El trono y el altar, soportes del imperio
, El hispanista John Lynch parece pretender una asepsia brit¨¢nica cuando habla de la Espa?a de los siglos XV al XIX. A los "tengo la impresi¨®n" o "a m¨ª me parece" une una mayor benevolencia hacia el imperio espa?ol que la mayor parte de sus colegas.
Lynch considera que el poder central no influy¨® por igual en todas las zonas del imperio espa?ol. "Tengo la impresi¨®n de que el peso que tiene en Mil¨¢n, N¨¢poles o Sicilia no es tan grande como el que tiene en los Pa¨ªses Bajos a fines del siglo XVI y principios del XVII, cuando Espa?a estaba luchando por preservar sus posesiones y tiene all¨ª m¨¢s peso militar porque tiene m¨¢s enemigos. Espa?a no recibe muchos recursos financieros de Italia y los Pa¨ªses Bajos, sino que m¨¢s bien tiene que invertir en su defensa La parte europea del imperio es consumidora de recursos. Espa?a invirti¨® el tesoro americano en otros pa¨ªses, cuyos recursos, especialmente para defensa, fueron financiados por los vasallos de Castilla y las Indias. He echado de menos en este congreso una discusi¨®n sobre las prioridades espa?olas porque Espa?a tuvo que determinar si era una potencia verdaderamente europea o una potencia mundial con dimensi¨®n americana. En 1740-1741 estuvo en plena guerra con Inglaterra y en la guerra de sucesi¨®n austriaca. Los soldados espa?oles estaban peleando en dos frentes a la vez. Defendiendo Panam¨¢ y Portobello contra los invasores ingleses e invadiendo el norte de Italia para reconquistar Mil¨¢n, contra los austriacos".
El destino imperial de Espa?a bajo los Austrias y los Borbones es, en su opini¨®n, m¨¢s fruto de los acontecimientos que de una voluntad expansiva. "No estoy totalmente seguro de que Espa?a se creyera o quisiera un imperio universal. Lo que sucede es que reuni¨® la casualidad, las necesidades de defensa y la inversi¨®n colonial, y ninguna potencia conced¨ªa voluntariamente algo que hubiera ganado. El hilo conductor, en t¨¦rminos de gobierno, es la monarqu¨ªa, el rey, que tiene que gobernar con instituciones que, seg¨²n se ha dicho en el congreso, son m¨¢s constitucionales en la ¨¦poca de los Austrias, con el pactismo o los derechos forales, y se hacen absolutistas en el siglo XVIII con los Borbones. Cuando en 1808 caen los Borbones, comienza la crisis del imperio. Lo ¨²nico que le daba legitimidad era el rey".
Para el hispanista brit¨¢nico, la religi¨®n jug¨® un papel clave en la cohesi¨®n del imperio espa?ol. "La religi¨®n" -afirma- "tuvo un papel muy importante para la monarqu¨ªa, porque Espa?a no ten¨ªa muchas tropas en Am¨¦rica. Fue un imperio sin militarismo que, fuera de las guerras, obtuvo ¨¦xitos sin grandes ej¨¦rcitos, y esto sirve para Am¨¦rica y para Europa. En Am¨¦rica, entonces, necesitaba otras fuerzas de legitimidad, como fueron una burocracia an¨®nima de letrados, y una sanci¨®n, en la que el apoyo de la Iglesia fue muy importante. La corona nombr¨® todos los obispos sin que Roma se opusiera jam¨¢s. En 1808 todos los obispos fueron realistas y, en el curso de la guerra, proespa?oles; la Iglesia fue muy importante para hacer carrera, los obispos y las ¨®rdenes religiosas constituyeron un gran conjunto de influencias. Los ministros de Carlos III quisieron cercenar los grandes recursos de la Iglesia en Am¨¦rica y explotarlos para el Estado y, de hecho, antes del liberalismo del siglo XIX, atacaron el fuero eclesi¨¢stico. ?sta fue la causa de que, en M¨¦xico, algunos curas se hicieran guerrilleros."
Babelia
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