Suaves ritmos campestres

Los Secretos han presentado su ¨²ltimo y doble elep¨¦, grabado en directo, de la forma m¨¢s l¨®gica y coherente: ofreciendo ante su p¨²blico de siempre, el madrile?o, un concierto que plasmase de la forma m¨¢s fiel posible ese disco.Pop y country, las dos fuentes de inspiraci¨®n de esta ya legendaria banda, se dieron cita durante m¨¢s de hora y media en la sala J¨¢cara, ante unos espectadores tan agradecidos como poco entendidos.

Desde su formaci¨®n, bajo el nombre de Tos, all¨¢ por 1979, Los Secretos han jugado con un arma de doble filo: la sensibilidad, posiblemente su gran virtud, que puede volverse contra ellos y convertirse en su defecto m¨¢s acusado. Una buena soluci¨®n ser¨ªa endurecer los arreglos de los temas.

Como m¨²sicos, sin embargo, han alcanzado un nivel, una madurez, que ya quisieran para s¨ª muchos de los grupos extranjeros que nos visitan. Ram¨®n Arroyo es un instrumentista vers¨¢til que no deja de mejorar, encontrando en Alvaro Urquijo el complemento perfecto. Una delicia de guitarras que se apoyan en una base r¨ªtmica s¨®lida y discreta, creando el fondo ideal para que Enrique evoque amores perdidos y corazones destrozados. Su voz, profunda y personal¨ªsima, es su fuerza.

Presentan en vivo un repertorio que es, b¨¢sicamente, un repaso a sus mayores ¨¦xitos. Desde viejas composiciones como Ojos de perdida o D¨¦jame, en versiones actualizadas, a sus ¨²ltimos sencillos. No falt¨® un recuerdo a los maestros, con el Close up the Honky Tonks, de los Flying Burrito Brothers, y a los viejos amigos, con el siempre emotivo R¨¢fagas, de Los B¨®lidos.