Seis a?os de c¨¢rcel para el funcionario que aprobaba el examen de conducir a iletrados

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de seis a?os y un d¨ªa de prisi¨®n impuesta a Jos¨¦ Luis ?lvarez-Arenas Pardina, funcionario de la Jefatura Provincial de Tr¨¢fico de Barcelona, como autor de un delito de falsedad en documento p¨²blico consistente en aprobar la parte te¨®rica de los ex¨¢menes de conducir a personas analfabetas o de muy bajo nivel cultural.

Los hechos se iniciaron en 1980, cuando Antonio Bosch, encargado general de la cadena de Autoescuelas Finem SA, se enter¨® que podr¨ªa existir un modo por el que sus alumnos -analfabetos o de baja extracci¨®n cultural, que no pudieran superar la parte te¨®rica del examen para obtener el permiso de conducir, pudieran obtener el aprobado sin necesidad de pasar la prueba.Bosch se puso en contacto con Jos¨¦ Luis ?lvarez-Arenas, funcionario administrativo de la Jefatura de Tr¨¢fico de Barcelona, qui¨¦n, por raz¨®n de su cargo, pod¨ªa tener acceso a los ex¨¢menes. Adem¨¢s Bosch convino con otros dos profesores de la cadena de autoescuelas, Jes¨²s Mar¨ªa Barbero Pro y Jos¨¦ Antonio Borrego Fern¨¢ndez, que le proporcionaran aspirantes dispuestos a pagar determinadas cantidades de dinero por conseguir el aprobado en la prueba te¨®rica.

El plan consist¨ªa en que el funcionario no mantendr¨ªa relaci¨®n con nadie que no fuera Bosch, y Bosch realizar¨ªa los contactos exclusivamente con sus profesores, pero sin mantener relaciones con los aspirantes, que a su vez no conocer¨ªan m¨¢s detalles de la operaci¨®n que la intervenci¨®n de sus profesores.

El plan se puso en funcionamiento a partir de junio de 1980. Los profesores recib¨ªan dos fotograf¨ªas y una fotocopia del carn¨¦ de identidad del aspirante, que eran inscritos en las pruebas de aptitud.

El funcionario sustra¨ªa impresos en blanco de los test que los aspirantes deb¨ªan cumplimentar, los rellenaba satisfactoriamente, sellaba los impresos con el timbre oficial y finalmente imitaba la firma del aspirante que copiaba del carn¨¦ de identidad. A continuaci¨®n rellenaba la pesta?a del impreso con la calificaci¨®n de "apto", simulando la firma del examinador. Las pesta?as se las entregaba a Bosch, y mezclaba los supuestos ex¨¢menes con los aut¨¦nticos. Entre 10, y 25 personas superaron los ex¨¢menes por este m¨¦todo, que costaba al aspirante 150.000 pesetas.