Un s¨®lido amigo
EL ENCUENTRO de Fran?ois Mitterrand y Felipe Gonz¨¢lez, ayer, en el coto de Do?ana es importante para la conformaci¨®n europea de Espa?a y para la situaci¨®n de ¨¦sta como potencia media. Tiempo hubo en que las cumbres hispano-francesas, los pactos de familia, eran consideradas como una dejaci¨®n de soberan¨ªa espa?ola. Se acusaba al Gobierno socialista de rendirse al franc¨¦s, sin que los cr¨ªticos se dieran cuenta de que nuestro ingreso en la Comunidad Europea (CE) pasaba precisamente por la puerta de los Pirineos. Han transcurrido a?os desde entonces. Francia ha sido un eslab¨®n importante en nuestra adhesi¨®n a la CE y, una vez acreditadas nuestras credenciales democr¨¢ticas, en el acorralamiento de ETA. Hoy, nuestro pa¨ªs ha cambiado radicalmente de tesitura: es miembro pleno de la CE, va a presidir la Comunidad durante el primer semestre de 1989, defiende con coherencia sus intereses nacionales en la Europa comunitaria y, adem¨¢s, hace gala de un europe¨ªsmo que merece respeto fuera de nuestras fronteras.El presidente Mitterrand es una figura importante de la Europa contempor¨¢nea, no s¨®lo por lo que representa personalmente, sino, sobre todo, por las opciones que ha puesto en juego en los ¨²ltimos a?os. Aprovechando la indudable satisfacci¨®n que produce, como espaldarazo, una visita que es, fundamentalmente testimonial y probablemente electoralista, el Gobierno espa?ol deber¨ªa decidir jugar a fondo la carta de la adscripci¨®n al denominado eje Bonn-Par¨ªs-Madrid. Y ello no para entrar en la esfera hegem¨®nica de una potencia m¨¢s influyente que nosotros; ha pasado la angustiosa necesidad espa?ola de hacerse aceptar por Europa. El prop¨®sito ser¨ªa, m¨¢s bien, optar por una visi¨®n diferente de la escena continental, por un equilibrio distinto en el reparto de fuerzas comunitarias.Dos ejemplos ilustran la tesis. En primer lugar, debe recordarse que, a nivel comunitario, los temas militares no pueden tratarse en el seno de la cooperaci¨®n pol¨ªtica (que se supone debe ser la que formule una pol¨ªtica exterior com¨²n de la CE), porque Irlanda no forma parte de la OTAN. Y una pol¨ªtica exterior sin defensa es, cuando menos, inoperante. Como simult¨¢neamente existe en Europa la conciencia de que debe haber un pilar europeo de la OTAN, se ha acudido a revitalizar la Uni¨®n Europea Occidental (UEO), de la que, de todos modos, no son miembros todos los europeos de la OTAN. Absurdamente, Espa?a opta a ser miembro de la UEO porque en un momento de irreflexi¨®n lo sugiri¨® Felipe Gonz¨¢lez en su famoso dec¨¢logo defensivo, sin sopesar suficientemente que esa adhesi¨®n requerir¨ªa aceptar una plataforma defensiva nuclearizada. La coronaci¨®n de este desprop¨®sito es que la UEO, aquejada de esclerosis, languidece a ojos vista.
Mitterrand, por el contrario, ofrece una f¨®rmula mucho m¨¢s flexible, que entiende que el pilar europeo de la defensa occidental, una vez acordada la eliminaci¨®n de la INF (fuerza nuclear de alcance intermedio) y en v¨ªas del acuerdo START (tratado para la reducci¨®n de armas estrat¨¦gicas), pasa por la defensa de la Rep¨²blica Federal de Alemania, con la garant¨ªa nuclear francesa, con un consejo superior de defensa y con la posibilidad de establecimiento de una brigada franco-alemana occidental, embri¨®n del equilibrio convencional puramente. europeo. Una opci¨®n as¨ª no nos crea problemas (no incide en nuestra desnuclearizaci¨®n) y es la soluci¨®n abierta de defensa europea, que facilitar¨ªa, adem¨¢s, las situaciones estrat¨¦gicas de futuros miembros de la CE que hoy se declaran neutrales.
En segundo lugar, est¨¢ claro que el presidente franc¨¦s intenta desplazar el centro de gravedad de la Europa comunitaria hacia el Sur. Si Espa?a se sumara a este proyecto, a¨²n muy embrionario, reforzar¨ªa el liderazgo que pretende Mitterrand, dando a Francia la apoyatura mediterr¨¢nea que necesita para equilibrar la fuerza de los pa¨ªses comunitarios del Norte. La llave de este nuevo y fuerte bloque mediterr¨¢neo la tiene Espa?a. No parece malo que la comparta con Francia, pa¨ªs que, adem¨¢s de vecino, ha demostrado ser en los ¨²ltimos tiempos uno de los amigos m¨¢s s¨®lidos que tenemos.
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