T¨®tem y tab¨² & UGT
EN UGT se han roto las hostilidades y se ha declarado una guerra cuyo frente principal se extiende sobre la federaci¨®n del metal, el sector m¨¢s importante del sindicalismo espa?ol. Ayer mismo, la direcci¨®n ugetista decidi¨® suspender a la ejecutiva del metal y nombrar una comisi¨®n gestora provisionel. La federaci¨®n del metal de UGT estaba dirigida ha¨²a ayer por Antonio. Puerta, pr¨®ximo a las posiciones gubernamentales y, por un silogismo coyuntural pero aplastante, lejano por tanto a las posiciones de Nicol¨¢s Redondo y la c¨²pula ugetista. Ello explica que sea precisamente el metal, y no otro, el campo de batalla elegido por las dos corrientes para dirimir de una vez por todas un conflicto que es antiguo. El alejamiento de Redondo de la pol¨ªtica econ¨®mica gubernamental, y por tanto, su acercamiento -de nuevo por silcigismo coyuntural- a las tesis de Comisiones Obreras, fue la primera quiebra en uno de los factores sustanciales de legitimaci¨®n del proyecto socialista.Por un lado, Redondo, el viejo t¨®tem ugetista, personifica ahora las ideas de quienes pretenden un sindicato aut¨®nomo respecto al partidoy al Gobierno e, indirectamente, de quienes preferir¨ªan una pol¨ªtica de mayor sensibilidad social. Por otro lado, dirigentes como Puerta (metal) y Matilde Fern¨¢ndez (qu¨ªmicas) representan a quienes prefieren un partido y un sindicato conectados. Unos y otros est¨¢n bien pertrechados de argumentos y, sin duda, de buena voluntad. Pero la din¨¢mica que se ha abierto tiene una l¨®gica propia que desborda las buenas voluntades y que puede traer males importantes tanto paxa el Gobierno como para el sindicato. Peores seguramente para este ¨²ltimo, pues mientras que el PSOE carece por el momento de alternativa en la oposici¨®n pol¨ªtica, UGT siente en la nuca el aliento de CC 00.
En el campo concreto del metal, los partidarios de Puerta, sindicalistas y trabajadores exactamente iguales a los dem¨¢s de UGT, no se han hecho enemigos de Redondo por una sorprendente erupci¨®n primaveral. La mayor¨ªa de ellos sigue viendo en el l¨ªder vasco al t¨®tem familiar, y tal vez intuyen sobre s¨ª mismos la sombra del tab¨² ancestral: la divisi¨®n, el enfrentamiento interno, la innombrable escisi¨®n. Unos y otros asisten a un doloroso enfrentamiento entre el t¨®tem y el tab¨², inevitable por otra parte para curar de una vez por todas una esquizofrenia agudizada d¨ªa a d¨ªa.
El propio presidente del Gobierno, t¨®tem para unos y tab¨² para otros, ha intervenido en el conflicto al recibir en la Moncloa, la semana pasada, a los l¨ªderes del partido y del metal de UGT en Catalu?a favorables a las tesis del partido. Su intervenci¨®n, desde una imposible neutralidad, no pod¨ªa tener ¨¦xito, pues cualquier intervenci¨®n directa del partido o del Gobierno en los asuntos internos de UGT no puede sino favorecer las posiciones de Redondo y Zuflaur. Desde sectores dirigentes del PSOE se estaba dando desde hace tiempo la voz de alarma al contemplar c¨®mo el sector progubernamental del sindicato era sistem¨¢ticamente marginado y desacreditado por el otro sector. Todo parece como si al Gobierno, en el caso de que la ruptura fuera inevitable, le conviniera que ¨¦sta se produjera cuanto antes. Es decir, lo m¨¢s lejos posible de las pr¨®ximas elecciones. Pero nada garantiza que esa ruptura no se traslade al partido, que sabe adem¨¢s que su proyecto queda parcialmente deslegitimado sin la cauci¨®n, vacilante pero efectiva, de UGT y que quedar¨ªa cuestionada la posibilidad misma del proyecto reformista que le llev¨® al poder en 1982. Deber¨¢ dejarse, por ello, a la central -a sus dos sectores- que intente resolver el conflicto por s¨ª misma, sin intervenciones exteriores.
Poco ayudar¨¢n a ese objetivo los actuales estatutos. Quien vence en un congreso toma la representaci¨®n de todos los delegados, y por tanto, la minor¨ªa -que puede ser casi la mitad- queda al margen. Por este mismo mecanismo se produce el efecto Seat: quien vence en esta empresa tiene ya 3.000 de los 7.000 votos de Barcelona; quien vence en Barcelona tiene casi asegurado el triunfo en Catalu?a, y quien representa al metal de Catalu?a tiene f¨¢cil copar la comisi¨®n ejecutiva federal. Esta v¨ªa de todo o nada ha dado lugar a situaciones extremadamente dr¨¢sticas en el pasado, como la disoluci¨®n de la federaci¨®n minera asturiana o la de qu¨ªmicas de Barcelona. Todo ello sucedi¨® en los tres a?os transcurridos desde que Redondo dio portazo al Gobierno por las pensiones.
En los pr¨®ximos meses, los soldados de la guerra ugetista se enfrentar¨¢n con insultos, descalificaciones y querellas en un cuerpo a cuerpo cuya expresi¨®n m¨¢s lamentable hasta el momento se produjo el viernes pasado en Barcelona. Cabe reclamar disciplina interna en UGT, pero tambi¨¦n comprensi¨®n para quienes, inevitablemente, caigan como reclutas en una guerra que les trasciende. La UGT no deber¨ªa permitirse ahora, ni en uno ni en otro bando, mezquindades ni manique¨ªsmos. La crisis est¨¢ abierta y ser¨¢ larga. En ella tomar¨¢ cuerpo, sin duda, la UGT del pr¨®ximo siglo.
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