21 estrenos en homenaje a Rubinstein
Al organizar las conmemoraciones centenarias de Arturo Rubinstein, la Fundaci¨®n Alb¨¦niz, el Concurso Internacional de Piano de Santander y la fundadora de ambos empe?os, Paloma O'Shea, quisieron unir a los recitales, exposiciones y dedicaciones algo que dejase larga huella. As¨ª, 21 composito?res espa?oles, pertenecientes a cuatro generaciones, recibieron el encargo de escribir otras tantas p¨¢ginas dedicadas al gran pianista polaco. Incluidas las obras en el libro-cat¨¢logo de la exposici¨®n, se estrenan ahora en Madrid y Barcelona, y posteriormente en Vitoria y otras ciudades.De la generaci¨®n de 1901 hemos escuchado estrenos de Rodrigo (1902), Ernesto Halffler (1905) y Joaquim Homs. El Preludio de a?oranza retorna a los or¨ªgenes rodrigueros, al tiempo de aquella Balada de a?oranza (1926) o el Homenaje a un viejo clavicordio (1922): simplicidad y aliento po¨¦tico sirven a un prop¨®sito evocador. Nocturno oto?al nos trae el m¨¢s alquitarado estilo de Ernesto Halfiler, buscador de armon¨ªas depuradas a trav¨¦s de una distanciada recordaci¨®n del chopinismo rubinsteniano: una obra absolutamente maestra, por la calidad de escritura y la belleza de la sustancia; In memoriam A. Rubinstein revalida el lenguaje de Homs a partir de una estructura en terceras y cuartas que transfigura las notas naturales de la guitarra.
Una p¨¢gina para Rubinstein
Fundaci¨®n Alb¨¦niz y Centro para la Difusi¨®n de la M¨²sica Contempor¨¢nea. Int¨¦rpretes: Guillermo Gonz¨¢lez, Pedro Espinosa, Alberto Gim¨¦nez Atenelle y Joaqu¨ªn Soriano. Obras de Miguel Alonso, Carmelo Bernaola, Amando Blanquer, Francisco Cano, Manuel Castillo, Miguel A. Coria, Jos¨¦ Ram¨®n Encinar, Ant¨¢n Garc¨ªa Abril, Jos¨¦ Garc¨ªa Rom¨¢n, Joan Guinjoan, Crist¨®bal y Ernesto Halffter, Joaqu¨ªn Homs, Ant¨®n Larrauri, Tom¨¢s Marco, Xavier Montsalvatge, Gonzalo de Olavide, Claudio Prieto, Luis de Pablo, Joaqu¨ªn Rodrigo y Jos¨¦ Luis Turina. Interpretaciones de Federico Mompou y Rodolfo Halffter. Escuela Superior de Canto, 21 y 23 de marzo.
S¨®lo Xavier Montsalvatge (1912) ha representado a su generaci¨®n, la de 1916, con un excelente trabajo, Balada para mano izquierda, en la que, sin cita alguna, reaparece el pianista que tantas veces tocaba, como propina, el Nocturno para la misma mano, de Scriabin. La generaci¨®n m¨¢s representada es la de 1931. Miguel Alonso (1925) ha escrito un a modo de madrigal objetivo, titulado Lacrime amare, de gran delicadeza atmosf¨¦rica, intensidad po¨¦tica y exacta planificaci¨®n din¨¢mica. Carmelo Bernaola - 1929-, en su Perpetuo, c¨¢ntico y final, contrasta tres breves piezas, integradas en una unidad conceptual y sonora, cuya clave reside en el acorde inicial, en prolongado pian¨ªsimo, con l¨ªrico ambiente en el C¨¢ntico y ¨¢gil virtuosidad en el trozo conclusivo. Crist¨®bal Halffter (1930), bajo un t¨ªtulo reflexivo y conceptual -El ser humano muere solamente cuando lo olvidan-, a lo largo de una cincuentena crecida de compases, prepara con gran belleza y resuelve con no menos atractivo la recordaci¨®n del tema de C¨®rdoba, de Alb¨¦niz, tan querida por Rubinstein. Toy-Piano, de Luis de Pablo, sirve a la idea apresada en el t¨ªtulo a trav¨¦s de una invenci¨®n alejada de la tradicional ret¨®rica pian¨ªstica.
El h¨®menaje de Manuel Castillo (1930), Para Arthur, ¨ªncide en el lenguaje instrumental a partir de ideas interv¨¢licas que se resuelven en una continu¨ªdad natural hasta alcanzar, como cadencia conclusiva, las notas iniciales de Navarra, otro hit rubinsteiniano. Es pianista, como Castillo, Joan Guinjoan (1931), lo que se advierte en su Nocturno, creaci¨®n muy flexible dentro de un ¨¢mbito cuya expresividad parte, principalmente, de las resonancias atmosf¨¦ricas. Para Ant¨¢n Larrauri (1932), la marcha f¨²nebre chopin¨ªana funcion¨® como incitaci¨®n primera de su A sonoris tenebris, a lo que a?ade la cita del himno polaco. Resonancias y agilidades virtuos¨ªsticas alternan y se enfrentan en el homenaje de Claudio Prieto (1934), de aireadas armon¨ªas y temporalidad flexibilizada: hay lirismo, pero es bien diferente del de otros colegas porque parte de un sentimiento austero. En los muy dificiles Fragmentos imaginarios, Gonzalo de Olavide (1934) opera por aglomeraci¨®n arm¨®nica o contrapunt¨ªstica y juega con un variado repertorio de figuraciones: estamos ante una suerte de exaltaci¨®n pian¨ªstica.
No obstante la traza virtuos¨ªstica, el fondo de la obra de Amando Blanquer (1935) es sosegado y aflora en un proceso de intensificaci¨®n expresiva, virtuos¨ªstica y din¨¢mica que se calma en los compases finales con el retorno a la idea inicial, Miguel ?ngel Coria (1937) nos introduce en su habitual, minucioso y cuidado paraimpresionismo.
P¨¢ginas claras
Con Francisco Cano (1939) entramos en la generaci¨®n de 1946. Su p¨¢gina es clara en todos los ¨®rdenes, m¨¢s realista que evocadora e ilustrativa de los t¨ªpicos modos pian¨ªsticos. En la Carta de Falla a Rubinstein, Tom¨¢s Marco (1942) juega con dos factores: el evocativo, con alusiones a la Fantas¨ªa b¨¦tica, y el temporal, resuelto a modo de estatificaci¨®n.Como es habitual en ¨¦l, Jos¨¦ Garc¨ªa Rom¨¢n (1945) se interna en el mundo de Rubinsteia y su circunstancia espa?ola casi espeleol¨®gicamente, en una sucesi¨®n de breves secuencias, org¨¢nicamente integradas, en las que no hay citas expresas, pero puede haber elementos sugerentes. La obra m¨¢s generosa de todas, la de Jos¨¦ Luis Turina (1952), dispone cinco acercamientos (preludios) a un tema chopiniano, cada uno de los cuales adopta un distinto talante. La forma de Preludio, en el titulado De Mirambel, sirve muy libremente a Garc¨ªa Abril (1933) para una p¨¢gina de naturaleza mel¨®dica y buena traza pian¨ªstica. Jos¨¦ Ram¨®n Encinar (1954) represent¨® en solitario a la generaci¨®n de 1961 con Encore, nueva forma de incidir en soluciones de siempre, pero reveladoras de intenciones que se alejan del pasado.
Babelia
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