El triunfo de una escritura
En las ¨²ltimas semanas he tenido la oportunidad de volver a encontrar un par de veces al ¨²ltimo joven triunfador de la novela espa?ola m¨¢s reciente, Antonio Mu?oz Molina. Pero antes pude conocerle hace casi dos a?os, cuando viaj¨® a Madrid para grabar un programa de televisi¨®n, en el que aparec¨ªa al lado de otros compa?eros como Jes¨²s Ferrero, Alejandro G¨¢ndara, Gabriel Garc¨ªa S¨¢nchez, Mart¨ªnez de Pis¨®n, Beatriz Bottecher, Ferrer Bermejo y Julio Llamazares. En ,enero de 1986 hab¨ªa publicado su primera novela, Beatus ille, que fue recibida de manera resonante y que le permiti¨® ser llamado para aquel programa televisivo.Por entonces, Mu?oz Molina, andaluz de ?beda, resid¨ªa en Granada, trabajaba en el ayuntamiento y colaboraba con frecuencia en la prensa local. Fruto de aquellas colaboraciones, de car¨¢cter literario y cultural, fueron dos libros publicados en Granada, El Robinson urbano (1984) y Diario del Nautilus (1986). Pero fue sin duda la publicaci¨®n en Seix Barral de Beatus ille lo que le proporcion¨® una proyecci¨®n nacional. Aquella f¨¢bula cuidadosa y faulkneriana, con tendencia hacia el mito; en la que se relataba una hipot¨¦tica investigaci¨®n en tomo a la figura de un miembro imaginario de la generaci¨®n del 27, cuya huella casi habr¨ªa desaparecido a causa de la guerra, fue una agradable sorpresa en el contexto de nuestra novela m¨¢s joven. Era un libro ambicioso, profundo y complejo, que no dej¨® de impresionar a pesar de alg¨²n desequilibrio interno y fallos de ritmo; pero su cuidadoso estilo y la perfecci¨®n de su escritura le valieron ocupar de golpe uno de los primeros lugares entre las nuevas promociones.
Y poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s, con El invierno en Lisboa (1987) le lleg¨® finalmente el ¨¦xito completo. Bien recibida por el p¨²blico y la cr¨ªtica, supon¨ªa a la vez una toma de conciencia de sus propios l¨ªmites y una maduraci¨®n de sus t¨¦cnicas expresivas. Se trataba de una estilizaci¨®n de un g¨¦nero ya usado, el de la novela negra, y de un homenaje al cine y a la m¨²sica de jazz; tal vez un libro menos ambicioso que el anterior, pero m¨¢s medido, m¨¢s profesionalizado y mejor construido, m¨¢s arm¨®nico y limitado a la vez. Y ya con el premio de la cr¨ªtica a sus espaldas, la firma de Mu?oz Molina ha saltado a los medios de comunicaci¨®n de ¨¢mbito nacional y su figura est¨¢ presente en m¨²ltiples actividades literarias en Espa?a y en el extranjero. En el pasado mes de abril en Par¨ªs, o en el de mayo en Oviedo, en sendas mesas redondas sobre narrativa espa?ola actual que me toc¨® moderar, Antonio Mu?oz Molina -que ha abandonado su trabajo municipal y se ha afeitado el negro y frondoso bigote que luc¨ªa al principio- ha dado muestras de su discreci¨®n y elegancia, de su pa¨ªs y equilibrio, y ha sabido ganarse el respeto y el cari?o de p¨²blicos muy dispares.
Por segunda vez tambi¨¦n, el Premio Nacional de Literatura sigue los pasos del Premio de la Cr¨ªtica, tras el triunfo del a?o anterior de La fuente de la edad, de Luis Mateo D¨ªez, que tambi¨¦n, como Un inverno en Lisboa, fue un ¨¦xito de librer¨ªa. Ello muestra acaso que la cr¨ªtica acad¨¦mica y la period¨ªstica pueden ponerse de acuerdo, que el mundo oficial va reconociendo. cada vez mejor al privado, y que ambos vuelven su atenci¨®n hacia las generaciones m¨¢s j¨®venes. En resumen, que el p¨²blico lector, la cr¨ªtica y el mundo institucional se acercan en esta moda de la novela espa?ola m¨¢s joven. Tal vez esto ha resultado f¨¢cil en el caso de este joven creador, bien dotado y riguroso, due?o de una escritura fascinante y de mundos interiores profundos y significativos, que viene a mostrar c¨®mo la suerte y los dones a veces tambi¨¦n se re¨²nen bajo la oscura mirada de esos misteriosos dioses que gobiernan el mundo de la escritura.
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