EE UU ya no exige que Noriega abandone Panam¨¢
La Administraci¨®n de Reagan ha suavizado su estrategia ante el fracaso de sus presiones para conseguir la ca¨ªda del general Manuel Antonio Noriega. Ahora intenta persuadir al hombre fuerte de Panam¨¢ para que decida voluntariamente el c¨®mo y el cu¨¢ndo de su abandono del poder, a cambio de ahorrarle nuevas mortificaciones, entre ellas su exilio.
Al anunciar ayer el cambio de estrategia norteamericana sobre Panam¨¢, el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, dijo que Estados Unidos insiste en que el general Noriega debe dejar el poder, aunque ya no es imperativo que abandone el pa¨ªs y se ex?lie, informa Reuter.]Con su fiebre anti-Noriega, Washington, y en particular el Departamento de Estado, ¨²nicamente han logrado la destrucci¨®n de la econom¨ªa local -seg¨²n los expertos, s¨®lo est¨¢ operando en un 40% de su capacidad; sectores como la construcci¨®n y el turismo fueron anulados de tajo- y el robustecimiento pol¨ªtico del hombre fuerte paname?o.
Aunque portavoces del Departamento del Estado se han apresurado en calificar de "inconcebible" el cambio de estrategia para lograr la salida de Noriega del poder, c¨ªrculos oficiales paname?os se han alegrado de? cambio radical en la posici¨®n del embajador norteamericano ante Naciones Unidas, el general Vernon Walters, quien ha visitado recientemente varias capitales latinoamericanas para vender el plan norteamericano contra Noriega. Walters, quien hasta su llegada a Trinidad-Tobago la semana pasada, se negaba a descartar una posible invasi¨®n norteamericana en Panam¨¢, declar¨® formalmente ya esta semana en Caracas que su naci¨®n no intervendr¨¢ militarmente en el pa¨ªs del canal.
El plan Walters es el resultado del fracaso de las posiciones m¨¢s guerreristas de la Administraci¨®n Reagan ante los gobiernos de la regi¨®n. El plan se resume en tres puntos: garant¨ªa de no intervenci¨®n militar, cumplimiento riguroso de los tratados Torrijos-Carter (que prev¨¦n la devoluci¨®n del canal a Panam¨¢ en el a?o 2000) y la proposici¨®n de que si Noriega opta por el asilo, eventualmente en Espa?a, no ser¨¢ perseguido por la justicia norteamericana.
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