Gran ¨¦xito del guitarrista Narciso Yepes

Narciso Yepes convoc¨® el mi¨¦rcoles a numeroso p¨²blico, que pr¨¢cticamente llen¨® el teatro Real, compuesto de entusiastas adictos a la guitarra y a su int¨¦rprete, nacido en Lorca hace 60 a?os. No es cosa de insistir sobre un tema tan tratado como el ¨¦xito contempor¨¢neo de la guitarra; tampoco he de analizar c¨®mo gran parte de sus seguidores forman una colectividad peculiar, siempre dispuesta a entusiasmarse en mayor grado con las propinas que despu¨¦s de escuchar la Suite en la menor o la Chacona, de Bach.Con la Suite, BWV 995, Yepes dio cuerpo a la primera parte de su programa, luego de ofrecer dos ejemplos de Scarlatti. Siempre se discutir¨¢ sobre la conveniencia o no de estas versiones guitarr¨ªsticas, pero nunca podr¨¢ negarse el encanto sonoro que adquieren, hasta el punto de que la mejor escucha ser¨¢ aquella que piense en tales obras como algo distinto a lo escrito para el clave o el violonchelo, sea o no el autor quien haya realizado la transcripci¨®n.

La segunda mitad de la audici¨®n estaba dedicada a la m¨²sica hisp¨¢nica original para guitarra, salvo una transcripci¨®n de La malague?a, opus 165, de Alb¨¦niz. Recientemente elegido miembro de la Academia de San Fernando, Yepes incluy¨® a tres autores que han sido o son acad¨¦micos: Moreno Torroba, con Madro?os; Sainz de la Maza, con Petenera y Andaluza, y Joaqu¨ªn Rodrigo, con Invocac¨ª¨®n y danza, en homenaje a Falla.

Con ellos, un preludio y un estudio del brasile?o Villalobos, hijo de Ra¨²l Villalobos, de origen espa?ol, y los Tarantos, del cubano Leo Brouwer, ligado a la familia Lecuona y, por tanto, enlazado con Espa?a, sobre todo en esta obra jonda dedicada a Yepes.