Gonz¨¢lez aboga por la diversidad de opiniones en la OTAN

Viene de la primera p¨¢ginaEl responsable de la diplomacia espa?ola, Francisco Fern¨¢ndez Ordo?ez, antepone la confianza a la seguridad. "Podemos y debemos plantear el problema de otra manera: mientras no haya confianza entre los Estados, la seguridad no podr¨¢ alcanzarse por la v¨ªa del desarme. Debemos, pues, empezar por el principio, por el destierro de la desconfianza".

Si para el ministro espa?ol "los aspectos defensivos de la pol¨ªtica aliada no son ni pueden ser los ¨²nicos sobre los que se fundamente nuestro di¨¢logo con el Este", para el jefe del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, . no debemos dejar que prevalezca la aritm¨¦tica en el enfoque de la seguridad y del desarme sobre unos criterios pol¨ªticos imaginativos y abiertos a nuevas situaciones".

"Estamos viviendo unos momentos que representan a la vez un reto y una esperanza. Creo que debemos encararlos, sin por ello adoptar una posici¨®n de ingenuidad, con esp¨ªritu constructivo", afirm¨® Gonz¨¢lez, que pidi¨® "unos criterios claros y un cuadro de prioridades para orientar la estrategia de la Alianza sobre control de armamentos y desarme".

Para el jefe del Ejecutivo espa?ol, seg¨²n el texto del brindis facilitado a los periodistas que cubren la reuni¨®n madrile?a, "la solidaridad aliada seguir¨¢ siendo la clave para que el esquema de seguridad occidental actualmente existente siga funcionando", pero no por ello habr¨¢ unanimidad en el seno de la Alianza. Seg¨²n Gonz¨¢lez, este Consejo Atl¨¢ntico en Madrid simboliza la normal participaci¨®n de Espa?a en los trabajos de la OTAN", y consider¨® que el resultado del refer¨¦ndum de 1986 constituy¨® "una prueba de salud para esta asociaci¨®n de pueblos libres".

La celebraci¨®n del primer Consejo Atl¨¢ntico en la capital de Espa?a dio pie a los oradores para elogiar el papel del Gobierno espa?ol en la OTAN, aunque su secretario general, lord Carrington, aprovech¨® tambi¨¦n la ocasi¨®n para recordarle que no bastaba con su adhesi¨®n, sino que era adem¨¢s necesaria su "participaci¨®n activa" en la Alianza Atl¨¢ntica.

El primero en pronunciar alabanzas fue el ministro luxemburgu¨¦s de Asuntos Exteriores, Jacques Poos, que, al dirigirse a sus hom¨®logos en la sesi¨®n p¨²blica de apertura del Consejo, evoc¨® "la valent¨ªa y la tenacidad demostradas por los responsables pol¨ªticos espa?oles (...)" al adentrarse por "la v¨ªa de la construcci¨®n europea, por un lado, y la solidaridad atl¨¢ntica, por otro".

Poos, que es presidente honor¨ªfico del Consejo, expres¨® el deseo de que las actuales conversaciones entre Madrid y la OTAN, tendentes a fijar la contribuci¨®n militar espa?ola a la defensa atl¨¢ntica, "desemboquen en un fortalecimiento real y significativo de nuestra organizaci¨®n", y que, en consecuencia, "nuestro aliado espa?ol encuentre el lugar que le corresponde, dada su importancia pol¨ªtica y militar".

Carrington empez¨® su intervenci¨®n expresando su aprecio por "la sagacidad de los dirigentes" espa?oles, que han actuado para que Espa?a "ocupe el lugar que le corresponde en el nuevo orden europeo y atl¨¢ntico", pero en su ¨²ltimo discurso en un foro de la OTAN record¨® tambi¨¦n a sus oyentes espa?oles que no bastaba con adherirse a la Alianza, porque .es, ante todo, necesaria una participaci¨®n activa". Espa?a, record¨® el secretario general -que cesar¨¢ en su cargo el mes pr¨®ximo-, "ha propuesto aportar una contribuci¨®n militar activa a la Alianza (...)", y ser¨¢, por supuesto, "necesario alg¨²n tiempo para definir" c¨®mo la aportaci¨®n espa?ola " se integrar¨¢ en el esfuerzo com¨²n de defensa". "Es, en efecto, necesario salvaguardar los intereses soberanos de Espa?a, as¨ª como los de la OTAN. Acojo personalmente con satisfacci¨®n en el momento actual los esfuerzos meritorios que ambas partes llevan a cabo".

Los aliados est¨¢n, no obstante, a la expectativa de ver c¨®mo se resuelve el contencioso entre Espa?a y Estados Unidos sobre el paso por aguas territoriales espa?olas de buques norteamericanos con armas nucleares a bordo, que, por extensi¨®n, se aplicar¨¢ a las naves brit¨¢nicas y francesas. La f¨®rmula jur¨ªdica final que se adopte tendr¨¢ repercusiones sobre otros pa¨ªses no nuclearizados, como Noruega, Dinamarca, Canad¨¢ o Islandia.