Las fieras somos nosotros
Abro De h¨®mine, una obra tard¨ªa: cuando aparece, en 1658, Hobbes tiene 70 a?os. Sin embargo, no es apropiado pensar que su concepci¨®n del hombre llegue al final del trayecto. En realidad, se encuentra en la base de su idea pol¨ªtica. De cive, publicado 16 a?os antes, tampoco ha periclitado ni decepciona. Estimo que una de las sugestiones hobbesianas m¨¢s actuales es su antropolog¨ªa negativa. Pero comprendo que hay m¨¢s vida desperdiciada y m¨¢s razones encontradas en esta cruda lectura de la dimensi¨®n humana.Abro De h¨®mine en el cap¨ªtulo sobre 'El discurso y las ciencias', cualidades y obras estas solamente humanas. El hombre "fam¨¦lico, incluso de hambre futura, supera en rapacidad y crueldad a lobos, osos y serpientes, que no son rapaces si no es por hambre y se vuelven crueles s¨®lo cuando est¨¢n heridos". El lenguaje como discurso evidentemente proporciona ventajas: con ¨¦l se puede medir y numerar, se puede comunicar y aleccionar, sobre todo se puede ordenar y se puede comprender las ¨®rdenes. El hombre es el ¨²nico entre los animales que, gracias al significado universal de la palabra, pudo inventarse reglas, pero pudo tambi¨¦n, ¨²nico entre los animales, "servirse de falsas reglas" y transmitirlas a los dem¨¢s para que se sirvieran de ellas. "Siempre el hombre, si le cuadra (y le cuadrar¨¢ toda vez que lo juzgue ¨²til a sus propios fines), podr¨¢ ense?ar adrede eso que sabe que es falso, o sea, mentir...". Y tambi¨¦n, ,.por el h¨¢bito de escuchar, a veces suele ocurrirles a quienes escuchan el admitir sin reflexionar las palabras de orden... y servirse de esas mismas palabras, creyendo decir algo, mientras que no dicen nada". Finalmente, mediante la facilidad del elogio, el hombre dice aquello que ni siquiera piensa y cree que lo que dice es verdad, y as¨ª se puede enga?ar; mientras que la bestia no puede enga?arse". De ah¨ª, la c¨¦lebre conclusi¨®n: "Gracias al lenguaje, el hombre no se vuelve mejor, sino m¨¢s poderoso".
En el cap¨ªtulo siguiente, leemos: "El poder, si es excepcional, es bueno... Si no es excepcional, es in¨²til; de hecho, un poder igual a todos los dem¨¢s es nada". Las riquezas, si ingentes, "en el sentido en que L¨²culo define como ricos a aquellos que pueden mantener de sus rentas un ej¨¦rcito", son una cosa ¨²til. Y ¨²til es tambi¨¦n la sabidur¨ªa, como defensa, vale decir, como previsi¨®n respecto a la acechanza de un da?o. Sin embargo, "el deseo de riquezas es mayor que el deseo. de sabidur¨ªa... De hecho, no quien es sabio es rico, como dijeran los estoicos, sino quien es rico debe ser llamado sabio". Por lo dem¨¢s, "ver un da?o ajeno es agradable, y agrada no porque sea un da?o, sino porque es ajeno". As¨ª, "tener una buena opini¨®n del propio poder, fundadamente o no, es agradable".
El hombre moderno
Una y otra vez quedo impresionado por este hecho: c¨®mo no somos capaces de decir de nosotros, aqu¨ª y ahora, aquello que de nosotros, aqu¨ª y ahora, sabe decir alguien que pensaba en el seiscientos. Se tiene la sensaci¨®n de que estamos dentro de la misma ¨¦poca. Y todos los pos que se vayan a paseo. El hombre al cual se refiere Hobbes es en realidad el hombre moderno. Se dir¨¢ que Tuc¨ªdides se refer¨ªa m¨¢s o menos a las mismas cosas. Pero all¨ª se trataba m¨¢s de las leyes de la pol¨ªtica; aqu¨ª se trata m¨¢s de la naturaleza humana. Y ¨¦sta tiene una segunda lectura en su condici¨®n moderna: lo que para Hobbes eran las guerras de religiones, para los economistas ser¨¢n las leyes de la producci¨®n y del mercado, pero se trata m¨¢s o menos de la misma cosa. Un hecho es seguro: en la larga, ¨¢spera edad de fundaci¨®n de lo moderno, digamos desde Maquiavelo a Hobbes, el hombre est¨¢ dado ah¨ª tal como era. Despu¨¦s, inmediatamente despu¨¦s, comienzan las lamentaciones sobre c¨®mo deber¨ªa ser, seg¨²n los ide¨®logo. La revoluci¨®n inglesa, aquella fea de Cromwell, y no aquella bella de Locke, es importante por esto: porque hace caer la cabeza del rey Carlos I Estuardo sin necesidad de redactar una declaraci¨®n de los derechos del hombre.
Hobbes, en De cive. "La mayor parte de los escritores pol¨ªticos suponen, o pretenden, o postulan que el hombre es un animal apto ya de nacimiento para asociarse (los griegos dec¨ªan animal pol¨ªtico), y sobre esta base construyen sus teor¨ªas pol¨ªticas como si no fuera necesaria, para con-. servar la paz y el orden de todo el g¨¦nero humano, ninguna otra cosa que una un¨¢nime observancia, por parte de los hombres, de determinados pactos y condiciones que ellos mismos llaman, sin m¨¢s, leyes. Pero este axioma, aunque aceptado por la mayor¨ªa, es falso, y el error proviene de un examen demasiado superficial de la naturaleza humana". Parece una ofensa al principio de una obra de ciencia pol¨ªtica presentar a los lectores una aseveraci¨®n de este g¨¦nero: "El hombre no es por naturaleza apto para vivir socialmente". Sin embargo, "est¨¢ claro que todos los hombres (naciendo ni?os) nacen inadaptados a la sociedad, y muchos, quiz¨¢ los m¨¢s, permanecen inadaptados de por vida". Se puede desear asociarse con sus semejantes por temor, por obediencia o por conveniencia. Arduo deseo. "Deseando asociarse, por ejemplo, tambi¨¦n con aquellos que, por soberbia, desdef¨ªan aceptar aquellas condiciones de igualdad sin las cuales la sociedad no puede existir". Por tanto, "el hombre no est¨¢ adaptado para asociarse por naturaleza, pero llega a hacerlo por educaci¨®n".
Acaso sea ¨¦ste el busilis de Arqu¨ªmedes del debate pol¨ªtico. De bemos convencemos de que no era una ideolog¨ªa, sino una reali dad de hecho, el bourgeois como hombre natural y, por tanto, el homo oeconomicus como naturale za del hombre moderno. En tal caso, la ideolog¨ªa, como hab¨ªa vis to el joven Marx, estaba en el c¨¹o yen y en el g¨¦nero, en el Hombre con H may¨²scula. La fuerza del cap¨ªtalis " mo est¨¢ en haber inscrito un sistema de relaciones sociales sobre este material humano b¨¢sico, o el haber expresado este fundamento, o el haberlo organizado (?pero cuando se dice as¨ª se com prende cu¨¢ntas cosas est¨¢n a¨²n por entenderse!). La fuerza del Estado moderno es la de ser un estado de naturaleza legal, y es el hobbesiano estado de naturaleza lo que as¨ª se ha legalizado. Queda la v¨ªa arriesgada y a todas luces misteriosa de otro concepto del hombre, la de construir m¨¢s all¨¢ de los ¨¦xitos, de todos los altiba jos de lo moderno, y no como cr¨ª tica conservadora, sino revolucio naria, de esto.
Intentar el milagro pol¨ªtico de fundar la nueva teor¨ªa de la democracia, o bien la teor¨ªa de la nueva democracia, la comunista, no basada en el hombre de Rousseau, sino en el de Hobbes: quiero decir, partir, de un modo realista, desde aqu¨ª para ir m¨¢s lejos y, de ser necesario, hasta la utop¨ªa. No el superhombre, sino este mismo hombre hecho otro: ?acaso no era ¨¦ste el verdadero mensaje de Nietzsche? "Hoy la gente perpleja se interroga: ?c¨®mo se lograr¨¢ conservar al hombre? S¨®lo y ¨²nicamente Zaratustra se pregunta: ?c¨®mo se lograr¨¢ superarlo?".
Ante estos pensadores que dicen con dureza lo que es, conviene estar preparado, como dice Schmitt en Ex captitate salus, para hallarnos siempre dispuestos frente a Bodin y a Hobbes: ".-. hombres vivos y presentes, nombres de hermanos con los cuales he crecido desde entonces y por los siglos de los siglos, como en una familia. La invisible mano que nos gu¨ªa cuando cogemos un libro durante 30 a?os me ha hecho continuamente reabrir sus libros ( ... ) Ellos me han mantenido despejado y han hecho progresar mi pensamiento ( ... ) Ellos me son m¨¢s cercanos que todos los positivistas del status quo del momento...". En particular, Hobbes se nos presenta como "uno de los grandes solitarios del siglo XVII". No s¨®lo comprend¨ªa la esencia del moderno Leviat¨¢n, sino que en las confrontaciones sab¨ªa del comportamiento a recomendar a un individuo que piensa con su propia cabeza. "Para Hobbes", dice Schinitt, "el pol¨ªtico no es ya neutralidad ( ... ) ?l vive ya en la ¨¦poca de la amity line, en la ¨¦poca de los piratas y de los bucaneros de ¨¦xito. Sobre estas cosas peligrosas ha reflexionado, razonando y escrito, en una constante e indefectible libertad de esp¨ªritu, y siempre con buena cobertura personal, siempre en fuga o en un invisible recocimiento". Sobre el fundamento el derecho, "que para ¨¦l consist¨ªa en la relaci¨®n de .reciprocidad entre protecci¨®n y obediencia", de un hombre sin ilusiones como era, que no se de 6 embaucar jam¨¢s. Y "se cuid¨® mucho de no ir a ensartarse en la espada de los poderosos y prepotentes de su ¨¦poca".
Bucaneros de ¨¦xito
Hombres vivos y hermanos nuestros tambi¨¦n, en cuanto hablan de nosotros y de nuestra ¨¦poca. ?No es tambi¨¦n ¨¦sta, a su modo, una ¨¦poca de piratas y bucaneros de ¨¦xito? La respuesta, tambi¨¦n s¨®lo en el comportamiento, es de muchos palmos m¨¢s abajo. Y la cosa preocupante es que siempre viene faltando la voluntad de respuesta. Hobbes dec¨ªa que "la vida es un perpetuo movimiento que si no puede progresar en l¨ªnea recta, se desenvuelve circularmente".
Traducci¨®n: Jorge Onetti.
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