Y en esto lleg¨® Cuauht¨¦moc
El l¨ªder de la Corriente Democr¨¢tica desaf¨ªa en M¨¦xico la hegemon¨ªa y monolitismo del PRI
Dormitaba la pol¨ªtica mexicana en un sue?o de medio siglo cuando, de repente, lleg¨® Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas a desempolvar la revoluci¨®n, a hurgar en la conciencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y a recordarle a la izquierda que los mexicanos no piden el socialismo, sino democracia y justicia social. Y un pueblo esc¨¦ptico, pero intuitivo, lo aclam¨® como l¨ªder en medio pa¨ªs y lo sigui¨® con ilusi¨®n en el otro medio.A la espera de que los resultados electorales del pr¨®ximo 6 de julio permitan otros juicios, C¨¢rdenas es, sin duda, el fen¨®meno m¨¢s llamativo de unos comicios que han despertado un inter¨¦s sin precedentes en la historia reciente de M¨¦xico.
Entr¨® en la batalla pol¨ªtica por la puerta trasera. L¨ªder de una escisi¨®n del PRI conocida como Corriente Democr¨¢tica, su candidatura a la presidencia de la Rep¨²blica fue interpretada, por unos, como un intento del partido oficial de introducir una cu?a para dividir a la oposici¨®n y, por otros, como una salida desesperada y condenada al fracaso por parte de dirigentes que hab¨ªan visto frustradas sus ambiciones pol¨ªticas dentro del PRI. Seis meses despu¨¦s, distintas encuestas, m¨¢s o menos fiables, lo sit¨²an como la tercera fuerza pol¨ªtica del pa¨ªs, con un ¨ªndice de crecimiento que le permite concebir esperanzas con vistas al 6 de julio.
Mucho tiene, desde luego, que agradecer C¨¢rdenas a su padre el general L¨¢zaro C¨¢rdenas, cuya sombra adusta y serena -con raz¨®n le llamaban la esfinge flota en cada mitin del nuevo aspirante a la presidencia. Cuauht¨¦moc ha heredado la frialdad del general, que en 1938 anunci¨® la nacionalizaci¨®n del petr¨®leo mexicano al inaugurar una convenci¨®n de dentistas. Pero, lejos de ser esto una limitaci¨®n en un pa¨ªs de tantas promesas incumplidas y de tan l¨ªricos como insinceros oradores, los observadores lo interpretan como una ventaja para el candidato del FDN.
Una jornada electoral
Por su apellido y por su tono, C¨¢rdenas suena en sus actos tan mexicano como la tequila y los tacos., Es frecuente o¨ªr en sus m¨ªtines gritos de "?Viva C¨¢rdenas!", "?Fuera los extranjeros!", entendiendo como tales al grupo de tecn¨®cratas formados en universidades extranjeras y que tienen poco contacto con la poblaci¨®n. Esto introduce al l¨ªder de la Corriente, seg¨²n los cr¨ªticos del neocardenismo, en el terreno del populismo, lo que C¨¢rdenas rechaza. "Yo me considero identificado con las corrientes que surgen de la revoluci¨®n mexicana, que son corrientes m¨¢s populares que populistas", afirma C¨¢rdenas.Porfirio Mu?oz Ledo, considerado como el ide¨®logo de todo este movimiento, cree que "lo que aqu¨ª est¨¢ en juego es la herencia de la revoluci¨®n mexicana. Nosotros nos consideramos los depositarios de esa herencia y el pueblo cree que es as¨ª. Salinas [Carlos Salinas de Gortari, el candidato del PRI] representa, sin embargo, la vertiente burguesa de esa revoluci¨®n".
La jornada electoral del d¨ªa 3 de junio comienza para C¨¢rdenas a las siete de la ma?ana, hora en la que se sube a la furgoneta que lo espera a la puerta de su casa, en un lujoso barrio de la capital mexicana, con la misi¨®n de recorrer varios cientos de kil¨®metros por el norte del Estado de Veracruz, campesino y petrolero. Nada m¨¢s cruzar los l¨ªmites del Estado interrumpe la caravana de tres coches una concentraci¨®n de unas 300 personas en el pueblo de Perote. "?Ande, ingeniero, sal¨²demelos un ratito, que llevan varias horas esperando!", suplica por la ventanilla del veh¨ªculo de C¨¢rdenas el organizador de la inesperada concentraci¨®n. Un hombre le explica que a unos parientes y a unos amigos suyos les hab¨ªan pedido sus cartillas de electores unos dirigentes locales de la Confederaci¨®n de Trabajadores de M¨¦xico (CTM) y que se las hab¨ªan devuelto ya utilizadas.
En Tlapacoyan, unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢, el candidato habla de los problemas de los productores locales de caf¨¦, bajo una pancarta con el rostro de su padre y sobre una tarima precariamente apoyada en cuatro bidones. Hay que seguir recorriendo kil¨®metros entre los ¨¢rboles de lluvia de oro, que destacan sobre la vegetaci¨®n tropical, para llegar a Misantla. "?Ya lleg¨®, ya est¨¢ aqu¨ª, el que va a chingar al PRI!", gritan varios miles de personas que se empujan para tocar a su ¨ªdolo con un fanatismo que nadie recuerda haber visto desde a?os atr¨¢s. La tribuna la preside una pancarta.con la leyenda "Si tu padre sac¨® a los gringos del petr¨®leo, saca t¨² al PRI del Gobierno".
Hasta Regar a la siguiente localidad, Mart¨ªnez de la Torre, hay que adelantar filas de camiones cargados con ca?a de az¨²car para los molinos pr¨®ximos. Un polic¨ªa que observa el mitin de C¨¢rdenas desde la puerta del Ayuntamiento dice que Carlos Salinas de Gortari llev¨® m¨¢s gente a esa misma plaza, "pero la mayor¨ªa eran acarreados [transportados desde otros lugares de la zona a cambio de una peque?a gratificaci¨®n]".
La comida es, ya entrada la tarde, en el pueblo de San Rafael, donde una antigua colonia francesa instalada all¨ª ha dejado su huella en los rostros de los habitantes. Sobre una larga mesa instalada en plena calle han colocado, para C¨¢rdenas y sus acompa?antes, carnitas, tocino, mole de h¨ªgado, tortillas de ma¨ªz y refrescos. Todo el pueblo contempla alrededor de la mesa el acontecimiento, mientras que unos mariachis tocan corridos revolucionarios.
Poco a poco, los espectadores van perdiendo el respeto y alargan sus brazos sobre los hombros de los comensales para servirse su parte. Uno de los que empuja al candidato extiende un carn¨¦ que lo acredita como capit¨¢n Emerencio Mart¨ªnez, veterano de la revoluci¨®n. La comida termina reco rdando a la que Bu?uel hizo c¨¦lebre en Viridiana, con decenas de manos encallecidas que asaltan los platos ofrecidos a los invitados.
Un centenar de kil¨®metros m¨¢s al norte tiene lugar el acto con mayor asistencia de todo el recorrido. A Papantla han llegado campesinos que han tenido que recorrer varias horas de camino. C¨¢rdenas pide a unas 10.000 personas que defiendan su triunfo en las elecciones del pr¨®ximo 6 de julio. "Si no se puede va a tener que haber palos", comenta uno de los asistentes. "Vamos a defender el triunfo con la movilizaci¨®n popular", asegura Mu?oz Ledo. El FDN dice estar convencido de su victoria, "pero si perdemos", explica el ex jefe del PRI, "el objetivo es que Cuauht¨¦moc haga la gran alianza de las fuerzas progresistas de M¨¦xico, pol¨ªticas y sociales". Como si se tratase de un signo de los tiempos que se avecinan, cuatro hombres hacen equilibrios sobre una barra de 30 metros de altura; son los c¨¦lebres voladores, ind¨ªgenas que recuerdan as¨ª un viejo rito de adoraci¨®n al Sol.
Candidato de la izquierda
En Papantla, Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas habla de la necesidad de un candidato ¨²nico de la izquierda para las pr¨®ximas elecciones, y se escucha, rotundo, el grito "?Unidad, unidad!". La presencia de militantes de distintos partidos de izquierda, los recuerdos al Che y otros s¨ªmbolos que parecer¨ªan impropios de un antiguo miembro del PRI suelen aparecer en cada acto de C¨¢rdenas. Mu?oz Ledo no tiene ning¨²n temor por que esto pueda terminar por rebasar el marco ideol¨®gico del candidato del FDN: "C¨¢rdenas tiene un liderazgo s¨®lido. Nadie est¨¢ proponiendo hoy ir al socialismo; todos est¨¢n proponiendo un Gobierno nacionalista, democr¨¢tico y popular. ?sta es una lucha por la conquista de espacios democr¨¢ticos".En esa lucha, a juicio de Mu?oz Ledo, no cabe ya contar con el PRI. "Todo sistema tiene un tiempo para reformarse; si se le pasa, ya es imposible, porque pierde fuerza y, al debilitarse, se autoestrangula. A este sistema se le ha pasado ya ese momento. La gente est¨¢ en la calle y les va a obligar, como m¨ªnimo, a aceptar la existencia de un tripartidismo en, el que el que gane sea el que tenga m¨¢s votos, no el que ellos quieran".
Desde lejos se divisan las columnas de fuego que surgen de los pozos petrol¨ªferos de Poza Rica. Como siempre, C¨¢rdenas apenas puede moverse entre el gent¨ªo congregado para aclamar a su l¨ªder, aunque el acto previsto en esa ciudad es apenas un saludo a sus seguidores. Como siempre, tambi¨¦n el informativo de la televisi¨®n regional ignora por completo la jornada de C¨¢rdenas en el Estado de Veracruz, que concluye en el puerto de Tuxpan, desde donde zarp¨® Fidel Castro a bordo del Granma para iniciar la revoluci¨®n cubana.
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