Enrique Murillo se define como un escritor sin imaginaci¨®n
El autor acaba de publicar su primera novela, 'El centro del mundo'
Enrique Murillo dice de s¨ª mismo que es un escritor sin imaginaci¨®n que necesita apoyarse en la realidad para escribir. Su ¨²ltima obra y primera novela, aparecida este mes, se titula El centro del mundo. Hace pocos a?os hab¨ªa publicado un libro de narraciones,El secreto del arte, que obtuvo una excelente acogida entre la cr¨ªtica. Enrique Murillo naci¨® en Barcelona en 1944 y estudi¨® periodismo en la universidad de Navarra. Cuando termin¨® ejerci¨® el periodismo durante un corto per¨ªodo, hasta que vio la convocatoria de una plaza de periodista en los servicios exteriores de la BBC. No sab¨ªa una palabra de ingl¨¦s, pero gan¨® el concurso y obtuvo la plaza.
Ya en Londres, aprendi¨® el idioma e incluso pudo estudiar en la universidad, realizando una tesis doctoral, a¨²n in¨¦dita, en la que compara los escritores modernistas latinoamericanos con los simbolistas y otros movimientos coet¨¢neos.Vuelto a Espa?a empieza un largo camino de traductor, alternando con el periodista, hasta que entra como asesor literario de una editorial barcelonesa y empieza a escribir prosa.
Murillo empez¨® a escribir a los 16 a?os, pero no le gustaba nada lo que le sal¨ªa y lo iba guardando. Luego, "durante una ¨¦poca", explica, "quise ser director de cine y dej¨¦ de escribir. M¨¢s tarde empec¨¦ una novela que acab¨® siendo un libro de poes¨ªa, que se imprimi¨®, pero nunca fue distribuido y a¨²n se puede encontrar en el mercadillo de libros viejos". Asegura que ten¨ªa "una dificultad para encontrar voz propia" y que a encontrarla le han ayudado dos cosas: "Por una parte el ser traductor, no en general, pero s¨ª de determinadas obras, que me ofrec¨ªan estructuras narrativas que a m¨ª me serv¨ªan para contar lo que de otra forma no me sal¨ªa; por otra, el haberme psicoanalizado. En el div¨¢n del psicoanalista me encontr¨¦ contando historias, acot¨¢ndolas, reconstruy¨¦ndolas".
La inmortalidad
"Yo dir¨ªa", sigue explicando Murillo, "que soy un escritor por completo carente de imaginaci¨®n. Es decir, de cero creo que no se puede partir y los est¨ªmulos para mi poca imaginaci¨®n siempre son cosas conocidas: historias que te cuenta alguien por la calle. Es a partir de esas historias concretas como te planteas escribir lo que te han contado, intentando entenderlo. Contar una historia bien contada significa hacerlo dando las claves de lo que el propio narrador, a veces, no acaba de entender. Eso es lo que he hecho en esta novela: hay un personaje un poco incomprensible y otro que trata de entenderlo, que es el narrador. A m¨ª el que me interesaba de verdad era el narrador porque, en sus esfuerzos por comprender a otro acaba por no comprenderse a s¨ª mismo. Lo complicado de la historia es conseguir que el lector, persiguiendo a los dos objetos que se le ofrecen llegue a entender a ese narrador".Murillo reconoce una cierta coincidencia en la narrativa actual en la preocupaci¨®n por la figura del narrador: "Acerca de eso tengo algo que ser¨ªa casi una teor¨ªa. Creo que, a partir del romanticismo, el narrador se convierte en personaje porque los rom¨¢nticos crean el mito del genio. Y en cierto modo se lo creen. Toda actividad art¨ªstica consiste en analizar mitos y, de repente, resulta que los mitos tienen un aspecto fascinante, al que te apuntas, y luego el lado de mentira que tiene todo mito. A partir de ah¨ª se crea la tendencia literaria, que es casi un g¨¦nero en la que se investiga la figura del narrador".
Un asunto central en su novela es la relaci¨®n del hombre con la muerte de forma descarnada y directa: "Todas las sociedades han intentado asumir la muerte con formas rituales", afirma Murillo.
"En el campo a¨²n se asume con el luto, que permite superar el miedo a la muerte a trav¨¦s del tiempo. En las ciudades eso ya no ocurre, todo es as¨¦ptico. Se evita que la presencia del muerto recuerde la muerte que est¨¢ cerca de todos. Una de las misiones de la literatura es reconciliar al hombre con su condici¨®n y por eso surge la narraci¨®n centrada en temas de este tipo". Pero no siempre es f¨¢cil asumir seg¨²n qu¨¦ evidencias y el narrador de su obra no soporta la presencia de la muerte, a trav¨¦s de la voluntad de suicidio del protagonista: "Llega a pensar en c¨®mo puede evitar que el protagonista se suicide, que es mat¨¢ndole".
Esta omisi¨®n de la muerte no est¨¢ en contradicci¨®n, en opini¨®n de Murillo, con la necrofilia que se aprecia en buena parte de la industria cultural porque el gran muerto es el inmortal. Cuando se dice que los acad¨¦micos son inmortales hay que entenderlo literalmente. Una forma de no muerte es conseguir un lugar en las enciclopedias".
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