La 'natural acracia' de la derecha
AP vive del presupuesto p¨²blico, mientras algunas de sus 'figuras' atienden asuntos privados
JOAQU?N PRIETOLa llegada mensual de los 120 millones de pesetas del Estado son, para Alianza Popular (AP), como el agua de mayo pasa los campos. AP retrasa al m¨¢ximo el pago de su "deuda hist¨®rica" (m¨¢s de 1.500 millones) y utiliza el dinero estatal para sufragar los gastos del aparato central y parte de los provinciales. La ley de financiaci¨®n de los partidos ha salvado a Hern¨¢ndez Mancha de la asfixia econ¨®mica, mientras ¨¦ste intenta controlar la m¨¢quina pol¨ªtica mejor implantada de Espa?a, con 240.000 militantes, 5.600 juntas locales constituidas y 500 sedes funcionando.
Estos son los nombres con los que el presidente de AP y los suyos se enfrentan a los vaivenes internos. El relevo generacional sigue sin dar un tono pol¨ªtico firme a la principal fuerza del centro-derecha. La imagen del partido se mantiene m¨¢s o menos constante en los sucesivos sondeos de opini¨®n (entre el 20% y el 25% de expectativa de voto), mientras que la del l¨ªder, Antonio Hern¨¢ndez Mancha, dio un bajonazo, tras el fracaso de la moci¨®n de censura contra Felipe Gonz¨¢lez, del que no se ha recuperado.Sus partidarios aseguran que Hern¨¢ndez Mancha es el dirigente m¨¢s apreciado entre las bases. Eso no s¨®lo qued¨® claro en la convenci¨®n del 7 de marzo, sino que existen sondeos internos entre la militancia para averiguar qui¨¦n podr¨ªa oponerse al actual presidente. Hern¨¢ndez Mancha es preferido frente a Miguel Herrero y Rodr¨ªguez de Mi?¨®n, en una proporci¨®n de cuatro a uno; frente a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, tres a uno; e incluso frente a Manuel Fraga, dos a uno. Fernando Su¨¢rez aparece citado en proporciones m¨¢s modestas.
Tales datos proceden del ¨¢rea de organizaci¨®n de AP, autora y depositaria de los sondeos. Otros sectores o sensibilidades del partido tampoco parecen extra?ados de que el actual presidente mantenga la primac¨ªa, sobre todo tras la convenci¨®n. "Hern¨¢ndez Mancha est¨¢ consolidado", admite, por ejemplo, Alfonso Osorio, mientras que en el entorno de Aznar s¨®lo llama la atenci¨®n "la cantidad de veces que Hern¨¢ndez Mancha ha de recordar que ¨¦l es el presidente".
J¨®venes sin prisa
El relevo generacional ha afectado a los planteamientos del partido: Manuel Fraga comenz¨® a organizar Alianza Popular cuando ya sobrepasaba los cincuenta a?os. Y lo hizo todo muy deprisa, seg¨²n unos, para tratar de llegar a la Moncloa antes de ser demasiado mayor; seg¨²n otros, para legar a la democracia una derecha transformada en partido de masas. En cambio, los 37 a?os del actual presidente, Antonio Hern¨¢ndez Mancha; los 29 del vicepresidente, Alberto Ruiz Gallard¨®n, o los 42 del secretario general, Arturo Garc¨ªa Tiz¨®n, les hacen ver el problema del tiempo con mayor relatividad.
Incluso Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, eventual alternativa del actual presidente, cuenta con un a?o menos que Hern¨¢ndez Mancha. Esto causa el asombro de un diplom¨¢tico brit¨¢nico, atento seguidor de la realidad espa?ola: "?C¨®mo es que se intenta sustituir a un l¨ªder de 37 a?os por uno de 36?", se pregunta, pocos d¨ªas antes de que el presidente aliancista haga su segundo intento de visitar en Londres a Margaret Thatcher, tras el fracaso cosechado en el oto?o pasado.
Muchas cosas de AP parecen prendidas con alfileres. Un mes despu¨¦s de la convenci¨®n nacional de Alianza Popular, que en apariencia cerr¨® filas en torno a Antonio Hern¨¢ndez Mancha, la direcci¨®n de este partido se ha visto obligada a anunciar sanciones contra sus propios diputados. El motivo fue la ausencia de 32 de ellos en una votaci¨®n decisiva. Tal incidente no fue el fruto de operaci¨®n interna alguna, pero tampoco un hecho aislado: m¨¢s bien fue la consecuencia de la natural acracia de algunas personas de la derecha, que prefieren atender asuntos privados.
Miguel ?ngel Planas, Alfonso Osorio, Jes¨²s Sancho Rof son algunos de los diputados en quienes concurre esa circunstancia, "quede claro que por falta de cometidos pol¨ªticos m¨¢s concretos", seg¨²n varios de ellos. Otros dirigentes aliancistas, intensamente dedicados a la vida org¨¢nica del partido -Arturo Garc¨ªa Tiz¨®n, Jos¨¦ Manuel Romay-, tienen poco tiempo para el Parlamento.
A toro pasado, muchos de los ausentes del 24 de marzo echan la culpa a un telegrama: el que envi¨® la direcci¨®n del grupo a los diputados avis¨¢ndoles de que deb¨ªan acudir al Congreso el d¨ªa de marras. Unos lo recibieron en sus domicilios de las diferentes provincias, cuando estaban fuera de ellos; otros lo leyeron, pero alegan que "no explicaba la importancia de la votaci¨®n"; algunos estaban fuera de Espa?a, e incluso uno participaba en una audiencia de la reina Sof¨ªa a cierta entidad. En resumen, el 47% del grupo parlamentario ten¨ªa "cosas m¨¢s importantes que hacer".
Esto ha sucedido poco antes de que se abriera un conflicto en AP de Murcia, donde el sector derrotado en el ¨²ltimo congreso provincial ha arremetido contra Juan Ram¨®n Calero por un problema de personalismos: Calero impuso un vicepresidente ajeno a dicha provincia, Federico Trillo, lo cual lamina las posibilidades de otros dirigentes locales para ocupar su puesto, y quiz¨¢ los esca?os de diputados electos en la pr¨®xima legislatura. Todo ello tiene lugar tras un rosario de conflictos en Valencia, Zaragoza, Arag¨®n, Navarra y otras zonas.
Sin moral de victoria
La propia direcci¨®n de AP est¨¢ convencida de que, salvo circunstancias imprevisibles, no ganar¨¢ las pr¨®ximas elecciones legislativas. Por eso, su aparato de direcci¨®n dedica esfuerzos mucho mayores a consolidar la formaci¨®n antes que a organizar una seria tarea de oposici¨®n pol¨ªtica, en cuya utilidad no cree casi nadie.
El equipo de Hern¨¢ndez Mancha se dar¨ªa con un canto en los dientes si pudiera recuperar, e incluso mejorar ligeramente, la cifra de 105 diputados conseguida bajo el liderazgo de Fraga en 1986, convertidos ahora en 68. Eso podr¨ªa significar el fin de las aventuras emprendidas por los antiguos coligados de AP (la Democracia Cristiana, antes llamada PDP, y el Partido Liberal), y una base m¨¢s s¨®lida para intentar la negociaci¨®n con otras fuerzas.
Las elecciones de Catalunya son el primer banco de pruebas de esta teor¨ªa. Si Jordi Pujol no consigue la mayor¨ªa absoluta, existe la posibilidad de que se cumpla una de las secretas esperanzas de Hern¨¢ndez Mancha: que CiU necesite los votos de otro partido para completar su mayor¨ªa. Bastar¨ªa con que Pujol lograra la mayor¨ªa, o el CDS entrara en el Parlamento catal¨¢n -del que ahora est¨¢ ausente-, para que Alianza Popular viera frustrada tal posibilidad.
La siguiente oportunidad de recuperaci¨®n estar¨ªa en Galicia. Pero los comicios gallegos se sit¨²an m¨¢s lejos: oto?o de 1989, como pronto. Mientras, otros sectores de centro-derecha tienen mucha m¨¢s prisa que los j¨®venes dirigentes aliancistas.
El 'aparato' aliancista se niega a nuevas coaliciones
La ruptura de Coalici¨®n Popular en 1986 no s¨®lo cost¨® a AP el 30% de sus parlamentarios, sino 500 millones de pesetas al a?o, que es la parte de la subvenci¨®n estatal para la Coalici¨®n que va a las arcas de la Democracia Cristiana (antiguo PDP) y del Partido Liberal. Un precio muy caro, seg¨²n el punto de vista de AP.El aparato de Antonio Hern¨¢ndez Mancha est¨¢ decidido a apostar por una comparecencia, en solitario, en las pr¨®ximas eleccciones.
?nicamente ha hecho una oferta gen¨¦rica para que todo el centro-derecha acuda conjuntamente a las elecciones al Parlamento Europeo, que, al ser elegido por un procedimiento de lista ¨²nica nacional, ahorra las tensiones que supone dejar puestos libres, en las candidaturas eventuales coligados en unas elecciones legislativas. Este punto separa a Hem¨¢ndez Mancha del actual presidente de la Junta de Castilla y Le¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, m¨¢s partidario de intentar acuerdos preelectorales con el CDS y los partidos regionalistas.
"Para llegar m¨¢s pronto al gobierno es mejor sumar que restar", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Aliancistas, centristas y nacionalistas catalanes reunieron m¨¢s votos que el PSOE en las elecciones al Parlamento Europeo de 1987, pero, en conjunto, obtuvieron un esca?o menos. En total, 7,5 millones de espa?oles votaron a los socialistas, mientras que aliancistas, centristas y nacionalistas catalanes reunieron 7,6 millones de sufragios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.