Gorbachov, retrato al minuto
1999, victoria sin guerra es el libro que acaba de escribir el ex presidente norteamericano Richard Nixon. Apoyado en su larga experiencia en asuntos internacionales, Nixon examina los desaf¨ªos que esperan a Estados Unidos y a Occidente en general en los ¨²ltimos a?os del siglo XX. El texto que sigue es un extracto de uno de los cap¨ªtulos -que EL PA?S publica en exclusiva para Espa?a- en que Richard Nixon cuenta c¨®mo ve a Mijail Gorbachov y c¨®mo valora la actual pol¨ªtica sovi¨¦tica.
Nos encontramos en una guerra llamada paz. Es un conflicto que no ha terminado y que probablemente continuar¨¢ durante generaciones. Los sovi¨¦ticos no usan ej¨¦rcitos o armas nucleares para librar esta guerra. Sus armas principales en la lucha contra Occidente son la propaganda, la diplomacia, las negociaciones, la ayuda externa, las maniobras pol¨ªticas, la subversi¨®n, las acciones encubiertas y la guerra por poderes. En este conflicto est¨¢ en juego no s¨®lo nuestra propia libertad, sino la del resto del mundo.Desde que Mijail Gorbachov lleg¨® al poder, hace tres a?os, como secretario general del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, no ha habido muestras de que la Uni¨®n Sovi¨¦tica haya cambiado sus objetivos en materia de pol¨ªtica internacional. Su estilo personal, tan refrescante y distinto del de sus predecesores, ha cautivado la imaginaci¨®n de mucha gente en Occidente. Si le subestimamos y seguimos confundiendo estilo con esencia, puede que cautive tambi¨¦n al resto del mundo.
Bajo el mandato de Gorbachov, la pol¨ªtica exterior sovi¨¦tica ha sido m¨¢s h¨¢bil y sutil que nunca, pero tambi¨¦n m¨¢s agresiva. Si sus dr¨¢sticas reformas internas triunfan, en el siglo XXI nos enfrentaremos a una. Uni¨®n Sovi¨¦tica m¨¢s pr¨®spera y productiva. Entonces ser¨¢ un oponente m¨¢s formidable de: lo que actualmente es.
Una nueva fase
El hecho de que algunos observadores crean que la aparici¨®n de Gorbachov es una se?al esperan adora para Estados Unidos indica que no entienden nada del verdadero car¨¢cter de las relaciones entre Estados Unidos y la URSS. El principio de la era Gorbachov no representa el final de la rivalidad entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica sino el comienzo de una nueva fase, peligrosa y desafiante, de la lucha entre las superpotencias.
En los ¨²ltimos 40 a?os he tenido la oportunidad de reunirme con muchos grandes dirigentes: Churchill, De Gaulle, Adenatier De Gaspari, Yoshida, Mao Zedong y Zhou Enlai. Gorbachov se cuenta entre ellos. Solamente un peso pesado se meter¨ªa en el cuadril¨¢tero con ¨¦l.
Muchos diplom¨¢ticos y periodistas occidentales se equivocan al tratar con demasiada efusi¨®n a Gorbachov. Pero, igual que los que antes se autoproclamaban expertos en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, tambi¨¦n se han obsesionado completamente con el estilo. Tras reunirse con Josif Stalin, un diplom¨¢tico americano coment¨®: "Sus ojos marrones son sumamente sabios y amables. A los ni?os les gustar¨ªa sentarse en su regazo, y los perros se le acercar¨ªan". Jruschov subi¨® al poder y algunas lumbreras, le calificaron de buf¨®n porque llevaba trajes mal cortados, era maleducado, hablaba un mal ruso, beb¨ªa demasiado y ten¨ªa malos modos. De Breznev se hablaba mejor, pues llevaba camisas de seda y gemelos franceses, pero se le ridiculizaba por su groser¨ªa y su torpeza en p¨²blico.
Los trajes bien cortados de Gorbachov, sus maneras refinadas, su hermosa mujer y el trato delicado que tiene con los periodistas le han convertido en una estrella entre la Prensa y el cuerpo diplom¨¢tico. Un funcionario estadounidense que le conoci¨® sali¨® impresionado por el hecho asombroso de que ten¨ªa "buena presencia, un firme apret¨®n de manos y una -voz profunda y melodiosa". Un pol¨ªtico brit¨¢nico lleg¨® incluso a declarar que Gorbachov era el hombre que m¨¢s admiraba en el mundo. Un militante pacifista lleg¨® m¨¢s lejos, al afirmar: "Gorbachov es como Jes¨²s. Va por ah¨ª ofreciendo cosas buenas, como propuestas de control de armamento, y lo ¨²nico que consigue es el rechazo".
Todo esto son tonter¨ªas sin ning¨²n sentido. Los ojos amables de Stalin desment¨ªan su mente brutal. Las maneras de campesino de Jruschov no le impidieron levantar el muro de Berl¨ªn, y el habla torpe de Breznev no le impidi¨® emprender la mayor militarizaci¨®n de la historia mundial.
La escuela m¨¢s dura
Sea quien sea el que llegue a la cumbre del poder en el Kremlin, ha aprendido pol¨ªtica en la escuela m¨¢s dura del mundo. Si acept¨¢ramos las opiniones de Gorbachov, que la izquierda antinuclear expone, nos quedar¨ªamos psicol¨®gicamente desarmados ante el hombre que controla las fuerzas armadas m¨¢s poderosas del mundo.
En los ¨²ltimos 40 a?os me he reunido con 15 dirigentes de pa¨ªses comunistas, y ninguno era d¨¦bil. Aunque la debilidad de los Gobiernos comunistas se ve en su escaso atractivo popular, no debemos pasar por alto su fuerza. En la brutal lucha por el poder que se libra en los pa¨ªses comunistas, solamente los fuertes se abren camino hacia lo alto. Al igual que otros dirigentes comunistas, Gorbachov ser¨¢ firme, despiadado y h¨¢bil en explotar no s¨®lo su propia fuerza, sino tambi¨¦n las debilidades del adversario.
A pesar de los cr¨ªticos que podamos ser con los sovi¨¦ticos y con su actitud en el mundo, nunca debemos despreciarlos. Tenemos que respetar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica como a un adversario fuerte y poderoso. El respeto es importante entre amigos, e indispensable entre enemigos potenciales en el contexto de una era nuclear.
Los dirigentes sovi¨¦ticos son especialmente suspicaces acerca del derecho a recibir un trato de igualdad. Como rusos, Gorbachov y sus colegas est¨¢n orgullosos de su historia y su cultura, su literatura, su m¨²sica, su teatro. Las casas de Tolstoi y Chaikovski son santuarios nacionales. Est¨¢n orgullosos de la fuerza del pueblo ruso. A menudo citan el hecho de que los rusos vencieron a Napole¨®n en el siglo XIX, y a Hitier, en el siglo XX, y que las bajas rusas en la II Guerra Mundial fueron mayores que las sufridas por Estados Unidos, Francia y Reino Unido juntos.
Antes de mi viaje a Mosc¨², en 1959, Harold Macmillan me dijo que los sovi¨¦ticos deseaban por encima de todo ser tratados como "miembros del club". Puede que todav¨ªa se sientan psicol¨®gicamente inferiores, pero no cabe duda de que a lo largo de las tres d¨¦cadas siguientes los sovi¨¦ticos se han ganado el derecho a llamarse superpotencia.
Nuestra tecnolog¨ªa es m¨¢s avanzada que la suya, pero pueden hacer lo que nosotros hacemos. El primer hombre que viaj¨® al espacio fue ruso, no americano. Nos han alcanzado en la bomba at¨®mica, en la bomba H y en las cabezas nucleares de los misiles, y no s¨®lo porque sus esp¨ªas hayan robado nuestros secretos.
El mismo Gorbachov, en mayor medida que sus predecesores, representa una fuerte advertencia de que subestimamos a
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Gorbachov, retrato al minuto
los sovi¨¦ticos, y esto es un peligro. Su imagen es la ant¨ªtesis del vulgar bolchevique barbudo que quiere hacer saltar el mundo en pedazos. Es un hombre sumamente inteligente y complejo. Respira carisma, cualidad que todos reconocen, pero que nadie puede describir. Es un gran comunicador. Consigui¨® una -licenciatura en derecho, pero naci¨® con un posgrado en relaciones p¨²blicas. Si hubiera vivido en Estados Unidos ser¨ªa un seguro ganador en una candidatura pol¨ªtica.Gorbachov es el primer dirigente sovi¨¦tico que conozco que sea experto en asuntos exteriores. Comprende los intrincados detalles de las relaciones Este-Oeste. Jruschov fulminaba por la exactitud de la pol¨ªtica sovi¨¦tica, pero nunca franque¨® la l¨ªnea de la propaganda sovi¨¦tica. Breznev le¨ªa declaraciones preparadas para remitir despu¨¦s toda discusi¨®n a sus subordinados. Cuando me entrevist¨¦ con ¨¦l, Gorbachov era el ¨²nico de la delegaci¨®n sovi¨¦tica que hablaba sin notas, y despleg¨® un profundo conocimiento de todos los vericuetos del control de armamento y dem¨¢s temas. Entiende el poder y sabe c¨®mo usarlo. Es tenaz, pero no inflexible. Es la clase de dirigente que puede emitir un juicio y cerrar un trato independientemente de sus asesores.
Libre de temores
Gorbachov representa el - nuevo tipo de dirigente sovi¨¦tico. Jruschov intentaba ocultar la debilidad sovi¨¦tica alardeando escandalosamente de su superioridad. Breznev sab¨ªa que sus fuerzas nucleares igualaban a las nuestras, pero segu¨ªa hablando a la defensiva e insistiendo constantemente en que la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos ten¨ªan la misma potencia mundial. Gorbachov conf¨ªa tanto en sus fuerzas que no teme hablar de sus debilidades.
El hecho de que reconozca sus puntos flacos no significa que haya perdido la fe en el sistema. Es tan in¨²til tratar de convertir a los sovi¨¦ticos a nuestro modo de pensar como lo es para ellos intentar convertirnos al suyo. Discutir de ideolog¨ªa con ellos es un di¨¢logo de sordos. Los derechos humanos son un ejemplo. Los sovi¨¦ticos consideran como derechos humanos importantes la gratuidad de la sanidad, la vivienda y la educaci¨®n y el pleno empleo. Nosotros creemos que los principales derechos humanos son la libertad de expresi¨®n, de Prensa y de religi¨®n, y unas elecciones libres.
Tanto nosotros como ellos nos creemos los protagonistas buenos de la historia. Por tanto, para empezar a desarrollar una nueva relaci¨®n basada en el lema vive y deja vivir, ambas superpotencias deber¨ªan aceptar en qu¨¦ y por qu¨¦ son diferentes, deber¨ªan aprender a respetar la fuerza y las capacidades de cada uno, y deber¨ªan evitar la ret¨®rica que gratuitamente pisotea el otro, reconociendo al mismo tiempo que ambos pa¨ªses seguiremos defendiendo en¨¦rgicamente nuestras propias creencias.
Como sus predecesores, Gorbachov trata de ampliar la influencia y la esfera de poder de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Independientemente del refinamiento que haya introducido en las relaciones p¨²blicas de Mosc¨², ha mantenido el objetivo a largo plazo de lograr el predominio global. Pero es el primer dirigente sovi¨¦tico que ha aceptado el hecho de que la Uni¨®n Sovi¨¦tica padece profundos problemas internos que amenazan su situaci¨®n de superpotencia. Es un esforzado comunista, pero no le ciega la ideolog¨ªa al contemplar la posici¨®n sovi¨¦tica en el mundo.
En lo que lleva de vida, Gorbachov ha visto c¨®mo la Uni¨®n Sovi¨¦tica pasaba de ser una potencia fuerte de tantas a ser una de las dos superpotencias. Sean cuales sean sus otras debilidades, el comunismo ha demostrado ser un medio eficaz de ganar y conservar el poder. Esa experiencia sirve para confirmar las creencias ideol¨®gicas de Gorbachov. Aunque sabe que la Uni¨®n Sovi¨¦tica debe enfrentar grandes problemas, sigue creyendo que representa la ola del futuro.
Gorbachov desea conservar la herencia de sus predecesores, y tambi¨¦n quiere incrementarla, en la medida de lo posible. Pero no puede sentirse animado al contemplar el escenario internacional porque en su camino hay grandes obst¨¢culos externos e internos.
Si mira a Occidente ve signos de agitaci¨®n pol¨ªtica en casi todos los pa¨ªses del bloque sovi¨¦tico, desde Polonia hasta Bulgaria. Con esos inseguros aliados a su lado, la Uni¨®n Sovi¨¦tica se, enfrenta a la alianza de mayor duraci¨®n en la historia. Tras una d¨¦cada de incremento de gastos militares, la OTAN ha reforzado sensiblemente sus fuerzas sobre el terreno. La Uni¨®n Sovi¨¦tica ha socavado la capacidad de decisi¨®n internacional del Partido Laborista del Reino Unido y del Partido Socialdem¨®crata de Alemania Occidental, y la tendencia al neutralismo de estos partidos ha minado su poder de convocatoria electoral. El canciller Helmut Kohl ha sido reelegido por otro mandado de cinco a?os. La primera ministra Margaret Thatcher derrot¨® en las urnas a la dividida oposici¨®n. Con el presidente Fran?ois Mitterrand y el primer ministro Jacques Chirac, Francia ha reforzado sus fuerzas militares y ha incrementado su cooperaci¨®n con la OTAN.
Un futuro sin futuro
Si contempla el debate1deol¨®gico, ve que el comunismo ha perdido su atractivo. Lincoln Steffens, periodista liberal, visit¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica hace 70 a?os y escribi¨®: "He visto el futuro, y funciona" . Ahora todos fiemos visto ese futuro y no funciona. Esto es cierto no s¨®lo en Europa oriental y en la misma Uni¨®n Sovi¨¦tica, donde la gente ha vivido la pr¨¢ctica del comunismo, sino tambi¨¦n en el resto del mundo. En los a?os cincuenta mucha gente del Tercer Mundo que no era comunista admira a el modelo sovi¨¦tico de desarrollo econ¨®mico. Hoy d¨ªa, ning¨²n Gobierno del Tercer Mundo aspira a convertirse en una pesadilla burocr¨¢tica como la Uni¨®n Sovi¨¦tica, con su jungla de papele¨® y su econom¨ªa estancada.
El poder militar de Mosc¨² es su ¨²nica baza. Pero por muy grande que sea, la fuerza militar no puede sostenerse a largo plazo sin la correspondiente fuerza econ¨®mica. El dilema de Mosc¨² es que sus bazas no son apropiadas para resolver sus problemas, y sus problemas est¨¢n socavando sus bazas.
Gorbachov no subestima las dificultades de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero sus vecinos comunistas del Este tampoco. Un dirigente chino, al explicarme por qu¨¦ las actuales reformas econ¨®micas de China eran vitales para situar el pa¨ªs en primera fila, comentaba que si la Uni¨®n Sovi¨¦tica no adoptaba cambios similares desaparecer¨ªa como gran potencia el pr¨®ximo siglo. Esto es verdad y Gorbachov lo sabe.
Desde el punto de vista econ¨®mico, la URSS ha sido completamente incapaz de capitafizar sus grandes recursos humanos y materiales. Tampoco ha, podido adelantar a ning¨²n otro gran pa¨ªs, en lo que respecta al PNB, desde que termin¨® la Il Guerra Mundial. Por el contrar¨ªo, ha sido adelantado por Jap¨®n e Italia. La econom¨ªa sovi¨¦tica es un desastre.
La tasa de crecimiento es pr¨¢cticamente cero, la productividad desciende, el absentismo, la corrupci¨®n, las falsas bajas por enfermedad y el alcoholismo son moneda corriente. El nivel de vida se est¨¢ estancando hasta tal punto que la esperanza de vida de los sovi¨¦ticos est¨¢ disminuyendo. Un obrero sovi¨¦tico debe trabajar siete veces m¨¢s que un obrero occidental para comprarse un coche. El parque de ordenadores industriales de la URSS es 15 veces menor que en los pa¨ªses avanzados de Europa occidental, y 45 veces menor que en Estados Unidos. Los escasos signos positivos que se han detectado recientemente en la econom¨ªa sovi¨¦tica son resultado de la manipulaci¨®n de las estad¨ªsticas econ¨®micas por parte del Kremlin.
Gorbachov sabe que su m¨¢xima prioridad debe ser la revitalizaci¨®n de la econom¨ªa sovi¨¦tica. Sin crecimiento econ¨®mico no puede permitirse el actual nivel del gasto militar sovi¨¦tico, ni lograr una mejor¨ªa del nivel de vida de los sovi¨¦ticos, ni mantener el sistema como parang¨®n para los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo.
Gorbachov se enfrenta al cl¨¢sico dilema de los sistemas comunistas totalitarios. Para progresar debe permitir una mayor libertad, pero esto es una amenaza para su poder. La excesiva centralizaci¨®n es el principal problema de la econom¨ªa sovi¨¦tica, pero descentralizar la toma de decisiones econ¨®micas 'conlleva el riesgo de acelerar las exigencias de una descentralizaci¨®n pol¨ªtica, y ¨¦sta significar¨ªa la disoluci¨®n del sistema comunista.
En busca de la eficacia
El hecho de que Gorbachov trate de enfocar con nuevos m¨¦todos los problemas sovi¨¦ticos no significa que rechace las premisas b¨¢sicas de su sistema. ?l cree que el sistema es fundamentalmente s¨®lido, pero que necesita ser m¨¢s eficaz. Nunca debemos olvidar que las reformas en s¨ª mismas no dicen nada de las intenciones de Gorbachov. Su prop¨®sito no es encaminar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica hacia una mayor libertad interna o hacia una pol¨ªtica externa menos agresiva, sino m¨¢s bien hacer que el sistema comunista funcione mejor. Quiere que el sistema sea m¨¢s eficaz, no que sea menos comunista.
Bajo ninguna circunstancia debemos permitir que nuestra pol¨ªtica exterior se vea afectada por los cambios internos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Ser¨ªa una total locura seguir el consejo de los que creen que debemos hacer concesiones en las negociaciones de control de armamentos, para ayudar a Gorbachov en casa. Sus reformas triunfar¨¢n o fracasar¨¢n por sus propios m¨¦ritos. Nada de lo que hagamos puede afectar a la pol¨ªtica interna del Kremlin. Si ofrecemos concesiones cada vez que la Prensa sovi¨¦tica exponga los problemas de la URSS, Mosc¨² obtendr¨¢ beneficios estrat¨¦gicos mientras nos dedicamos a archivar recortes de peri¨®dico.
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