Panam¨¢ vive bajo la psicosis de invasi¨®n norteamericana
ENVIADO ESPECIAL, Panam¨¢ vive bajo la psicosis de una invasi¨®n norteamericana. Para unos es la esperanza de poner orden en el caos que vive actualmente este pa¨ªs, y para otros es la amenaza de acabar con un r¨¦gimen que se hab¨ªa separado de la estricta voluntad de Washington; pero para todos es un hecho habitual -26 intervenciones en 85 a?os de independencia- en la historia de esta rep¨²blica de dos millIones de habitantes, sede permanente de los 10.000 soldados del Comando Sur y escenario ahora de maniobras militares norteamericanas.
Muchos extranjeros hacen sus maletas para huir de lo que creen que se avecina. Las cadenas de televisi¨®n norteamericanas instalan antenas en las habitaciones de sus hoteles para afrontar una eventual situaci¨®n de emergencia. Todo el que puede se aprovisiona de alimentos a la espera del d¨ªa D, en el que la brigada 193 del Ej¨¦rcito de Estados Unidos cruce la zona del canal y ocupe los puntos estrat¨¦gicos de la capitalEn los televisores de este pa¨ªs est¨¢ permanentemente conectado el canal 8 del Comando Sur para conocer las instrucciones que se dan a los soldados norteamericanos. Por ahora s¨®lo aparece cada cinco minutos un letrero que comunica que las fuerzas de Estados Unidos se encuentran en alerta alfa, por lo que se recomienda a las tropas no circular por las calles de la ciudad.
La unidad de ¨¦lite del Ej¨¦rcito paname?o, el Batall¨®n 2000, se encuentra, a su vez, en estado de m¨¢xima prevenci¨®n, dispuesto a intervenir. Dos tanques cuidan la entrada de una de las oficinas del jefe del Ej¨¦rcito paname?o, general Manuel Antonio Noriega. La resistencia, dicen fuentes pr¨®ximas a los militares, no ser¨ªa, sin embargo, en la ciudad de Panam¨¢, sino en las monta?as. Varias unidades tienen planes para refugiarse all¨ª en el caso de que se produzca la invasi¨®n.Nadie cuenta con una gran resistencia por parte de la poblaci¨®n. A favor de esta impresi¨®n juega, primero, la historia que habla de intervenciones incruentas cada vez que los norteamericanos han decidido resolver con sus soldados los problemas internos paname?os, ya haya sido para poner fin a una huelga de maestros, o para reprimir una manifestaci¨®n en defensa del derecho de Panam¨¢ a que su bandera ondee en el canal.
Tampoco el r¨¦gimen del general Noriega cuenta con un grado de respaldo popular que haga pensar en la posibilidad de resistencia a una invasi¨®n. Todo el aparato pol¨ªtico montado por Omar Torrijos se encuentra en desbandada, y s¨®lamente entre las fuerzas armadas se ha seguido cuidando ligeramente el valor del nacionalismo. La poblaci¨®n est¨¢ mucho m¨¢s preocupada por la cr¨ªtica situaci¨®n econ¨®mica, que hace temer que muy pronto los paname?os, lisa y llanamente, no tengan para comer.
Entre los torrijistas y los que respaldan al general Noriega existe un ambiente de desmoralizaci¨®n y de fatalismo, mientras que un miembro de la Cruzada Civilista, la organizaci¨®n que ha dirigido las protestas contra Noriega, admit¨ªa en privado que algunos opositores han barajado la posibilidad de bloquear el Canal para que EE UU pueda intervenir con la excusa legal de los acuerdos Torrijos-Carter.
[El juez Sinney Aronovitz, de Miami, se uni¨® ayer a otros colegas de Nueva York y Boston y orden¨® mantener el congelamiento de los fondos del Gobierno de Panam¨¢ en cuatro bancos de Miami hasta que se celebre una audiencia el pr¨®ximo 16 de marzo, informa Reuter. Entretanto, la Comisi¨®n Bancaria de Panam¨¢ autoriz¨® ayer la reapertura parcial de los bancos, aunque los clientes no podr¨¢n scar dinero de sus cuentas.]
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