Dos tipos de inmigrantes

E. C., Jordi Pujol ha dedicado siempre una especial atenci¨®n al estudio de la realidad sociol¨®gica de Catalu?a, cuyo conocimiento exhaustivo considera imprescindible para acertar en la elaboraci¨®n pol¨ªtica y la pr¨¢ctica de gobierno. Uno de los problemas que, desde antiguo, le han preocupado es el de la inmigraci¨®n. Y, en particular, el de la incidencia que en la consolidaci¨®n de la ?dentidad nacional catalana tiene el elevado porcentaje de ciudadanos de Catalu?a nacido en el resto de Espa?a y, por lo tanto, poseedores de otra conciencia nacional.

En el libro La immigraci¨® problema i esperan?a de Catalunya, editado en 1976, Pujol distingu¨ªa entre dos tipos de inmigrantes. Entre los primeros, relativamente pocos, pero muy influyentes, inclu¨ªa "a los que vienen con mentalidad de amos". El hoy presidente de la Generalitat dec¨ªa que, en l¨ªneas generales, este tipo se encuentra entre los bur¨®cratas, militares y gentes de profesiones liberales.

A los segundos, que constituyen la gran masa, generalmente humilde, que ha emigrado a Catalu?a a lo largo de todo el siglo en busca de trabajo, los describ¨ªa as¨ª: "Es un hombre poco hecho, que hace centenares de a?os que pasa hambre y vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido un poco amplio de comunidad. A menudo da pruebas de una excelente talla humana, y todo en ¨¦l es esperanza, pero, de entrada, constituye la muestra de menos valor social y espiritual de Espa?a. Es un hombre destruido y an¨¢rquico. Si por la fuerza del n¨²mero llegara a dominar, sin antes haber superado su propia perplejidad, destruir¨ªa a Catalu?a. Introducir¨ªa en ella su mentalidad an¨¢rquica y pobr¨ªsima, es decir, su ausencia de mentalidad".

"Lo que este hombre, sin tener quiz¨¢ conciencia de ello, viene a pedir a Catalu?a, adem¨¢s del pan, es la forma espiritual que su pueblo no da desde hace siglos. Y justamente la gran misi¨®n de Catalu?a es darle esta forma, hacerle formar parte, por primera vez, de una comunidad. Es arraigar a los desarraigados, cohesionar a los que son puro desorden. Que Catalu?a tenga una plenitud como pueblo lo necesitan los inmigrantes -es decir, los catalanes por inmigraci¨®n- tanto como los catalanes de nacimiento".