Nuevos disturbios en el T¨ªbet

La apertura no llega sin riesgos a los pa¨ªses comunistas. Tras los disturbios en la URSS, la sublevaci¨®n corresponde a los tibetanos contra el poder chino. La violencia desencadenada el d¨ªa 6 produjo seguramente menos v¨ªctimas que los enfrentamientos sovi¨¦ticos. Pero demuestran el irredentismo tibetano y la fidelidad de su poblaci¨®n a su dios rey, el Dalai Lama, obligado a exiliarse en 1959.El pasado oto?o ya se produjeron manifestaciones de civiles y lamas, pero Pek¨ªn tard¨® varios meses en reconocer que sus fuerzas de orden p¨²blico abrieron fuego contra los manifestantes. Desde entonces los dirigentes chinos no saben qu¨¦ actitud tomar para resolver, o por lo menos calmas, una crisis que pone en duda la imagen de reformismo. Tras la represi¨®n que se produjo en 15159 y los estragos de la revoluci¨®n cultural, Pek¨ªn opt¨® por la moderaci¨®n, concediendo m¨¢s derechos a los tibetanos. La Administraci¨®n china en el T¨ªbet fue purgada de los elementos izquierdistas y el territorio fue abierto poco a poco al exterior.

Los disturbios de Lhasa demuestran el fracaso de la pol¨ªtica de Pek¨ªn hacia las minor¨ªas ¨¦tnicas que son mayor¨ªa en su territorio; las otras est¨¢n en v¨ªa de asimilaci¨®n. El Xinjiang isl¨¢mico ha sufrido estos ¨²ltimos a?os movimientos nacionalistas. Un resurgimiento del fundamentalismo isl¨¢mico ser¨ªa tan grave para China como la revuelta de los lamas en Lhasa.

8 de marzo