Una guerra de sainete
Los hondure?os consideran un atropello el env¨ªo de tropas de Estados Unidos
La mayor¨ªa de los observadores de la situaci¨®n hondure?a coincide en calificar de "comedia" -algunos hablan de "sainete"- la operaci¨®n de trasladar 3.200 soldados de EE UU a Honduras y la crisis desatada, pero casi todos registran la verg¨¹enza por lo que consideran un atropello a la soberan¨ªa nacional, e interpretan toda la operaci¨®n como un intento de salvar a los contra del desastre. A la hora de buscar interpretaciones a la crisis entre Honduras y Nicaragua cada experto tiene su versi¨®n en Tegucigalpa.
ENVIADO ESPECIALEl s¨¢bado, aviones hondure?os, seg¨²n noticias procedentes de Nicaragua, lanzaron cuatro bombas, que no causaron heridos. El hecho puso de manifiesto que contin¨²a la t¨®nica de d¨ªas anteriores. Honduras demuestra a Nicaragua que puede bombardear cuando quiera su territorio, gracias a la superioridad a¨¦rea, en respuesta a la incursi¨®n del Ej¨¦rcito Popular Sandinista (EPS) m¨¢s all¨¢ del r¨ªo Coco para perseguir en suelo hondure?o a los contra. Con el bombardeo simb¨®lico se cumple lo anunciado por el presidente hondure?o, Jos¨¦ Azcona, en su conferencia de prensa del pasado viernes, de que se repetir¨ªa la operaci¨®n a¨¦rea contra los sandinistas "sobre suelo hondure?o".Esta sucesi¨®n de amagos y amenazas ha hecho que algunos consideren la crisis como un sainete. Esto aumenta a¨²n m¨¢s en los hondure?os de talante nacionalista la sensaci¨®n de verg¨¹enza ante la situaci¨®n y, cuando aumentan las copas, en las reuniones en Tegucigalpa, m¨¢s de uno ha comentado al enviado de este peri¨®dico que "somos una Rep¨²blica bananera" y "tu compatriota el churumbel ha demostrado que no es capaz de defender nuestra dignidad". La alusi¨®n al compatriota va dirigida al presidente Azcona, que naci¨® en Espa?a, y churumbel es el mote que los hondure?os dedican a los espa?oles.
Un bombardeo anunciado
Resulta dif¨ªcil tomar en serio el enfrentamiento Honduras-Nicaragua ante bombardeos anunciados de antemano y que se cumplen con cuatro bombas lanzadas sobre "posiciones sandinistas" sin causar ni un solo herido. En las palabras de Azcona, en su conferencia de prensa, se advierte la intenci¨®n de no buscar camorra con los vecinos nicarag¨¹enses. Azcona dijo varias veces que los sandinistas deben salir de territorio hondure?o, y les conmin¨® a hacerlo.
El Ej¨¦rcito de Honduras puede tardar varios d¨ªas en llegar a, una zona que es m¨¢s f¨¢cilmente accesible desde Nicaragua. As¨ª se da tiempo a los incursores a dejar libre el terreno, aunque no se excluye, como ocurri¨® en la Semana Santa de 1986, que soldados sandinistas se queden errando, perdidos, por esa regi¨®n deshabitada.
En Honduras nadie quiere una guerra con Nicaragua. El temor es verse mezclados en un conflicto que no es propio sino de Estados Unidos con Nicaragua. "Nosotros no somos de esta guerra", parece ser la filosof¨ªa m¨¢s extendida en Honduras, a pesar de que los sandinistas no gocen de simpat¨ªas. El problema m¨¢s grave y el impacto mayor de la crisis para la opini¨®n p¨²blica hondure?a lo constituye la presencia de las tropas de EE UU. El diario liberal Tiempo insiste en sus editoriales en que la decisi¨®n de Azcona al solicitar la ayuda de tropas extranjeras, sin consultar con el Congreso de Honduras, es inconstitucional.
Expertos hondure?os coinciden en explicar la crisis como un intento de Washington para salvar a la contra de un desastre. Ante las conversaciones de paz que deber¨ªan comenzar hoy, lunes, en Sapo¨¢ (Nicaragua) entre los sandinistas y el alto mando de la contra parece que Managua quiso negociar desde una posici¨®n de fuerza y asestarles un golpe decisivo.
Ofensiva sandinista
Esto desencaden¨® la ofensiva sandinista, que parece llev¨® a una incursi¨®n -jam¨¢s una invasi¨®n- en territorio hondure?o para destruir un enorme almacenamiento de pertrechos de la contra que, seg¨²n se ha reconocido en Washington, se encuentra. en Honduras en la zona incursionada por los sandinistas pr¨®xima a la frontera con Nicaragua.
Esta incursi¨®n sirvi¨® a Estados Unidos para iniciar una escalada de la crisis con el env¨ªo de tropas que pueden convertirse en elemento disuasorio para los sandinistas, elevar la moral de los contra en desbandada, plantear de nuevo el tema de la ayuda del Congreso a la contra y, tal vez, torpedear el di¨¢logo previsto para hoy en Sapo¨¢. En esta jugada quedaba atropellada de por medio la dignidad nacional de Honduras, pero esto no parece preocupar mucho a Estados Unidos, aunque esto es precisamente lo que indigna a los hondure?os que todav¨ªa conservan un sentimiento nacionalista.
Seg¨²n versiones que circulan en Tegucigalpa, a principios de febrero EE UU pidi¨® al Ej¨¦rcito de Honduras que se ocupasen de la administraci¨®n de la contra, de prestarles apoyo y ayuda log¨ªstica ante la situaci¨®n por la negativa del Congreso a enviar m¨¢s ayuda desde el 1 de marzo a los antisandinistas.
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