El orgullo define la conciencia nacional espa?ola, seg¨²n el historiador Ruggiero Romano
30 especialistas han analizado en Palermo el imperio espa?ol desde el siglo XV al XIX
, Durante una semana, una treintena de historiadores de diversos pa¨ªses han discutido en Palermo (Sicilia) sobre el imperio espa?ol desde el siglo XV al XIX. Ruggiero Romano, profesor de L'?cole des Hautes ?tudes de Par¨ªs, y el hispanista brit¨¢nico John Lynch fueron dos de los especialistas que participaron en unos debates que se centraron m¨¢s en la periferia del imperio que en los acontecimientos de la metr¨®poli.
Ruggiero Romano, coordinador de una voluminosa Historia de Italia, ha sido el asesor cient¨ªfico del congreso. Especialista en Historia de Am¨¦rica, afirma que lo m¨¢s relevante del congreso Gobernar el mundo. El imperio espa?ol del siglo XV al siglo XIX, que se clausur¨® el martes en Palermo, Sicilia, es que se trata de "la primera vez que se habla del imperio espa?ol sin hablar de Espa?a, y esto corresponde a una cierta voluntad de hacerlo as¨ª, de saber qu¨¦ pasa en el imperio".Pregunta. Y, en el imperio, ?qu¨¦ pasa?
Respuesta. Pues que hay un sistema central con ciertos planes y ciertas ideas y, junto a ¨¦l, situaciones locales en Italia o en Flandes, en Am¨¦rica o en Filipinas. Espa?a saca provecho del imperio, pero adem¨¢s tiene una cierta voluntad imperial. En la parte europea encuentra obst¨¢culos, organismos ya estructurados, como los parlamentos sicilianos de Palermo, que representan un cierto l¨ªmite a la voluntad de organizaci¨®n de la metr¨®poli, o al Senado milan¨¦s en Am¨¦rica, donde tambi¨¦n hay instituciones constituidas, pero all¨ª los espa?oles pueden destruir todo m¨¢s f¨¢cilmente en nombre de todos los on, como civilizaci¨®n o cristianizaci¨®n -no olvidemos que imponer a millones de personas otra religi¨®n es una forma de violencia- y, por ello, all¨ª las formas imperiales son m¨¢s directas. Pese a ello, tambi¨¦n hay intereses locales de espa?oles que se oponen a la metr¨®poli. Cuando en 1540 Carlos V quiere reducir el poder de los espa?oles en Per¨², ¨¦stos acu?an la frase de "Dios est¨¢ en el cielo, el rey est¨¢ lejos y aqu¨ª mando yo". A las c¨¦dulas reales las llaman hostias sin consagrar, y si est¨¢n contra los intereses locales, no las respetan.
P. ?Cu¨¢les son las caracter¨ªsticas del imperio espa?ol?
R. Es imposible hacer un balance en estas cosas. Si uno es verdaderamente cat¨®lico, el balance es positivo: llegaron y ense?aron la verdadera religi¨®n; si uno no cree, esta llegada es simplemente un abuso.
P. Si acepta como v¨¢lido el calificativo de imperialistas para las dos grandes potencias actuales, ?qu¨¦ concomitancias o diferencias podr¨ªan establecerse?
R. Los imperios pretenden imponer su ideolog¨ªa, sacar provecho material, pero hay din¨¢micas que impiden afirmar una voluntad autom¨¢tica de dominio. No estoy convencido de que los rusos quisieran ir a Afganist¨¢n, pero llega un momento en el que los imperios, para asegurarse una parte de su territorio, van m¨¢s all¨¢. Quiz¨¢ muchos imperios llegan a tene un aspecto agresivo para defender lo que creen que deben defender, y ello explica que algunos de ellos sean tan fr¨¢giles. Los espa?oles estuvieron en Filipinas cuatro siglos, y hoy, en Manila, si usted no habla ingl¨¦s, no puede ejercer de periodista. El imperio se manifiesta particularmente con el idioma.
P. ?Qu¨¦ parte de iluminismo y cu¨¢l de intereses econ¨®micos intervienen en el mantenimiento del imperio espa?ol?
R. Una vez constituido el imperio interviene el orgullo. Ser¨ªa interesante saber en qu¨¦ medida la frase del siglo XIX "nosotros somos nosotros" est¨¢ vinculada a la conciencia imperial. Usted no puede decirme que el orgullo no est¨¢ vinculado a la conciencia nacional espa?ola. No es casual que a un franc¨¦s, un ingl¨¦s o un turco les pidan una palabra para definir al espa?ol y digan: "Orgullo".
P. ?Qu¨¦ valor concede a esta reuni¨®n donde se ha hablado del imperio espa?ol?
R. No es un encuentro sobre Espa?a. Cuando se habla de imperio, la gente mira hacia la capital. Aqu¨ª hemos querido mirar hacia las provincias. Si toma el caso de Afganist¨¢n, tiene dos posibilidades: trabajar con los archivos de Mosc¨² el d¨ªa que se pueda o trabajar con los archivos de la resistencia afgana.
P. Y su opini¨®n sobre el imperio espa?ol est¨¢ m¨¢s cerca de la resistencia afgana.
R. Claro. Y, en general, hemos venido a Palermo porque nos interesa m¨¢s el proceso interno -peruano, rioplatense, de Potos¨ª- que la visi¨®n externa. Aunque puedo a?adir que estoy harto de o¨ªr hablar unilateralmente de imperialismos. Los afganos tambi¨¦n influyen en los sovi¨¦ticos.
Babelia
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