Chirino y Lamazares exponen en Nueva York
La estandarizaci¨®n de gustos puede terminar por asfixiar la creaci¨®n, afirma el escultor
El escultor canario Mart¨ªn Chirino, de 63 a?os, y el pintor gallego Ant¨®n Lamazares, de 34, exponen en estos d¨ªas en Nueva York su obra reciente en sendas galer¨ªas de la ciudad. Para el escultor canario se trata de su s¨¦ptima exposici¨®n en la galer¨ªa Grace Borgenicht, que desde 1962 viene represent¨¢ndolo en Estados Unidos. En cuanto a Ant¨®n Lamazares, expone por primera vez en la galer¨ªa Bruno Fachetti en el Soho, barrio que acoge en Nueva York a las galer¨ªas de la vanguardia establecida. Ambos artistas han coincidido en subrayar el comercialismo del arte en la ciudad.
Entre las piezas; expuestas de Chirino destaca la llamada Mi patria es una roca, un t¨²mulo de hierro que nace en espiral desde el suelo, cerr¨¢ndose sobre s¨ª mismo para conformar una c¨²pula. La obra de Mart¨ªn Chirino nace de la reflexi¨®n sobre su tierra canaria, y ¨¦l la define como una escultura "que exige un lugar al margen de toda consideraci¨®n fr¨ªvola, un lugar m¨¢s cercano al ser humano".Aun cuando su trabajo se muestra en la Quinta Avenida, centro de las galer¨ªas que acogen a los artistas consagrados, la mayor preocupaci¨®n de Mart¨ªn Chirino en esta visita ha sido constatar el enrarecido y comercializado en exceso ambiente cultural.
"El liberalismo econ¨®mico ha transformado el arte en una industria de consumo" dice; para Chirino, la estandarizaci¨®n de gustos y de tendencias que se est¨¢ pretendiendo imponer al mundo puede terminar por asfixiar la creaci¨®n aut¨®ctona de cada pa¨ªs, en lo que ¨¦l considera un fen¨®meno de "conformaci¨®n de un gusto uniformado". Ello le ha llevado a promover el Centro Atl¨¢ntico de Arte Moderno en Las Palmas de Gran Canaria, un centro "vendedor de, ideas" que pondr¨¢ en contacto a los creadores del Magreb con los creadores canarios y del resto de Espa?a.
Sobres y sellos
Ant¨®n Lamazares regresa brevemente a Nueva York, despu¨¦s de un a?o de residencia en esta ciudad, para exponer por vez primera en la galer¨ªa Bruno Fachetti, en el Soho, barrio que en Nueva York acoge a las galer¨ªas que exhiben la vanguardia establecida. La otra vanguardia, la que todav¨ªa se abre paso o est¨¢ por descubrir, tiene su asiento en otras zonas de esta urbe, en que todo est¨¢ perfectamente compartimentado. Lamazares exhibe, en un espacio reducido y coqueto, siete obras de cart¨®n y madera, que representan el universo enclaustrado de los sobres postales y de la marca indeleble del sello que soportan. Forman parte de las m¨¢s de 200 obras que Lamazares ha pintado durante un a?o trabajo en su taller de Brooklyn, Nueva York, compartiendo la calle con"toda suerte de mendigos y drogadictos, o como testigo de varias redadas de la polic¨ªa.La peripecia personal del pintor gallego, que no habla ingl¨¦s, queda reflejada en la fuerza y la ira contenida en unos cuadros que, sin embargo, hablan m¨¢s de historias de su infancia en Galicia que de dramas urbanos. Junto al mundo de los sellos ha estado explorando la magia de las ventanas y 19 que ellas revelan u ocultan.En Nueva York, cada ventana puede esconder a un loco, y en los cuadros de Lamazares le dan cita ratas, zanahorias y mujeres arrepentidas de tragedias pasadas o por pasar. Pinturas de barnices brillantes que cubnen las cuerdas y los clavos que sujetan la estructura de los cuadros, de madera y de cajas de cart¨®n, algunas de las cuales encontrar¨¢, en el mismo almac¨¦n que le sirve de taller y vivienda, un espacio en donde el pintor practica un ascetismo que tiene algo de bohemio. Ant¨®n Lamazares es en su propio barrio de Brooklyn un bicho raro embutido en un sempiterno sombrero de felpa y pantalones granates. Un bicho raro en una ciudad en que llamar la atenci¨®n es otra forma de hacer arte y tiene m¨¦rito por s¨ª mismo.
Ambos pintores han coincidido en se?alar la dominante obsesi¨®n por las ventas que se descubre entre los galeristas norteamericanos, obsesi¨®n que llega a sepultar en un segundo plano cualquier consideraci¨®n art¨ªstica.
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