?Armas de paz?
Si, como dice el profesor M. Duverger (EL PA?S, 27 de mayo), las armas nucleares son "armas de paz, puesto que tienden a disuadir que se recurra a la guerra y lo logran", lo l¨®gico ser¨ªa estimular a los pa¨ªses que a¨²n no las poseen a hacerse con ellas (cedi¨¦ndoles incluso parte de las que sobreabundan en los arsenales de las superpotencias); de ese modo se pondr¨ªa fin, de golpe, a los sangrientos conflictos que hoy asolan el planeta y se garantizar¨ªa la paz universal.L¨¢stima, por otra parte, que el planteamiento del profesor Duverger no sea compartido en otro ¨¢mbitos, como el tecnol¨®gico-militar y el estrat¨¦gico: en efecto, como recuerda A. Krass (citado en Dando, M., y Rogers, P., The death of deterrence, Londres, 1984), los esfuerzos desarrollados por la tecnolog¨ªa militar desde 1945 se han dirigido precisamente a superar la idea "de que las armas nucleares no est¨¢n para ser usadas y de que la guerra nuclear es impensable".
A ese mismo prop¨®sito apunta la propia evoluci¨®n del concepto de disuasi¨®n que, si hemos de creer a los estrategas, no puede ya -por lo menos desde 1967- asimilarse a la "destrucci¨®n mutua asegurada", por m¨¢s que el profesor Duverger piense que s¨ª.
La favorable opini¨®n del profesor Duverger sobre las armas nucleares quiz¨¢ se apoye en el hecho de que desde 1945 no haya habido guerra en Europa, lo que atribuir¨ªa a la existencia de dichas armas; pero eso supone, como se ha dicho, confundir correlaci¨®n con causa y cabr¨ªa esgrimir otros argumentos que contribuyeran a explicar, al menos parcialmente, esa ausencia de guerra en el Viejo Continente.
Lo que desde luego la existencia de tales armas no ha conseguido impedir es la proliferaci¨®n de guerras locales ocurridas desde 1945 (unas 130), algunas de las cuales han sido directamente protagonizadas por las superpotencias.-
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