Un cierto encanto

Reci¨¦n llegada de Berl¨ªn, reci¨¦n salida de una pol¨¦mica pol¨ªtico administrativa, reci¨¦n elegida para la sesi¨®n de entrega de premios de cinematograf¨ªa de la Generalitat, El vent de I'illa es una pel¨ªcula que acumula sobre sus espaldas una serie de compromisos excesivos. Se ha querido que Gerard Gormezano redimiera al cine catal¨¢n de todas sus, culpas recientes y que, a trav¨¦s de su filme, nos reconcili¨¢ramos con la tradici¨®n y el experimentalismo, la historia y el presente. Demasiada responsabilidad para un director debutante.El vent de l'illa narra las andanzas menorquinas de John Armstrong, un ingeniero irland¨¦s que entre 1740 y 174.2 escribi¨®, en forma epistolar, su The, History of the Island of Menorca. A partir de esa muy leve trama argumental, Gormezano intenta desarrollar un meticuloso trabajo de puesta en escena que conecta con una reflexi¨®n pict¨®rica.

Decorado hist¨®rico

Una utilizaci¨®n austera del decorado hist¨®rico y una preferencia por una interpretaci¨®n distanciada son los dos elementos externos m¨¢s evidentes del filme, que encuentra en su empleo de los fundidos y los encadenados su po¨¦tica narrativa, un tipo de puntuaci¨®n que el realismo televisivo dominante ha arrinconado.Los l¨ªmites del envite: tienen tres or¨ªgenes: las limitaciones t¨¦cnicas del producto, las de los actores y las del gui¨®n. Respecto a las primeras vale la pena se?alar que la fotograf¨ªa no est¨¢ a la altura de las exigencias, incapaz de mantener un raccord de luz e ir m¨¢s all¨¢ de la belleza del objeto fotografiado. En relaci¨®n con los actores es imposible sustraerse a la sensaci¨®n de que la opci¨®n desdramatizadora se debe m¨¢s a la escasa experiencia o t¨¦cnica interpretativa de los actores que a una decisi¨®n verdaderamente libre y deseada, sensaci¨®n a la que s¨®lo escapa Mara Truscana. Por ¨²ltimo queda, precisamente, el problema del gui¨®n, que fue becado por la Generalitat. Aqu¨ª las limitaciones surgen de la ingenuidad dramat¨²rgica de Gormezano, que tiende perezosamente los hilos de una intriga y luego ni tan s¨®lo se preocupa por recogerlos. El vent de l'¨¬lla casi justifica hablar de un grado cero de ficci¨®n, tan c¨¢ndida es la actitud del director-guionista. La. sorpresa, el ingenio argumental, son valores inexistentes en El vent,de l`illa, que conf¨ªa ciegamente: en la magia del paisaje.

El vent de l'illa es, con todos sus defectos, un filme dotado de un extra?o encanto y el primero de un director al que hay que obligar a mucho m¨¢s. Gerard Gormezano no es el cl¨¢sico debutante del que no es razonable esperar nada, sino una esperanza justificada, alguien que tiene ambici¨®n y capacidad para narrar y sugerir con im¨¢genes.