Sinceridad y poder
Si hay algo infrecuente en este mundo es la uni¨®n de la sinceridad con el ejercicio del poder. La dimisi¨®n de Valent¨ªn Medel, concejal de Transportes y Circulaci¨®n del Ayuntamiento de Madrid, se inscribe por s¨ª sola en el libro de los r¨¦cords ib¨¦ricos. En este pa¨ªs se puede confundir a una familia de Legan¨¦s con un comando de ETA, elevar el sistema educativo a la categor¨ªa sacerdotal de la confusi¨®n divina o persistir en hacer de la justicia p¨²blica lo m¨¢s parecido a un sumidero sin que nadie presente la dimisi¨®n; m¨¢s a¨²n, sin que nadie se la exija desde el mismo poder. En Espa?a siempre confundimos lo c¨ªvico con lo c¨ªnico y la patria con el patrimonio. Por eso cobra aut¨¦ntica dimensi¨®n de gesto nacional la lecci¨®n de humildad y coraje de Valent¨ªn Medel. ?l se propuso un empe?o -resolver el atasco monumental madrile?o en seis meses- y no tuvo en cuenta que el caos y los sem¨¢foros en rojo empiezan en los despachos, alimentados por una inextricable red el¨¦ctrica de suspicacias y competencias opuestas del mando. ?l s¨®lo reconoci¨® sus errores y sus imposibilidades, y esto es lluvia pura para un secarral de honestidades como el nuestro. Su acci¨®n deber¨ªa ser un ejemplo, pero no pasar¨¢ de una an¨¦cdota entra?able. Sin embargo, esta impunidad de la mentira y de la soberbia tiene sus l¨ªmites, y la sociedad reaccionar¨¢ por medio del castigo de los votos o por la rebeli¨®n civil, esto es, no por repetir mayos antigaullistas, sino por despreciar simplemente la estructura completa del Estado. Y eso es letal para todo r¨¦gimen democr¨¢tico. Una democracia que practica la responsabilidad, es decir, la verdad, es un r¨¦gimen garante de su propio futuro. Lo dem¨¢s, o, lo que es lo mismo, lo actual, no alcanza ni siquiera la categor¨ªa de lo caricaturesco. Y habr¨¢ que recordar que Espa?a no est¨¢ para bromas. Tenemos fama de fatalistas y so?adores cr¨®nicos, y en medio de la fiesta, lo de Medel ser¨¢ para muchos un cap¨ªtulo in¨¦dito del Quijote. Valent¨ªn Medel, sencillamente, nos ha devuelto a los or¨ªgenes. Que ahora la mayor¨ªa no le entienda no la eximir¨¢ del reconocimiento posterior de su verg¨¹enza y su fracaso- Juan Pando Despierto.
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