus propias campa?as nacionales.
El lanzamiento de la campa?a se produjo en Madrid el 16 de noviembre de 1987, bajo la presidencia de Su Majestad el Rey de Espa?a, en su calidad de presidente de honor de la campa?a. La inauguraci¨®n de la misma se ha producido el 26 de enero de 1988, con ocasi¨®n del gran debate de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre los temas objeto de la campa?a.
El hito m¨¢s importante de la misma ser¨¢ posiblemente la conferencia europea de parlamentarios europeos y de ONG's, a celebrar en Madrid del 1 al 3 de junio de 1988.
Los objetivos espec¨ªficos de la campa?a son:
a) Sensibilizar a la opini¨®n p¨²blica europea de c¨®mo esta relaci¨®n de interdependencia afecta a su vida diaria.
b) Traducir esta concienciaci¨®n en un apoyo de la opini¨®n p¨²blica y de sus representantes a las acciones dirigidas a establecer una relaci¨®n de igualdad en las relaciones Norte-Sur.
c) Fomentar los contactos entre los dirigentes de Europa y el Tercer Mundo, con vistas a encontrar soluciones conjuntas a los problemas de la interdependencia NorteSur.
El mensaje
La explicitaci¨®n de estos objetivos se hace a trav¨¦s del mensaje de la campa?a. La cooperaci¨®n Norte-Sur es una obligaci¨®n racional y un deber moral que Su Majestad el Rey ha expresado con las siguientes palabras: "En nuestro mundo interdependiente, la cooperaci¨®n en la b¨²squeda de soluciones eficaces a problemas compartidos no es, pues, un deber que se cifra ¨²nicamente en -el ¨¢mbito de la conciencia de cada uno, rebasa la dimensi¨®n de lo moral y se convierte, fundamentalmente, en una exigencia de la raz¨®n, en un imperativo de la inteligencia".
La campa?a europea pretende evidenciar el concepto de interdependencia y solidaridad Norte-Sur a trav¨¦s de la divulgaci¨®n y el an¨¢lisis de siete temas prioritarios:
1. Comercio. Su expansi¨®n es fundamental e interesa tanto al Norte como al Sur. El Sur aumentar¨ªa sus ingresos y el Norte podr¨ªa resolver sus dificultades econ¨®micas.
2. Agricultura. Los excedentes de producci¨®n en los pa¨ªses desarrollados y las necesidades alimentarias en el Sur requieren una reorganizaci¨®n del mercado agr¨ªcola y una pol¨ªtica de precios m¨¢s justa.
3. Recursos naturales y medio ambiente. Hace falta una administraci¨®n correcta de los recursos no renovables, de los que dependen tanto el Norte como el Sur, as¨ª como pol¨ªticas y decisiones con untas para la protecci¨®n del medio ambiente.
4. Deuda. Urge buscar soluciones para que el Sur salga del c¨ªrculo vicioso del endeudamiento y estancamiento econ¨®mico.
5. Ayuda al desarrollo. Este cap¨ªtulo debe aumentar cualitativa y cuantitativamente si se quieren cubrir las necesidades de las poblaciones y potenciar el desarrollo de los m¨¢s desfavorecidos.
6. Empleo. Es un problema que afecta tanto al Norte como al Sur. Su soluci¨®n precisa de un esfuerzo com¨²n y solidario.
7. Relaciones socioculturales. Hay que luchar contra la p¨¦rdida de identidad cultural. El desarrollo cultural debe ser un elemento esencial del desarrollo econ¨®mico. El Convenio de Lom¨¦ III, impulsado por la Comunidad Europea, es un paso significativo en este sentido.
Los 21 comit¨¦s nacionales debemos realizar una campa?a descentralizada, participativa, que implique a la sociedad desde los diferentes colectivos sociales, que sirva de trasvase de experiencias y proyectos, encamin¨¢ndola a sensibilizar a la opini¨®n p¨²blica europea. En esto pueden tener, a nuestro juicio, un especial protagonismo los medios de comunicaci¨®n para dar una mayor y mejor informaci¨®n sobre estos temas en general y sobre la campa?a en particular; su funci¨®n les debe poner a la cabeza de esta campa?a.
De forma similar, la participaci¨®n de las organizaciones no gubernamentales, elemento democr¨¢tico de la sociedad internacional, seg¨²n las palabras del profesor Antonio Truyol, es fundamental y prioritaria. Su importancia se basa no s¨®lo en su experiencia y capacidad para llevar adelante proyectos de cooperaci¨®n sino en su capacidad de incidencia, sensibilizaci¨®n y educaci¨®n de la sociedad civil, de la que surgen y forman parte, tendiendo a consolidar la cooperaci¨®n entre los pueblos y no s¨®lo entre Gobiernos.
La educaci¨®n para el desarrollo, o, como se denomina por parte de la Unesco, la educaci¨®n para la campa?a internacional y la paz, es absolutamente necesaria para transformar los valores y facilitar un cambio de actitudes y comportamiento en relaci¨®n con el problema de los desequilibrios econ¨®micos, sociales y culturales entre los pueblos y sus graves consecuencias. Debemos posibilitar el acercamiento a la realidad del Tercer Mundo, de una manera seria y objetiva, eliminando ciertos tics etnocentristas que en el pasado han contribuido a agrandar el abismo de la incomprensi¨®n cultural que nos separa. S¨®lo educando a nuestros ni?os y j¨®venes desde esta perspectiva avanzaremos en el camino de un mundo justo, solidario y en paz. ?ste es el mayor reto de nuestra ¨¦poca.
Pol¨ªtica de cooperaci¨®n
De igual forma, todos los estamentos sociales deben colaborar y presionar para que la pol¨ªtica de cooperaci¨®n emprendida por nuestro Gobierno alcance las cotas de los pa¨ªses europeos, encamin¨¢ndonos a conseguir esa cifra m¨¢gica del 0,7% de nuestro PIB para el ¨¢rea de cooperaci¨®n, poni¨¦ndonos paulatinamente al nivel de los dem¨¢s Estados europeos m¨¢s comprometidos.
Es preciso tambi¨¦n que la campa?a sirva para o¨ªr la voz de los representantes de los pa¨ªses del Sur, para contrastar su visi¨®n del desarrollo y de la cooperaci¨®n con la visi¨®n euroc¨¦ntrica que muchas veces tenemos desde el Norte y que tantos perjuicios ha causado en el pasado.
Como espa?oles, nuestro deber moral es mayor, ya que mayores son los lazos que nos unen con el Sur. Nuestra uni¨®n cultural con Latinoam¨¦rica y nuestra situaci¨®n geogr¨¢fica en el ¨¢rea mediterr¨¢nea, donde se fusionan el Norte y el Sur, as¨ª nos lo exige, teniendo siempre presente que para nuestro propio desarrollo es necesario el desarrollo del Sur.
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