Futuro de la ense?anza
?CU?NTOS ESCOLARES de octavo de EGB son capaces de escribir una carta sin faltas de ortograf¨ªa escandalosas o llamativos errores sint¨¢cticos? "Me entregan los profesores estas 4 pegatinas en las cuales puede haber el mismo contagio debido a la sangre, como esplico en las 4 pegatinas ajuntas... -nos digan de una vez la verdad, porque en el colegio, en la television en los centros m¨¦dicos que los vemos cuando vamos por alg¨²n catarro siempre vemos las mismas pegatinas...". Estas l¨ªneas han sido escritas por un ni?o que lleva m¨¢s de ocho a?os en una escuela espa?ola, un muchacho de 13 a?os probablemente de los m¨¢s despiertos de su clase, a juzgar por el contenido de la carta que envi¨® recientemente a este peri¨®dico. Un chaval que estudia "octabo" de EGB en un colegio nacional de la periferia de Madrid. Y as¨ª se expresar¨¢ probablemente dentro de unos a?os si el reciente conflicto de los profesores, con todos sus enormes costes, no provoca como efecto necesario un debate a fondo sobre el futuro de la ense?anza en Espa?a.Razones hay para temer que no vaya a ser ¨¦ste el caso. Aunque otras cuestiones fueron puestas sobre la mesa de negociaciones, no ser¨ªa injusto deducir que, al final, todo el conflicto parec¨ªa reducirse a un tira y afloja sobre una subida salarial. Importante cuesti¨®n si se parte del principio de que una buena ense?anza requiere en todo caso maestros dignamente pagados. Pero una misma retribuci¨®n puede ser insuficiente o excesiva en funci¨®n de lo que se quiera exigir al remunerado. Si se hace de los maestros meros vigilantes de un inmensa guarder¨ªa, a lo mejor est¨¢n cobrando demasiado. Si se delega en ellos la responsabilidad mayor -nunca exclusiva- de la educaci¨®n de nuestros hijos, probablemente, como dijo el propio ministro del ramo, no se les pueda pagar con todo el oro del mundo. Aunque alg¨²n oro habr¨¢ que darles, caramba.
De estas cosas no se ha hablado mucho a lo largo del interminable conflicto. En algunos momentos, la opini¨®n p¨²blica ha podido tener la impresi¨®n de que, para los sindicatos, la aspiraci¨®n mayor de un maestro se resume en su equiparaci¨®n a un determinado nivel de funcionarios del Estado. De esta forma, para el Gobierno, el dinero que se destina a mejorar los -sueldos de los ense?antes podr¨ªa entrar en la misma categor¨ªa de partidas presupuestarias que las ampliaciones de la v¨ªa f¨¦rrea o la construcci¨®n de un embalse en Calatayud. "Si ponemos aqu¨ª, tenemos que quitar de all¨ª, y viceversa". Edificante discurso cuando lo que est¨¢ en juego es la formaci¨®n del capital humano de un pa¨ªs que aspira a entrar en el pr¨®ximo siglo dentro del pelot¨®n de cabeza.
Que cualquier aspiraci¨®n a una mejora de la ense?anza debe apoyarse, antes que nada, en la mejora del profesorado es una obviedad. Que eso cuesta dinero' ' tambi¨¦n. Antes de discutir de homologaciones y de niveles retributivos, habr¨ªa que empezar a hablar, pues, de la importancia que este Gobierno quiere dar a la ense?anza y del dinero que est¨¢ dispuesto a poner encima de la mesa para lograrlo, con independencia de los conflictos salariales, justificados o no, que se produzcan. Y este Gobierno, que ha dado algunos pasos importantes para asegurar la escolarizaci¨®n de la poblaci¨®n infantil espa?ola, se ha quedado parado en el camino: los gastos de educaci¨®n en Espa?a representan apenas el 3% del producto interior bruto (PIB), mientras que la media europea est¨¢ entre el 5% y el 6%. En cuanto a la formaci¨®n del profesorado, poco se ha hecho en los seis a?os que los socialistas llevan en el poder. Los centros de profesores, pretendida base de un sistema de formaci¨®n permanente del profesorado, languidecen cuando no se han vuelto in¨²tiles por un exceso de politizaci¨®n, mientras el sistema en general da mucha m¨¢s importancia a la evaluaci¨®n del alumno que a la del profesor.
En el comienzo del curso 1986-1987, el ministro de Educaci¨®n proclam¨® solemnemente que la calidad de la ense?anza era el gran reto de la nueva legislatura. Desde entonces, dos grandes conflictos -el de estudiantes del a?o pasado y el de los profesores de ¨¦ste han agotado toda capacidad del actual equipo para llevar adelante tan encomiable prop¨®sito.
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