Nosotros, los Ortega
Daniel y Humberto controlan con gran habilidad pol¨ªtica los resortes del poder en Nicaragua
Los hermanos Ortega, Daniel y Humberto -presidente y ministro de Defensa, respectivamente-, se han convertido de un tiempo a esta parte en los dirigentes hegem¨®nicos de Nicaragua, y nadie cuestiona su poder dentro y fuera de la Direcci¨®n Nacional del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN), seg¨²n fuentes de la oposici¨®n, diplom¨¢ticos y observadores en la capital nicarag¨¹ense. Un analista indica que el ¨¦xito de los acuerdos de paz suscritos con la contra en Sapo¨¢ es debido al "excelente manejo de la pol¨ªtica interna y a la gran capacidad de abordar los problemas con una visi¨®n global" de los Ortega.
La falta de prestancia como figuras pol¨ªticas, el escaso garbo en la oratoria e incluso la d¨¦bil formaci¨®n intelectual han ido compens¨¢ndolas los Ortega con una incre¨ªble percepci¨®n pol¨ªtica que les ha hecho adelantarse a los acontecimientos. Tres ejemplos, apunta un diplom¨¢tico europeo, han sido la celebraci¨®n de elecciones presidenciales y legislativas en noviembre de 1984, d¨ªas antes de las norteamericanas; la agilidad en aplicar parte de los puntos comprometidos en Esquipulas 2, y el haber sabido amarrar un pacto digno con la contra en Sapo¨¢.Humberto, jefe supremo de las fuerzas armadas, tiene mayor peso intelectual que Daniel, pero nadie piensa que aspire a arrebatarle el cargo a su hermano. "No le hace falta. Es el hombre m¨¢s poderoso del pa¨ªs, al tener en sus manos el Ej¨¦rcito", dice el dirigente liberal Virgilio Godoy, que form¨® parte durante cinco a?os de la primera Junta de Gobierno tras el triunfo de la revoluci¨®n de julio de 1979 y el derrocamiento del r¨¦gimen somocista.
El pol¨ªtico opositor se refiere al "Gobierno de los Ortega" cuando explica que los otros siete comandantes de la revoluci¨®n que integran la ejecutiva del FSLN han quedado relegados y aceptan las decisiones tomadas por el presidente y el ministro de Defensa. Seg¨²n Godoy, los hermanos Ortega consiguieron dar un golpe de mano en el seno de la c¨²pula sandinista a finales de 1986. Daniel reemplaz¨® a Bayardo Arce como secretario ejecutivo de la direcci¨®n general del FSLN, acumulando as¨ª la presidencia de la Rep¨²blica y del partido. Por su parte, Humberto impuls¨® al mismo tiempo una reforma para la unificaci¨®n de mandos y grados militares, que signific¨® crear una sola estructura de la milicia cuya cabeza es ¨¦l mismo. Al carism¨¢tico y veterano comandante Tom¨¢s Borge, ministro del Interior, le quedaron las migajas de esta redefinici¨®n del poder sandinista: el control de la polic¨ªa.
El triunfo del 'tercerismo'
Para otros pol¨ªticos de la oposici¨®n interna o analistas nacionales, la acumulaci¨®n de poder que han sabido adquirir los dos hermanos en los dos ¨²ltimos a?os es resultado del inapelable triunfo del tercerismo, una de las tres tendencias del sandinismo que hicieron posible la revoluci¨®n de 1979. El tercerismo negoci¨® con la burgues¨ªa nacional el programa inicial de la revoluci¨®n y el que organiz¨® la parte pol¨ªtica del Frente Sandinista a nivel internacional. "Los hermanos Ortega han sido siempre los m¨¢s pragm¨¢ticos", opina Jaime Chamorro, director adjunto del opositor diario La Prensa. Y sobre su mayor peso pol¨ªtico, el periodista agrega que Daniel y Humberto "han venido adquiriendo ¨²ltimamente una enorme prepotencia".
La postura oficial sandinista es restar importancia a esta ascensi¨®n del orteguismo. "Es atractiva esa teor¨ªa, pero no es correcta para nosotros", coinenta el director general de la agencia de noticias Nueva Nicaragua, Roberto Garc¨ªa. Para un especialista simpatizante con las tesis sandinistas, el economista espa?ol Alfonso del Boix, hay una "hegemon¨ªa real" de los Ortega, pero combinada con la direcci¨®n colegiada del partido. Del Boix indica que los acuerdos de Sapo¨¢ son "orteguismo puro" con dosis de "finura andreottiana" de Humberto Ortega, por muy parad¨®jico que parezca identificar al tosco y r¨ªgido dirigente nicarag¨¹ense con la habilidad maquiav¨¦lica del incombustible ministro de Asuntos Exteriores italiano.
La mayor cualidad de Daniel y Humberto Ortega es, para algunos observadores, un don de la oportunidad al tomar decisiones. Su mayor error, haber despreciado a la oposici¨®n interna; la equivocaci¨®n no es peque?a, pues contribuy¨® indirectamente a realzar la capacidad de la contra.
Nadie pasa por alto el cambio de imagen que ha dado Daniel Ortega desde los comienzos de la revoluci¨®n hasta hoy. "Ha pasado de ser un simple comandante revolucionario a mandatario a fuerza de estar saliendo todos los d¨ªas en la televisi¨®n", comenta Chamorro. Ortega, que el pr¨®ximo noviembre cumplir¨¢ 43 a?os, terminar¨¢ su mandato a finales de 1990. La oposici¨®n legal est¨¢ dando batalla para que el Gobierno apruebe una enmienda constitucional que proh¨ªba expresamente la reelecci¨®n y la sucesi¨®n familiar en la presidencia de la Rep¨²blica.
A diferencia de Humberto, siempre fiel al traje militar y a reiterar su graduaci¨®n de general, Daniel olvida cada vez con m¨¢s frecuencia el uniforme verde oliva del FSLN y prefiere la cazadora y la camisa polo.
El dirigente nicarag¨¹ense comienza a ser querido en su pa¨ªs porque sabe transmitir un mensaje directo y sincero, opina un corresponsal extranjero. Para algunos opositores, Daniel es "taimado y enamoradamente apasionado del poder", utiliza un doble lenguaje seg¨²n hable para fuera o para dentro de Nicaragua, y sue?a con convertir al FSLN en una especie de PRI mexicano.
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