Le Pen exige silencio y disciplina a sus partidarios y electores

LLUIS BASSETS Jean-Marie Le Pen, el candidato a la presidecia de la Rep¨²blica Francesa por la organizaci¨®n de extrema derecha Frente Nacional, exigi¨® en la noche del s¨¢bado, en una reuni¨®n extraordinaria del consejo nacional de su partido, el m¨¢s absoluto silencio sobre las intenciones de su partido para la segunda vuelta de la elecci¨®n presidencial

Jean-Marie Le Pen puede obtener entre el 11 % y el 12% de los votos, seg¨²n los ¨²ltimos sondeos electorales, y aspira a superar al propio Raymond Barre, candidato de la centrista Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF), hasta convertirse en el ¨¢rbitro de la derecha en la elecci¨®n del presidente de la Rep¨²blica. Para ello necesita la m¨¢xima. disciplina de sus partidarios y electores.Jean-Marie Le Pen consigui¨® apenas un 0,7% de los votos en las presidenciales de 1974 y no pudo reunir las SOC, firmas de alcaldes necesarias para presentarse en 198 1. Bajo la presidencia de Mitterrand se ha producido la temible e irresistible ascensi¨®n del l¨ªder ultraderechista, que aspira ahora a organizar. la derecha francesa aldedor de su radicalismo ultra. Las dos grandes formaciones de la. derecha, la Asamblea para ?a Rep¨²blica (RPR) y la UDF, han firmado numerosos pactos de gobierno en municipios, departamentos y regiones con el Frente Nacional, con el objetivo de sustraer el poder a los socialistas, y no han dudado en radicalizar su lenguaje para atraer a los votantes de Le Pen.

Chirac, indeclinable en su condena del racismo y la xenofobia, asegur¨® recientemente en Marsella que comprend¨ªa aunque no compart¨ªa estos sentimientos de exclusi¨®n. Pero una frase del propio ex primer ministro socialista Laurcnt Fabius acredita que el magnetismo ejercido por el populismo parafascista de Le Pen va m¨¢s all¨¢ de la propia derecha. Fabius dijo que Le Pen "da respuestas falsas a aut¨¦nticos problemas".

Colisi¨®n real o imaginaria

La colisi¨®n real o imaginada entre derecha y extrema derecha va a desempe?ar un papel decisivo en la campa?a presidencial, principalmente entre la primera y la segunda vuelta. La ex mujer de Le Pen, Pierrette, acaba de revelar, en un cap¨ªtulo de sus memorias publicado por el mensual Gl¨®be, que dos ministros y el propio Raymond Barre han mantenido. contactos amistosos con el dirigente ultraderechista. El propio Le Pen muestra un, inter¨¦s sospechoso en dejar entender que actualmente pueden existir contactos secretos entre el RPR de Chirac y el Frente Nacional. El pasado s¨¢bado anunci¨® en un mitin en las afueras de Par¨ªs que hab¨ªa pedido a los dos candidatos de derecha -una estrecha colaboraci¨®n para controlar los fraudes electorales que atribuye a socialistas y comunistas.

Chirac y Barre aseguran que: no habr¨¢ jam¨¢s contactos con Le Pen, pero el 42% de los votos que m suman entre los dos les obligan a seducir al electorado ultraderechista para poder sobrepasar la barrera del 50% en la segunda vuelta. Seg¨²n los sondeos, un 26% de los votantes de Le Pen votar¨ªa ahora por Mittterrand en la segunda vuelta, con el objetivo de castigar a la derecha moderada. El electorado conservador m¨¢s centrista puede optar por la abstenci¨®n o por el voto a Mitterrand en la medida en que intuya la existencia de un chalaneo sobre una participaci¨®n extremista en el Gobierno o de concesiones pol¨ªticas a su radicalismo de corte totalitario a cambio de la disciplina de voto derechista.

Le Pen ha intensificado su operaci¨®n de asalto a la gran derecha, centrando sus ataques contra Mitterrand, para crear la ficci¨®n de un frente unido de la derecha. Una amplia derrota de la derecha, y con ella de Jacques Chirac, podr¨ªa convertirse en la ocasi¨®n de oro para el conglomerado de fascistas, integristas y partidarios del obispo Lefevbre, petainistas, antiguos miembros de la OAS y mon¨¢rquicos que forman el Frente Nacional. A trav¨¦s de su minucioso cultivo del miedo a la inmigraci¨®n, a los extranjeros y al SIDA y de su demagogia antiparlamentaria y caudillista, Le Pen ha conseguido una plaza privilegiada en esta elecci¨®n presidencial, que puede lanzarle hacia aventuras todav¨ªa m¨¢s imprevisibles y peligrosas.