La ventaja de Bush
LAS ELECCIONES primarias celebradas el pasado martes en 20 Estados norteamericanos han decidido casi definitivamente la carrera hacia la candidatura por el Partido Republicano, mientras que en el campo dem¨®crata han dejado a¨²n abierto el camino hacia la designaci¨®n, aunque se haya producido, eso s¨ª, una importante selecci¨®n. El vicepresidente, George Bush, gracias a una victoria aplastante en el Sur y en los otros Estados que votaron el supermartes 8 de marzo, se ha asegurado casi el 60% de los delegados que necesita para ser designado el pr¨®ximo mes de agosto por la convenci¨®n de su partido. En cambio, en el Partido Dem¨®crata, Michael Dukakis, Jesse Jackson y Albert Gore cuentan con un n¨²mero de delegados casi igual para la convenci¨®n que designar¨¢ en el pr¨®ximo mes de julio su candidato a la Casa Blanca. Con estos resultados, la continuidad del reaganismo se presenta ya claramente a la opini¨®n norteamericana. Las acusaciones que Bush ha sufrido desde el inicio de la campa?a en el sentido de que carece de ideas propias, de que se ha limitado a permanecer en la sombra de un jefe que ocupaba toda la escena, no le han impedido obtener un ¨¦xito notable. Se ha beneficiado del prestigio de Reagan entre el electorado de derecha del Sur, en cuyo seno la revoluci¨®n conservadora ha tenido siempre fuertes ra¨ªces.En cambio, la alternativa al reaganismo, que deber¨¢ presentarse ante los electores norteamericanos cuando en noviembre pr¨®ximo voten para designar al futuro presidente de EE UU, es todav¨ªa una nebulosa. Ni se sabe qu¨¦ persona la encarnar¨¢, ni tampoco qu¨¦ programa y qu¨¦ soluciones ser¨¢n propuestas para encaminar a la naci¨®n norteamericana por derroteros distintos de los que ha seguido en los ¨²ltimos a?os. Esta situaci¨®n favorece de partida a los republicanos porque les otorga una imagen de mayor cohesi¨®n. En el campo opuesto, la dispersi¨®n del voto entre diversos candidatos coloca inevitablemente en primer plano la pugna de dem¨®cratas contra dem¨®cratas, lo que no contribuye a dar la sensaci¨®n de un partido que se prepara para gobernar.
El gran espect¨¢culo del supermartes no ha aportado pr¨¢cticamente ning¨²n elemento serio sobre la futura pol¨ªtica de EE UU. En ese clima, el hecho de que el futuro presidente deber¨¢ medirse con un dirigente como Gorbachov al frente de la URSS -tema que preocupa a todos los analistas de pol¨ªtica internacional- parece inexistente. Los candidatos en esta fase se esfuerzan sobre todo por buscar votos diciendo aquello que los electores desean o¨ªr en cada sitio. Incluso en el idioma que puede serles m¨¢s agradable: Dukakis ha ganado en Tejas, en gran parte, porque pudo hablar en espa?ol al sector hispano de la poblaci¨®n. Despu¨¦s del verano llegar¨¢ el momento de que cada candidato presente a los electores qu¨¦ es lo que se propone hacer como futuro presidente de EE UU. Lo que dir¨¢ el seguro candidato Bush no es dificil adivinarlo, si se tiene en cuenta su etapa a la sombra de Reagan. En cambio, en el Partido Dem¨®crata coexisten talantes y pol¨ªticas muy distintas.
En ese orden, un fen¨®meno que tendr¨¢ este a?o una importancia mayor a¨²n que en 1984 es la fuerza lograda por Jesse Jackson no s¨®lo entre los electores negros, sino entre amplios sectores de poblaci¨®n blanca. Sus ¨¦xitos del martes pasado demuestran el cambio hist¨®rico que ha sufrido el problema de los derechos humanos en Estados que fueron feudos del segregacionismo. La causa por la que Martin Luther King dio su vida ha vencido en gran medida. Pero lo nuevo es que Jackson est¨¢ creando un polo de pol¨ªtica social y exterior progresista que atrae a sectores blancos alineados con una izquierda radical de gran tradici¨®n norteamericana que en anteriores elecciones se perd¨ªan en medio de una lluvia de candidatos testimoniales. Jackson tendr¨¢ un peso serio en la convenci¨®n dem¨®crata y podr¨¢ influir en el candidato y en el programa que se presente como alternativa al reaganismo. Pero esos problemas, decisivos para la futura pol¨ªtica de EE UU, no est¨¢n ahora en el orden del d¨ªa.
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