Lord Weidenfeld

Lord Weidenfeld, nacido en Viena hace 68 a?os, se define como un cosmopolita interesado en potenciar el entendimiento internacional mediante la imprenta. Habla con pasi¨®n de Israel, con satisfacci¨®n de su contribuci¨®n a la extensi¨®n de las ideas mediante la traducci¨®n y publicaci¨®n de obras de distintos or¨ªgenes y con mesura de su actividad en la C¨¢mara de los Lores, pero considera imposible establecer una preeminencia entre su triple condici¨®n de jud¨ªo, editor y pol¨ªtico.

Arthur George Weidenfeld tuvo que huir de Austria hace medio siglo, al poco de la llegada de los nazis, que encarcelaron a su padre. En Londres consigui¨® trabajo en la BBC e inici¨® su actividad editorial, primero "con la publicaci¨®n de una revista intelectual" y despu¨¦s con la creaci¨®n de la editorial que lleva su nombre, que ahora publica en Nueva York y Londres unos 400 t¨ªtulos al a?o."En toda mi vida como editor he puesto el ¨¦nfasis en llevar gente e ideas de un pa¨ªs a otro", dice Weidenfeld, felizmente arrellanado en un sof¨¢ de su senatorial piso en Chelsea. Lord Weidenfeld ve en la idea del Premio Formentor de Literatura, del que fue cofundador, el antecedente a su actual presidencia de la Fundaci¨®n Wheatland, que, entre otras misiones, tiene la de traducir obras extranjeras de literatura e investigaci¨®n al ingl¨¦s y celebrar conferencias como la que cada a?o re¨²ne a "unos 60 destacados escritores y cr¨ªticos de diversos pa¨ªses para que discutan y analicen las tendencias m¨¢s importantes de la literatura en sus respectivos pa¨ªses". La edici¨®n de este a?o se ha celebrado esta semana en el lisboeta Palacio de Queluz, donde se han examinado minuciosamente las literaturas de la Europa del Este y de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica.

Weidenfeld tiene unas remotas ra¨ªces en Espa?a, en la que, por v¨ªa materna, traza su ascendencia hasta el a?o 1060 en Barcelona y Gerona, de donde salieron m¨¢s tarde hacia Italia y el Rin. De ah¨ª su inter¨¦s por las relaciones hispano-israel¨ªes y por el entendimiento judeo-cat¨®lico, acentuado por sus estudios en un colegio cat¨®lico. En este caso no es el aspecto teol¨®gico lo que atrae a Weidenfeld, quien no se considera un hombre religioso, sino el poner fin a 2.000 a?os de enemistad.

Weidenfeld, que fue jefe de gabinete de Chaim Weizmann, primer presidente del Estado israel¨ª, est¨¢ muy unido a Israel. Lamenta los sucesos de los ¨²ltimos meses, pero no cree que Israel tenga ning¨²n reproche que hacerse cuando combate a quienes tienen por principio "la eliminaci¨®n de la entidad sionista, como ellos dicen".

Mientras fuma con delectaci¨®n un cigarro habano, Weidenfeld habla con orgullo de su ecl¨¦ctica colecci¨®n de arte, en la que un busto de Bernini contrapesa a un Bacon inspirado por Vel¨¢zquez, y en la que lo ¨²ltimo que pint¨® Warhol acompa?a a un Luca Giordano, mientras en paredes aleda?as rivalizan obras de Picasso, Matisse, Klimt, Gris o Derain.

Pasa seis meses al a?o en el Reino Unido, tres en Estados Unidos y otros tres trotando el mundo. Ello le deja poco tiempo para acudir al Parlamento, pero como sus intereses son "el arte y la pol¨ªtica internacional, que se discuten muy de tiempo en tiempo", dice tener ocasiones suficientes para manifestar sus criterios, inspirados por el l¨ªder socialdem¨®crata David Owen.