Autodestrucci¨®n
LAS IM?GENES ofrecidas por televisi¨®n de unos encapuchados desalojando a los ocupantes de un tren de cercan¨ªas para incendiarlo luego con gasolina, sin que la polic¨ªa hiciera acto de presencia sino cuando la cosa no ten¨ªa remedio, vienen a sintetizar pl¨¢sticamente los resultados de la acci¨®n combinada de las irresponsabilidades, incompetencias y oportunismos que se han dado cita en torno al conflicto del astillero de Euskalduna, en Olaveaga, a orillas del Nervi¨®n.Uno de los viajeros del tren levant¨® acta de la exasperaci¨®n de miles de ciudadanos cuando arrojaba a las caras encapuchadas de los incendiarios las siguientes palabras: "Yo tambi¨¦n estoy en el paro por vuestra culpa, vagos". Cada vez que los trabajadores de Euskalduna incendian un autob¨²s -lo que ha llegado a ser en Bilbao tan habitual como la lluvia- se queman cuatro puestos de trabajo. S¨®lo los tres ferrocarriles de la l¨ªnea de la margen izquierda incendiados desde que se inici¨® el conflicto han supuesto unas p¨¦rdidas pr¨®ximas a los 300 millones de pesetas. Ello supone volatilizar alegre -pero combativamente- los fondos imprescindibles para crear puestos de trabajo en una comunidad que ha perdido 130.000 en la ¨²ltima d¨¦cada y soporta uno de los ¨ªndices de paro m¨¢s altos de Europa. La margen izquierda del Nervi¨®n se empobrece a manos llenas mientras que los trabajadores imitan a los artesanos luditas de la primera revoluci¨®n industrial y los responsables pol¨ªticos rivahzan en incompetencia hablando de competencias en materia de orden p¨²blico. ?se es el escenario.
Tras ¨¦l se halla el acuerdo firmado en noviembre de 1984, por el que el INI se compromet¨ªa a recolocar a los trabajadores excedentes de la reconversi¨®n del astillero. Un compromiso de imposible cumplimiento, seg¨²n sab¨ªan perfectamente todas las partes interesadas, sin excluir a los sindicatos. Y ello porque nadie ignoraba que la crisis del sector no era coyuntural sino estructural. Con todo, algo podr¨ªa haberse intentado, estimulando la creaci¨®n de nuevas industrias. El Pa¨ªs Vasco posee una s¨®lida tradici¨®n industrial, est¨¢ bien situado geogr¨¢ficamente ante la Europa desarrollada, cuenta con mano de obra experimentada, est¨¢ muy bien comunicado. ?Pero c¨®mo atraer capitales para esa necesaria reindustrializaci¨®n? ?Qu¨¦ inversor decidir¨¢ -en igualdad de condiciones, o incluso con ventajas comparativas en otros aspectos- arriesgar su capital en una zona de la que lo ¨²nico que sabe es que all¨ª se incendian trenes y autobuses cada dos por tres? ?Qu¨¦ empresario local necesitado de ampliar plantilla va a aceptar colocar a los que cada d¨ªa crean el caos en la ciudad? As¨ª, a nadie habr¨ªa de extra?ar que del total de inversiones extranjeras realizadas en Espa?a en los ¨²ltimos a?os, el Pa¨ªs Vasco haya captado tan s¨®lo el 2,17%. Tampoco el que, frente a un crecimiento medio del PIB del 8,4% en el bienio 19861987, Euskadi haya sido -con Asturias- la comunidad con menor crecimiento: 4,5%.
La responsabilidad de los sindicatos, que jam¨¢s han levantado su voz contra el vandalismo -violencia gratuita, seg¨²n la acepci¨®n m¨¢s ajustada al caso cotidiano que viene caracterizando a conflictos como el de Euskalduna, es muy pesada. Tambi¨¦n lo es la de los pol¨ªticos. Desde hace a?os, los nacionalistas han hecho de la supervivencia de Euskalduna un emblema de honor patrio. Se acus¨® al Gobierno central de af¨¢n revanchista, de tratar de descapitalizar Euskadi, de discriminar a Euskalduna porque en ella no era hegem¨®nica UGT, de atacar a una empresa que simbolizaba la resistencia vasca contra sus opresores. Arzalluz se sum¨® a una huelga de hambre de los trabajadores encerrados por Navidad en el astillero; otros significados dirigentes nacionalistas, no precisamente habituados al buzo, se dejaron ver en las manifestaciones .contra el desmantelamiento industrial de Euskadi"; hubo declaraciones de un ins¨®lito radicalismo. Con ello fue impl¨ªcitamente legitimada la escalada de desprop¨®sitos, prolongada luego en la pueril disputa entre el lehendakari y el gobernador. Trabajadores, sindicatos, administradores y pol¨ªticos parecen haberse puesto de acuerdo en una sola cosa: que ninguna soluci¨®n viable pueda abrirse paso. As¨ª, el futuro de la industria vasca se calcina ante la mirada de todos mientras los que podr¨ªan evitarlo disputan entre s¨ª sobre el color de las llamas que iluminan el escenario.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Reconversi¨®n industrial
- Opini¨®n
- Xabier Arzalluz
- Movilizaciones civiles
- Astilleros Euskalduna
- Empresas multinacionales
- Astilleros Espa?oles
- Orden p¨²blico
- Despido
- Nacionalismo
- Pol¨ªtica industrial
- Desempleo
- Sindicatos
- Astilleros
- Seguridad ciudadana
- Protestas sociales
- Financiaci¨®n auton¨®mica
- Pa¨ªs Vasco
- Sindicalismo
- Sector naval
- Malestar social
- Conflictos laborales
- Comunidades aut¨®nomas
- Empleo
- Relaciones laborales