Mutismo del Vaticano sobre el anunciado acuerdo con el arzobispo Lefebvre

El misterio Lefebvre sigue en pie. A pesar de todos los rumores de los d¨ªas pasados, que daban por inminente la publicaci¨®n por parte del Vaticano del acuerdo entre el papa Wojtyla y el arzobispo rebelde, suspendido a divinis por Pablo VI -que se muri¨® sin querer recibirle-, ayer la Santa Sede sigui¨® en su mutismo.
Nadie ha podido confirmar la presencia de Lefebvre en Roma, pese a que se dijo que hab¨ªa llegado ya a esta ciudad para firmar el acuerdo definitivo al que hab¨ªa llegado con el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto del ex Santo Oficio, el pasado 6 de mayo.Hay, incluso, quien pone en tela de juicio que exista un acuerdo definitivo. M¨¢s bien se habla de un principio de acuerdo aceptado por ambas partes y que ahora el ex Santo Oficio ha presentado a las conferencias episcopales m¨¢s directamente interesadas, como Francia, Suiza, Espa?a, Canad¨¢, etc¨¦tera. Y de hecho ayer se dec¨ªa que algunos obispos de esas conferencias episcopales desean discutir algunos puntos del acuerdo.
De cualquier modo, si hay comunicado, seg¨²n algunos antes del final de esta semana y seg¨²n algunos antes de la semana pr¨®xima, dicha nota vaticana se limitar¨ªa a anunciar que el Papa ha quitado la suspensi¨®n a divinis al arzobispo Lefebvre impuesta por Pablo VI, que le impide celebrar los sacramentos en p¨²blico, y al reconocimiento por la Santa Sede de la fraternidad de P¨ªo X fundada por el arzobispo rebelde.
El problema m¨¢s delicado sigue siendo el de la consagraci¨®n de un obispo dentro de la fraternidad. Lefebvre hab¨ªa amenazado con hacerlo por su cuenta sin permiso del Vaticano, lo que equivaldr¨ªa a abrir un nuevo cisma. Por ello, Juan Pablo II estar¨ªa dispuesto a elegir obispo a uno de los tres sacerdotes candidatos presentados por Lefebvre y y que hoy forman parte de su fundaci¨®n. El problema es si dicho obispo ser¨¢ tambi¨¦n consagrado por el Papa o bien si Juan Pablo II permitir¨¢ a Lefebvre que lo consagre ¨¦l. Y en esto algunas conferencias episcopales no estar¨ªan de acuerdo porque piensan que ser¨ªa concederle demasiado.
Otro punto que preocupa a los obispos es la forma jur¨ªdica que se le va a dar a la fraternidad de san P¨ªo X, por miedo a que los partidarios de Lefebvre puedan escapar al control de los obispos si dicha fraternidad quedara s¨®lo bajo la jurisdicci¨®n directa del Vaticano. Lo cierto es que al Papa, que est¨¢ hoy empe?ado en el di¨¢logo ecum¨¦nico con los ortodoxos con motivo del milenio cristiano de la URSS, le urge zanjar esta cuesti¨®n antes de que un golpe espectacular de Lefebvre pueda echarlo todo al traste, haci¨¦ndole explotar un nuevo cisma que empa?ar¨ªa su imagen, justo en el d¨¦cimo aniversario de su pontificado, que se celebrar¨¢ en octubre pr¨®ximo.
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