Represi¨®n en la RDA contra quienes quieren emigrar a Occidente
, La polic¨ªa actu¨® ayer en Berl¨ªn Este, capital de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, con la previsible violencia contra los ciudadanos que intentaron utilizar la fiesta del Primero de Mayo para forzar su emigraci¨®n a Occidente. No se sabe cu¨¢ntas detenciones se produjeron.
En muchas capitales de distrito, la tensi¨®n entre los frustrados solicitantes de permiso de emigraci¨®n es mayor que en Berl¨ªn Este. Su esperanza de tener testigos occidentales de su acci¨®n de protesta es, por el contrario, inferior, si no nula. Miembros de grupos religiosos y juveniles de Berlin Este fueron sometidos a detenci¨®n domiciliario.
En Berl¨ªn Este y en Varsovia se produjeron incidentes, por la falta de expectativas de la poblaci¨®n y por el nerviosismo que demuestran estos dos reg¨ªmenes. Pero este Primero de Mayo ha sido ya diferente a los que le precedieron en toda la comunidad socialista.
Europa del Este se halla en plena ebullici¨®n social. Las expectativas creadas por la nueva pol¨ªtica del Kremlin, el deterioro econ¨®mico y el hast¨ªo que provoca la inercia del sistema y su burocracia, la inflexibilidad y una propaganda en la que nadie cree, hacen que cada vez m¨¢s gente, en el partido y fuera de ¨¦l, est¨¦ dispuesta a riesgos personales para ejercer presi¨®n hacia cambios reales.
En Praga, el jefe del partido, Milos Jakes, prometi¨® un socialismo en democracia y con plena informaci¨®n. En Hungr¨ªa, las voces que piden el fin del monopolio del partido comunista son cada vez m¨¢s fuertes ante la conferencia de los comunistas el 20 de mayo. Ciudadanos independientes secuestran el Primero de Mayo, el d¨ªa que los reg¨ªmenes comunistas consideran suyo y sagrado, para defender sus causas, aunque muchas sean perdidas.
Con sus protestas demuestran que el alud de reformas desencadenado por el Kremlin no podr¨¢ limitarse, como desean bur¨®cratas y privilegiados de todo tipo, a retoques en la gesti¨®n econ¨®mica. El debate sobre la esencia misma del socialismo real, el poder del partido, est¨¢ ya abierto en Europa oriental.
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