Discreto apoyo p¨²blico de Reagan al candidato presidencial Bush
Ocho a?os de lealtad cl¨®nica de George Bush al presidente fueron finalmente pagados, el mi¨¦rcoles por la noche (madrugada de ayer en Espa?a), con un m¨¢s que discreto apoyo p¨²blico de Ronald Reagan a la carrera presidencial de su vicepresidente. El esperado espaldarazo a Bush, que ya tiene los delegados necesarios para ser designado candidato del Partido Republicano, ha sorprendido en Washington y ha irritado a los pr¨®ximos a Bush por su timidez.
Ronald Reagan aprovech¨® una cena de gala de 3.000 personas, a 1.500 d¨®lares (unas 166.000 pesetas el cubierto) para recoger fondos para el Partido Republicano, para abandonar su pretendida neutralidad y ofrecer p¨²blicamente su apoyo a su fiel n¨²mero dos. Pero lo hizo tan de pasada como para provocar suspicacias. La cena, te¨®ricamente pensada para proyectar a Bush como presidenciable, se convirti¨® en un espect¨¢culo monogr¨¢fico del viejo actor de Hollywood, que achic¨® por completo al vicepresidente y se compar¨® a s¨ª mismo con Rambo.
"Futuros planes"
"Si me dejan", dijo Reagan casi al final de su discurso, "me gustar¨ªa decir unas palabras sobre mis futuros planes". "Pienso hacer campa?a con la mayor intensidad posible. Mi candidato es un congresista, embajador ante las Naciones Unidas, director de la CIA y presidente del Partido Republicano. Voy a trabajar todo lo que pueda para hacer que George Bush sea el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos".Y aqu¨ª se acab¨® todo. Ni una sola menci¨®n a la val¨ªa de Bush o a lo mucho que le ha ayudado estos a?os o a su influencia. Muchos observadores se?alan que George Bush s¨®lo ha sido una figura decorativa estos ocho a?os, en los que ha sido incapaz de proyectar una personalidad propia en ninguna cuesti¨®n diferente a la de Ronald Reagan, que le ha sepultado bajo su tremenda popularidad. Pero ahora el vicepresidente est¨¢ solo y obligado a transmitir una imagen independiente de la de Reagan v una visi¨®n de por qu¨¦ y para qu¨¦ quiere ser presidente si quiere ganar la elecci¨®n, el 8 de noviembre al dem¨®crata Michael Dukakis.
George Bush, que ayer recibi¨® el apoyo del televangelista Pat Robertson, que anunci¨® que abandona su campa?a, tiene a su favor la continuaci¨®n, a pesar de los esc¨¦pticos, del boom econ¨®mico. Pero no puede contar con que la popularidad de Reagan es transferible. Ahora debe separarse ya del presidente.
Su inacci¨®n en el esc¨¢ndalo Irangate, a pesar de que Bush utiliza su experiencia en pol¨ªtica exterior como su principal capital; los problemas ¨¦ticos del ministro de Justicia, Edwin Meese, y las ¨²ltimas revelaciones sobre una Casa Blanca dirigida por los astros y por un presidente totalmente pasivo pueden da?ar la candidatura del vicepresidente.
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