Emocionante triunfo del diminuto Valderrama

Tiene Valderrama una estatura escas¨ªsima, que para el progreso en su profesi¨®n puede presentar el haz y el env¨¦s de la fortuna. Es el torero m¨¢s chico que hemos visto jam¨¢s. Y no hemos visto pocos. Apenas la montera se advierte tras el burladero, y estoy seguro que ha de empinarse para advertir lo que pasa en el ruedo. Obviamente sus brazos guardan proporci¨®n con su estatura. Darle salida a los novillos significa un inconveniente que el sevillano ayer super¨®. Llegar al morrillo con la espada parece tarea de titanes, pero tambi¨¦n lleg¨®, y mat¨® a sus enemigos de sendas estocadas. Un ilustre aficionado record¨® ayer -cuando Valderrama entraba a matar- a Minuto.Tore¨® al sexto -bravo y nada tonto- con un temple y un mando soberanos. Ligaba los naturales y los derechazos, cargada la suerte, con la muleta por derecho, una y otra vez, y aqu¨¦llo estremec¨ªa al p¨²blico. Parec¨ªa imposible que con esos bracitos dominara tan codiciosa embestida. A su primero, con casta y genio, lo tore¨® con enorme valor, pero los muletazos carecieron generalmente de remate.

El debutante madrile?o Jos¨¦ Mar¨ªa Plaza pas¨® por La Maestranza sin pena ni gloria. Su toreo, cuando se centr¨® algunas veces con los novillos, no lleg¨® al p¨²blico Antonio Punta, que caus¨® el d¨ªa de su deb¨² una excelente impresi¨®n, no la confirm¨® ayer. Sus novillos tuvieron la embestida corta, pero aunque estuvo voluntarioso, tampoco acert¨® a darle las distancias. Le faltaron ideas, en contraste con la inspiraci¨®n que advertimos en su presentaci¨®n.

La novillada de Murube estuvo muy bien presentada. ?Cuantas corridas de toros hemos visto con menos trap¨ªo por esa plazas! Tuvieron casta, y en ocasiones picante. S¨®lo fue noble, que no pastue?o, el sexto.