"?Qui¨¦n ha ganado, la rubia o la morena?"
Estaba en el aeropuerto esperando tranquilamente a un amigo de Tenerife cuando, de pronto, se vio arrastrado por todo un colegio de ni?os y ni?as que luc¨ªan ch¨¢ndals rojos con unas letras negras de imprenta en la espalda en las que se pod¨ªa leer el nombre Viladecans. Recuperado del susto y tras lanzar unos cuantos improperios mientras se planchaba manual mente un traje gris de franela, exclam¨®: "?Pero es que llega alguien este mediod¨ªa?" "Las campeonas de Europa de marcha", le contestaron justo en el momento de abrirse la puerta de llegadas internacionales y aparecer Mari Reyes Sobrino y Mari Cruz D¨ªaz. Y entonces pregunt¨®: "?Qui¨¦n ha ganado, la rubia o la morena?" La rubia y la morena pare cen siamesas. Las dos se llaman Mari. Nacieron en la misma cl¨ªnica, el Hospital de Sant Pau de Barcelona, aunque con tres a?os de diferencia. Viven en Viladecans y viajan diaria mente en el mismo autob¨²s. Tienen el mismo entrenador, Josep Marin, y las dos empezaron practicando el cross y, por consejo de sus amigas, comunes claro, acabaron dedic¨¢ndose a la marcha hace ahora cinco a?os.
Sus gustos son diferentes -a la rubia le gusta la discoteca y el motocross mientras que la morena prefiere el baloncesto y bailar con cualquier orquesta-, al igual que sus proyectos -la rubia estudiaba administrativo para ser una buena oficinista y la morena trabajaba en una f¨¢brica de camisas-, pero una no puede vivir sin la otra y nadie sabe cual es m¨¢s peligrosa, porque, entra las dos, son capaces de tirar a un compa?ero de concentraci¨®n a la piscina en pleno invierno, robar la ropa a un ba?ista en la playa o estrellar un huevo en la cara de un conocido y decirle: "La tierra es redonda". S¨®lo se separan para jugar al remigio y, con cartas de por medio, Reyes siempre gana a Mari Cruz.
Llegaron a estar tan unidas que en los Europeos juniores de Cottbus 85 (RDA) atravesaron la meta en la prueba de los 5 kil¨®metros cogidas de la mano. La morena cre¨ªa que hab¨ªa ganado la rubia y por eso le levant¨® la mano en la l¨ªnea de meta. Los jueces se mostraron incapaces de disolverlas y decidieron darles la medalla de oro a las dos. "Yo", cuenta la morena, "s¨®lo me.di cuenta de que tambi¨¦n hab¨ªa ganado cuando, estando en el segundo caj¨®n, me dijeron que me subiera tambi¨¦n al primero".
La una contra la otra
Hasta el Europeo de Stuttgart 86, cuando la rubia gan¨® la prueba de los 10 kil¨®metros,y la morena fue quinta, nadie sab¨ªa quien de las dos era la buena. Hasta los periodistas se equivocaban con sus nombres. S¨®lo a partir de entonces se supo que la rubia era Mari Cruz D¨ªaz y la morena, Reyes Sobrino. La rubia comenz¨® a quedar siempre delante de la morena como, por ejemplo, en el Mundial de Roma, cuando Mari Cruz fue cuarta y Reyes novena. En medio se interpuso luego Emilia Cano y su angustiosa llegada al estadio de la capital italiana. Reyes, la morena, qued¨® en segundo plano, a pesar de conseguir, en 1987, la plusmarca mundial de los 5 kil¨®metros (21.25) en la Coru?a. Pero el domingo gan¨® en Budapest y la rubia, Mari Cruz, qued¨® tercera. Vuelve a haber problemas para identificarlas.
"?Qui¨¦n es mejor de las dos?" S¨®lo la morena responde: "En ese juego no entramos". Nueva pregunta de la Prensa: "Si t¨² hubieras visto que Mari Cruz iba detr¨¢s tuyo ?la hubieras cogido de la mano para entrar otra vez juntas a la meta?" "No s¨¦, no quiero pensar esto ahora", responde Reyes, "aunque creo que si se hubiera planteado tal situaci¨®n, esta vez s¨®lo cab¨ªa una soluci¨®n: 'la una contra la otra".
Reyes sabe aunque no lo diga, porque as¨ª se lo reconoci¨® un d¨ªa a su padre Ferm¨ªn, que la buena es la rubia. "Reyes", dice su padre, "es consciente de que si Mari Cruz se entrenara tanto como mi hija, no habr¨ªa nadie en el mundo que le ganara. La rubia es la mejor". "A Mari Cruz todo le resulta m¨¢s f¨¢cil", aseguran los t¨¦cnicos que conocen a las dos por igual, "pero Reyes nunca se entrega".
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