'Dineros son calidad, verdad; mas..."
Con motivo de la huelga de profesores de EGB, por parte de la Administraci¨®n se han dado noticias de marcada significaci¨®n. En primer lugar, se ha dicho, un tanto demag¨®gicamente, que nuestro sueldo es de 160.000 pesetas por t¨¦rmino medio. Esta imprecisi¨®n en los datos no significa que a la Administraci¨®n -a los que corresponda- le tiene sin cuidado nuestro real sueldo mensual; ello entra?ar¨ªa que en sus cerebros existe alguna pol¨ªtica, alg¨²n plan social y econ¨®mico, alguna teor¨ªa pedag¨®gica que incluye esta falta de inter¨¦s; pero lo que verdaderamente indica es la falta de capacidad para manejar los n¨²meros. Por otra parte, la Administraci¨®n -los que corresponda-, con la idea de desprestigiar la huelga, ha dicho a los cuatro vientos que los profesores vamos por el dinero... En mi caso es as¨ª, ?qu¨¦ pasa? ?Qu¨¦ sentimientos religiosos, idealistas, kantianos... les han llevado a los administradores p¨²blicos a sus altos puestos? Para m¨ª, el dinero, mi sueldo, es sagrado. No es un dinero que me regalan, sino que trueco por mi trabajo; la equivalencia de ese cambio har¨¢ que el salario sea justo o no. El profesor de EGB es un obrero m¨¢s o menos especializado; yo, desde hace muchos a?os -pronto har¨¦ 30 en mi tarea-, vengo diciendo que eso del Divino Maestro son palabras, nada m¨¢s que palabras; para ser divino hay que tener la certeza que al tercer d¨ªa estar¨¢ uno sentado a la diestra de Dios Padre, as¨ª es f¨¢cil hacer sacrificios; por supuesto, tambi¨¦n por una recompensa. Mi familia, el Estado, la Hacienda p¨²blica y mis mismos alumnos viven de mi trabajo, de mi dinero; imag¨ªnese qu¨¦ cantidad de materialismo ateo entra?a exigir el sueldo que me corresponde, porque quiz¨¢ tanto como a la huelga habr¨ªa que ir al juzgado de guardia. Por ¨²ltimo, se nos desprestigia haciendo hincapi¨¦ en la falta de necesidad de la huelga y en el da?o que hacemos a los alumnos y familiares; y para romper la huelga se nos amenaza con dinero. Nos enviar¨¢n un oficio diciendo que por faltar a nuestro deber y obligaci¨®n nos descuentan -como en otras ocasiones- la cantidad correspondiente a los d¨ªas de huelga. Admito que si entienden que no trabajo no me paguen, pero que me digan que es por no cumplir con mi obligaci¨®n resulta una cruel iron¨ªa, porque es precisamente haciendo la huelga cuando me siento m¨¢s que nunca cumpliendo con mi deber y obligaci¨®n, y cuando creo que doy la mejor clase, la mejor lecci¨®n a mis alumnos, a sus familiares y a Espa?a entera. As¨ª lo pens¨¦ en la ¨¦poca del dictador; no pensarlo ahora, en la ¨¦poca de la democracia, ser¨ªa ser inconsecuente.-
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