Una aut¨¦ntica campa?a
Por primera vez desde 1950, y quiz¨¢ en realidad desde 1940, se est¨¢ produciendo en M¨¦xico una aut¨¦ntica campa?a electoral en la que compiten varios candidatos con fuerza y arraigo real y que representan verdaderas corrientes ideol¨®gicas y pol¨ªticas inscritas en la sociedad mexicana. Falta, por supuesto, un ingrediente importante: el desenlace de la contienda; esto es, el resultado de los comicios del pr¨®ximo 6 de julio no est¨¢ en juego: ganar¨¢, corno ha ganado siempre desde los a?os veinte, el candidato del partido oficial, Carlos Salinas de Gortari. Pero con esa excepci¨®n -que es de talla, ni duda cabe- M¨¦xico vive hoy una situaci¨®n in¨¦dita para la enorme mayor¨ªa de sus habitantes, cuya juventud clausura la posibilidad de una memoria vivencial de largo alcance.Se enfrentan tres grandes corrientes con sus respectivas bases sociales y sus candidatos en cierto sentido naturales. Desde la derecha, una extra?a mezcla de exigencia democr¨¢tica, producto de decenios de arbitrariedades, de, fraude electoral y del desarrollo econ¨®mico y social de regiones enteras del pa¨ªs, sobre todo en el norte, y de fanatismo clasemediero cacerolista que retorna la tradici¨®n de populismo religioso mexicano que data ya de muchos a?os: Manuel Clouthier, el candidato del Partido de Acci¨®n Nacional (PAN), es un aspirante combativo, carism¨¢tico y sumamente representativo a la presidencia de la Rep¨²blica. Sus llamadas a la desobediencia civil, sus constantes provocaciones al Gobierno y al partido de este ¨²ltimo son fieles reflejos del coraje y desesperaci¨®n de las clases medias mexicanas surgidas del boom mexicario de los pasados 50 a?os, hoy empobrecidas y humilladas por una crisis econ¨®mica interminable y un sistema pol¨ªtico agonizante pero que se niega a morir a tiempo.
El arrastre de Clouthier, sin embargo, no es meramente peque?o burgu¨¦s: en amplias zonas del pa¨ªs -ante todo en el norte, pero tambi¨¦n en algunas zonas del centro del pa¨ªs-, campesinos y obreros se han volcado hacia el candidato de una derecha que sustenta tesis ideol¨®gicas dif¨ªcilmente compartidas por sus adeptos populares: apertura hacia Estados Unidos, fin del estado asistencial mexicano, "todo el poder a los; empresarios", individualismo trasnochado.
Lo interesante de Clouthier es que ha podido concertar el apoyo de sectores; dis¨ªmbolos e incluso enfrentados en una gesta m¨¢s mesi¨¢nica y redentora que propiamente pol¨ªtica. Cada Gobierno merece la oposici¨®n que se le enfrenta, y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) tiene en contra suya hoy un contendiente a su derecha cuyos vicios, defectos y exabruptos son justamente el resultado de la manera como M¨¦xico ha sido gobernado durante decenios. Son los cuervos creados por medio siglo de estabilidad pr¨®spera y despolitizada, mal repartida y antidemocr¨¢tica.
En el otro extremo del espectro pol¨ªtico la novedad consiste en la irrupci¨®n en el escenario mexicano de una verdadera oposici¨®n de izquierda. La candidatura ;a la presidencia de Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, hijo del general L¨¢zaro C¨¢rdenas y aut¨¦ntico heredero de la tradici¨®n cardenista en el campo mexicano, ha roto el unanimismo ideol¨®gico pri¨ªsta que imperaba desde los a?os treinta. En buena medida como resultado del sexenio presidencial de C¨¢rdenas padre, la izquierda mexicana se hab¨ªa debatido a lo largo de casi 50 a?os entre el apoyo cr¨ªtico a las medidas reformistas del Gobierno y el repudio a sus pr¨¢cticas corruptas y antipopulares.
Arca¨ªsmo
Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas ha desarrollado una campa?a en buena parte fundada en el arca¨ªsmo: arca¨ªsmo del nacionalismo econ¨®mico en el que descansan muchas de sus tesis program¨¢ticas, arca¨ªsmo de la base social que parece predominar en el seno del indudable y en algunos casos impresionante apoyo popular de que goza. De alguna suerte C¨¢rdenas ha resucitado la ideolog¨ªa de la revoluci¨®n mexicana, abogando por un Estado fuerte y asistencial, una econom¨ªa cerrada aunque no aut¨¢rquica, un nacionalismo que se extiende de lo internacional a lo econ¨®mico y lo social. Ciertamente, en materia de la deuda externa de M¨¦xico las tesis de C¨¢rdenas -suspensi¨®n de pagos mientras se negocia una reducci¨®n sustancial del servicio y del capital adeudado- se acercan m¨¢s al sentir de la mayor¨ªa de los mexicanos que las del Gobierno actual. Pero con esa excepci¨®n el programa econ¨®mico de C¨¢rdenas -y los problemas de M¨¦xico hoy son ante todo econ¨®micos- se antoja caduco o insostenible.
El arca¨ªsmo de su base social es enga?oso: el campesinado mexicano, con su reclamo ancestral de tierra, ya no se encuentra en el centro de la vida social del pa¨ªs. No constituye una mayor¨ªa de: la poblaci¨®n y su reproduci¨®n social es cada vez m¨¢s endeble. Pero no ha dejado de existir, y las multitudes -decenas de miles- que aclamaron a C¨¢rdenas durante su paso por la regi¨®n de La Laguna, donde su padre reinici¨® el reparto agrario en 1936, muestran que el cardenismo y el campesinado siguen siendo una parte importante de la vida nacional. El campesinado mexicano tradicional vive efectivamente: una lenta agon¨ªa, pero ¨¦sta puede durar a?os, como dur¨® en Francia o en Espa?a.
Esta doble oposici¨®n al PRI la enfrenta, a veces con ¨¦xito y en ocasiones con grandes dificultades, el joven candidato oficial Carlos Salinas de Gortari. Probablemente har¨¢ un buen presidente, pero su candidatura no ha brillado hasta ahora como debiera hacerlo. No es culpa de ¨¦l: ha tenido que bregar contra los estragos de seis a?os de estancamiento econ¨®mico y contra una pol¨ªtica gubernamental quiz¨¢ acertada desde el punto de vista estrat¨¦gico del pa¨ªs -apertura comercial hacia el exterior, privatizaci¨®n y reducci¨®n del sector p¨²blico, recortes de subsidios, etc¨¦tera-, pero que ha da?ado severamente el nivel de vida de la inmensa mayor¨ªa de los mexicanos. Peor a¨²n, la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs ha empeorado en los ¨²ltimos meses de manera dr¨¢stica: la inflaci¨®n se ha desbocado, la especulaci¨®n se ha desatado y la respuesta gubernamental ha sido ante todo hundir al pa¨ªs en una nueva recesi¨®n.
El problema m¨¢s de fondo que enfrenta Salinas, sin embargo, es pol¨ªtico. El agotamiento, descr¨¦dito y falta de credibilidad del sistema pol¨ªtico mexicano es tal que aunque gane las elecciones la gobernabilidad del pa¨ªs depender¨¢ de c¨®mo las gane. La clave reside en si se produce un gran fraude electoral -como en ocasiones anteriores-, asegur¨¢ndole al candidato del PRI un caudal de votos superior al que obtuvo su antecesor y superior a la mitad de los ciudadanos empadronados para votar (supuestamente garantizando as¨ª una mayor legitimidad de la elecci¨®n). De salir as¨ª las cosas, M¨¦xico podr¨ªa f¨¢cilmente volverse ingobernable a medio plazo. Afortunadamente Salinas ha dado varias muestras de no querer proceder de esa manera: parece creer que es preferible ganar perdiendo que perder ganando y que una peque?a mayor¨ªa de votos le fortalecer¨¢ m¨¢s que una victoria falsamente abrumadora. El problema estriba en que la inercia del fraude y los intereses reales que se: ver¨ªan afectados por una elecci¨®n limpia pueden resultar m¨¢s poderosos que un mero deseo de honestidad por parte de Salinas de Gortari.
La situaci¨®n econ¨®mica de M¨¦xico es desastrosa y el futuro pol¨ªtico es incierto. Pero se asoma una esperanza: ha concluido la era del consenso forzado, del unanimismo ideol¨®gico en el aparato oficial y de las mayor¨ªas electorales abultadas sin mayores consecuencias. Algo se mueve en M¨¦xico por fin.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.